Alto y claro.
En la entrevista en ‘La Segunda Dosis’ (Periodista Digital), la comunicadora subraya que el problema que tiene Pedro Sánchez es de educación y que lo menos que se puede esperar de dirigentes de este nivel es que sean puntuales:
El centro de la polémica estuvo en los abucheos y en el hecho de que llegase tarde. Yo creo que lo menos que se puede pedir al presidente de nuestro país es que sea puntual. Porque, aunque no lo parezca, el protocolo y las formas en este tipo de actos son muy importantes.
Ahonda en el asunto asegurando que Sánchez, a nivel internacional, no es capaz de perpetrar semejante felonía:
A mí no me cabe duda de que en todos los actos en los que participa Pedro Sánchez a nivel internacional, que es donde ahora él se ha empeñado en proyectar y mejorar su imagen por si los números no le dan para las siguientes elecciones y volver a repetir el Gobierno Frankenstein, seguro que no llega tarde.
Guadalupe Sánchez desea que ojalá no hubiese razones para abuchear a un presidente del Gobierno, pero que en este caso hay razones para hacerlo y que además, en el fondo, esas críticas van en el cargo:
Dicen que llega tarde para evitar los abucheos. ¡Ojalá que no hubiera motivos para abuchear al presidente del Gobierno! Pero el caso es que hay motivos suficientes y además en España existe el derecho a la libertad de expresión. Los cargos públicos, en especial los miembros del Consejo de Ministros y el presidente del Gobierno, les va en su puesto el tener que soportar una crítica mayor y con mayor intensidad que la que tendría que aguantar cualquier otro ciudadano. Ha sido todo muy infantil.
Y recuerda que quienes perpetraron los escraches, ahora van con la piel muy fina:
Estos señores, para llegar al poder, importaron desde Argentina una cosa execrable como es el escrache, que es mucho peor que recibir silbidos. Ellos decían que aquello era jarabe democrático y utilizaban un argumento, que un cargo público, que un presidente del Gobierno tiene que soportar esa crítica por parte de sus ciudadanos. Estamos hablando de un escrache que roza el acoso y el delito. Sin embargo, a ellos les sientan muy mal los pitidos.
