Que Pedro Sánchez fuera a morir políticamente en el Senado era una quimera que solo creyeron los ilusos.
Sin embargo, el marido de Begoña salió tocado.
El PP comentó posteriormente que cumplió con el objetivo: plantearle las cuestiones que decenas de congresistas, periodistas y ciudadanos no pueden hacer.
En las preguntas formuladas, los senadores de UPN, Vox, PP, Coalición Canaria e incluso Junts retrataron a un Sánchez que se amparó en silencios y respuestas esquivas para intentar escapar de preguntas cerradas y simples de responder.
Ese simple hecho, y el que no haya podido esclarecer cosas fundamentales como dónde residía su hermano; por qué cesó a Ábalos de su puesto de ministro y del cargo orgánico en el PSOE, así como por qué lo incluyó en las listas cuando ya había indicios; la visita de Delcy, o dónde se encuentra el despacho del gerente del PSOE que le pagó en efectivo.
Más allá del relato fácil de vencedores y vencidos, lo cierto es que el presidente del Gobierno ha quedado retratado como lo que es: un autócrata de segunda que desprecia las instituciones democráticas —las descalificaciones a la Cámara y a la Comisión lo demuestran—, un mentiroso incapaz de dar las respuestas más fundamentales y un cínico que acudió a montar un circo en la Comisión para no tener que asumir sus responsabilidades políticas.
Si el presidente hubiese querido dar explicaciones, habría aportado tickets y cifras exactas sobre el dinero en efectivo recibido y habría ofrecido respuestas concretas en lugar de dar evasivas y comentarios cínicos.
Esas medias mentiras -porque Sánchez solo dice la verdad por error- y los silencios culpables le acercan cada vez más al banquillo del Supremo.
Alfonso Rojo aborda este y otros asuntos de actualidad en el ‘24×7’ de este viernes, 31 de octubre, junto a la portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Ana María Cuartero, y el periodista Henrique Cymerman.