Estaba este humilde lector de columnas preocupado por si era un amargado al no entender el alborozo por el nuevo anuncio de un conocido fabricante de embutidos. Desde el primer momento, la pieza titulada ‘El curriculum de todos’ le ha causado una pésima impresión, y andaba consumido por la duda de si se trata de un nacionalismo cutre disfrazado de buenismo o simple provincialismo paleto propio de acomplejados antes el mundo exterior. Menos mal que ha llegado David Gistau para demostrar que hay más personas que no soportan el spot en cuestión y que sienten vergüenza ante lo que expresa.
Dejando de lado esa cuestión, que comentaremos un poco más adelante, el asunto más comentado en los espacios de opinión de la prensa de papel del 19 de diciembre de 2012 es el acuerdo alcanzado entre CiU y ERC para convocar un referéndum independentista a lo largo del 2014. Este asunto ha sido tratado por columnistas tanto de Madrid como de Barcelona. Pero volvamos a los chorizos y los jamones, esto es, al anuncio de marras.
Como decíamos antes, David Gistau le dedica un artículo en el mundo. Lo titula El silbo gomero. Arranca recordando otro spot más antiguo, en el que la misma marca mostraba a un turista español en Nueva York añorando el bocadillo que le preparaban en casa. Ya eso le resulta casposo al columnista. Del nuevo, el titulado ‘El curriculum de todos, dice:
Propone un optimismo ante la crisis en el que la magnífica Rosa Belmonte ha atisbado el final de La vida de Brian, cuando los crucificados invitan a ver siempre el lado bueno de la vida.
Comenta Gistau:
Obviamente, yo no me he levantado esta mañana más confiado en el porvenir porque Fofito me haya dicho que debo estar orgulloso de que España haya inventado el silbo gomero. Pero no me hagan caso, porque soy uno de esos cenizos delatados por Víctor Manuel cuando pedía el voto para la alegría que iba a traer Zapatero.
Reflexiona además sobre los argumentos que ofrecen los guionistas para mostrar «satisfacción de pertenencia española». Sostiene que como se quiere vetar la historia, evitando hablar de la conquista de Ámerica o recordar que «Zweig incluyó en sus momentos estelares de la humanidad el descubrimiento del Pacífico por Núñez de Balboa», hay que recurrir al gol de Iniesta o el Óscar de Bardem. Concluye:
En el momento en que más lo necesita, España se encuentra con que carece de un relato. La Transición creó relatos para el antiespañolismo, ETA incluida, como ha recordado Arcadi Espada en su artículo sobre Carrero. Pero no dejó nada con lo que compensar la asociación entre España y caspa, España y fascismo, España como Némesis de todos los valores positivos. El silbo gomero, hay que joderse.
Tiene razón Gistau, pero este humilde lector de columnas cree que ha sido clemente con el anuncio. Da para una crítica más profunda. Siendo cierto lo que dice, no deja de tener un toque entre nacionalista en versión cutre –¿hay algún nacionalismo que no lo sea?– y acomplejada y paleto profundo. Uno siente una profunda vergüenza cuando escucha que se presume de que tenemos 7 premios Nobel. Curioso que se elija esa cifra. En realidad, son ocho los españoles que han ganado dicho galardón. Cierto es que Mario Vargas Llosa es peruano, pero también es español. Así lo dice su pasaporte y así lo demuestra él con su compromiso con nuestro país. Algo nacionalista queda eliminar a uno por el hecho de que naciera en otras tierras y se nacionalizara ya siendo adulto.
Pero eso no es lo peor en cuanto a la referencia a los Nobel. Que España pueda mostrar que tiene 7, u 8, no es un motivo de orgullo. Países mucho menos poblados que España pueden presumir de un palmarés más amplio. Por poner unos pocos ejemplos: Austria, 19; Bélgica e Israel, 10 cada uno; Dinamarca, 14; Hungría, 12; Holanda, 19. Podríamos citar más casos, pero no es cuestión de aburrir. Tan sólo diremos que, ordenados los países por su cantidad de premios Nobel per capita ocupamos un discreto 29 lugar, que desciende al 39 cuando nos ceñimos a los galardones científicos (sólo hemos obtenido dos). Triste muy triste. Hay cosas por las que es mejor no sacar pecho.
Pero dejemos esta cuestión, que si no terminaríamos escribiendo una columna sobre la misma en vez de repasar los artículos escritos por otros. Y es esto último el objetivo del ‘Afilando columnas’ que desde Periodista Digital les ofrecemos cada día, estimados lectores.
ACUERDO PARA UNA CONSULTA INDEPENDENTISTA
No hace falta salir de El Mundo para encontrar un artículo sobre el pacto entre Mas y Junqueras. De hecho, hay varios, pero nos quedos con uno en concreto. Lo firma Manuel Jabois y se titula Consulta de Damocles. Sostiene Jabois –algún día, si coincidimos con él en persona o hablamos por teléfono, le preguntaremos si se pronuncia tal como se escribe en español, a la francesa o a la portuguesa–:
Lo que se desprende básicamente es que [Mas y Junqueras] han pactado una amenaza. Los países fuertes tienen la bomba atómica y los que se están empezando a hacer un nombre tienen una consulta pendiente, una especie de stockoption de necesidades históricas. Así la Generalitat se asegura un proceso de maduración independentista, todavía verde según los últimos números. Lo que no sabemos es si será imprudente tener a tal cantidad de catalanes pendientes de una pregunta.
Concluye:
El problema al que se enfrenta la nueva Generalitat no es preguntar a los ciudadanos si quiere salir de la Unión Europea, sino responderse a sí misma en privado con un sonoro bufido. Pero al fin y al cabo, como dijo ayer Oriol Pujol, con qué otra maniobra sino la secesión se puede ocultar el chanchulleo, y de qué otra manera puede uno defenderse de las acusaciones sino con el sagrado nombre de la nación y su portentoso destino, pendiente de la consulta de Damocles.
El último argumento enlaza perfectamente con el primero que ofrece, en ABC, Gabriel Albiac en su artículo Nación, familia, dinero. Arranca el filósofo:
Saqueo y enriquecimiento personal no son accidentes en la forja del nacionalismo. Son su esencia. La estafa de un banco quebrado puede transubstanciarse en épica nacional. Basta con que el acechado por los jueces pueda envolverse en la sagrada bandera. Y el robo será sacrificio patrio. Y el banquero turbio, dirigente mártir sobre el altar en el cual la patria honra a sus hijos mejores: no es a él a quien los enemigos quieren ominosamente crucificar; es a la patria. Envite turbio, pero altamente rentable.
Concluye Albiac:
Exhibido en espectáculo de comunal religión, el delito se convierte en liturgia y es amable. Y nadie va a pagar nunca por lo hecho: ya se trate de extorsión, estafa o robo. Ni pagará en cárcel, ni en devolución, ni mucho menos en pérdida de fe política. A más expoliación, mayor admiración comunal de los creyentes. Es la fiesta, la gran fiesta nacionalista: «Él sabía que nada une con mayor firmeza que los delitos cometidos en común. La prueba estaba en violar la ley en interés del partido: era el mejor sistema de control. El mismo resultado, pero en más agradable, se obtenía convidando al pillaje que tanto anhelaban todos. La solidaridad entre los dirigentes del partido no era otra cosa que una complicidad. Cada uno de ellos dependía de todos los otros. Tal fue el sentido y objetivo profundo de su consigna: ‘¡Enriqueceos!’». (Hermann Rauschning: ‘Conversaciones con Hitler’, 1932-1934).
Pero veamos que se dice sobre el acuerdo en la prensa de la Ciudad Condal.
«EL DIABLO, ENCARNADO POR WERT Y MONTORO»
En el autodenominado ‘diario de la Catalunya real’, Joan Barril publica Dos ‘caganers’ en el desierto. El articulista de El Periódico compara Cataluña con un nacimiento navideño, en el que la estrella que guía los reyes magos va a ser sustituida por una bandera independentista:
En esos tiempos de austeridad y de orfandad espiritual los catalanes debemos montar un belén único en la historia. Se trata de comprar unas cuantas cortezas de corcho, un poco de musgo legal, un papel de plata, tres o cuatro guijarros y algo de serrín para hacer los caminos. Nada más. Solo un paisaje vacío donde la única estrella del diorama celestial ya no será la de los magos sino la estelada. El belén catalán se queda sin figuras, y no por prescripción pontificia sino por la natural erosión de los actores privados de papel y de trama.
Critica la apuesta independentista de Mas:
El error es el que llevó a Mas y a los suyos a creer que Catalunya eran los manifestantes del 11 de septiembre y las soflamas secesionistas que inundaron las redes sociales. Luego se vio que había otra Catalunya escéptica ante la independencia y, por primera vez en muchos años, esos abstencionistas refractarios fueron a votar.
Y también se muestra disgustado con que Mas haya optado por el pacto con Junqueras, incluyendo fijar un plazo para el referéndum:
Mientras la gente se pregunta si va a cobrar la paga de Navidad y cuándo van a bajar los carburantes, lo importante, por lo visto, es esa fecha.
Si Mas o Junqueras me hubieran pedido consejo, le habría dicho a Mas que escuchase al pragmático Duran. Las buenas relaciones con ERC siempre las tendrá y no hacía falta escenificar un pacto que le perjudica por dentro y por fuera.
Claro que el articulista le habría aconsejado a Mas que escuchara al democristiano más conocido en el madrileño Hotel Palace. Barril es el hombre de Duran i Lleida en El Periódico de Catalunya y periodista-intelectual orgánico de Uniò. Recordemos que incluso fue asesor del eterno aspirante a ministro de Asuntos Exteriores. Concluimos con una perla de esas con las que el nacionalismo catalán gusta de demonizar, nunca mejor dicho, a los miembros del Gobierno de España:
En el belén catalán ya no hay mesías ni ángeles de la guarda. Nos queda solo el diablo, encarnado por Wert y por Montoro y otras furias del infierno. Y en una esquina, camuflados bajo el musgo, dos caganers de buena voluntad dejan volar sus esperanzas sin darse cuenta de que solo son cuerpo y digestión de los resultados en un belén desierto y arruinado.
CON PRISAS Y UN FERRARI
A José Antich, director del periódico del Conde de Godó y Grande de España metido a independentista en las semanas previas a las autonómicas catalanas del 25 de noviembre de 2012, tampoco le gusta el pacto. El máximo responsable de la redacción de La Vanguardia firma un artículo titulado Las prisas no son buenas:
Es cierto que la fuerza mayoritaria, Convergència i Unió, que tuvo un importante retroceso, llevaba en su programa la celebración de una consulta legal durante los próximos cuatro años, pero concretarla en el 2014 es añadir incertidumbre sobre una legislatura ya de por sí precaria, no infunde confianza en la capacidad de CiU para alejar a ERC de posiciones minoritarias y maximalistas y tampoco refuerza el liderazgo del president Mas en un momento tan delicado como el actual.
Tras señalar que quien más gana con el acuerdo es Junqueras, sostiene que el programa económico pactado entre este y Mas «se encuentra lejos de las necesidades del país».
Concluye:
En los últimos días sólo se oye hablar de deslocalizaciones fiscales al estilo de las que se han producido en Francia, de implantar nuevos impuestos o tasas que quedan muy lejos de la cultura de Convergència i Unió y de las importantes clases medias, que acaban siendo, finalmente, el sustento electoral de la federación nacionalista, así como del riesgo que conlleva acercarse a políticas económicas más propias de las formaciones de izquierda. Puede que los temores que aquí se expresan se disipen con el tiempo, pero el precio pagado por el president Mas se me antoja excesivo.
Terminamos con un catalán que escribe en un periódico de Madrid. Nos referimos a Xavier Horcajo, que publica en La Gaceta ‘Ande yo en Ferrari y…’. Arranca con dureza:
Todas las noticias de corrupción que nos llegan de Cataluña son gotas de agua, en lo que podría ser una tormenta. Son 40 años de tropelías que luego expuestas al blanco y negro judicial quedaron en nada, en humo.
Describe el modo de actuar del nacionalismo en los siguientes términos:
Extender su ideología sobre una especie de pátina pseudomística que dice que: nuestros líderes políticos sufren ataques desde España por lo que representan, no por lo que hacen en su gestión del dinero público. Una burla ácida que acaba en: «Ande yo en Ferrari y la culpa es de Madrit».
Concluye con una crítica a los grandes partidos políticos nacionales:
A Convergència la han dejado hacer en Madrid. Allí sus delitos chocaban contra las rocas y la impunidad termina donde el Estado de la Nación quiera que termine, les guste a Pujol y Mas o no les guste. Esos son los inconvenientes de desafiar al Estado con referéndums sí o sí, con incumplimientos de sentencias del Supremo o con un centenar de ayuntamientos insumisos. C’est la vie!
Ya sea el catalanismo, ya sea el casposo anuncio de los embutidos, todo parece pasar por el nacionalismo en los artículos de este 19 de diciembre de 2012.