OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Sostres dice que si Iglesias es un héroe para ETA no es porque Sergio lo dijera sino porque el político así lo había dicho

Manuel Jabois se pregunta por qué Mariano Rajoy se presentó a las elecciones contra Rubalcaba si han resultado ser amiguitos

Arcadi Espada culpa de los asesinatos cometidos por los talibanes también a los musulmanes "pacíficos"

A Manuel Jabois le he reprochado varias veces sus pocos años y saberes. Nada que no curen el tiempo y la lectura. Este 18 de diciembre de 2014 le tengo que agradecer las risas que me ha producido su columna en El Mundo por hacer la pregunta más incómoda del día: si Rajoy añora tanto a Rubalcaba, si le elogia tanto, ¿por qué se presentó a las elecciones como candidato del PP contra él?

Hay una sutileza en la petición de Rajoy de que vuelva Rubalcaba, a quien lo debe de recordar cantando, en su escaño, «sin ti no soy nada». Ahora Rajoy mira al frente lleno de nostalgia ‘montesca’ y se encuentra con un cartel de Emidio Tucci que le mira sombrío.

El presidente pudo contestarle a Sánchez que no tiene ningún interés en que la calle sea suya, sólo el sofá, pero sacó unas viejas obras de Rubalcaba para dejarlo en evidencia.

Cuando Rajoy no sabe qué decir, siempre saca declaraciones de Rubalcaba, que dijo las mismas cosas que piensa él ahora, y lo curioso de todo esto es que entonces Rajoy no sólo no votó a Rubalcaba, sino que se presentó contra él.

¿Por qué Rajoy ganó las elecciones a un hombre con el que estaba de acuerdo en casi todo, al que luego pidió por favor que no dimitiese, como contó Antonio Casado, y al que ahora echa de menos en el Congreso?

Ten cuidado, amigo Jabois, que por este tipo de preguntas incómodas ya ves la cacería que le ha montado la progresía, más algún meritorio, a Sergio Martín.

De los reivindicadores de Rubalcaba, el primero que cito es Raúl del Pozo (El Mundo):

Pedro Sánchez trazó la pintura negra de este Gobierno y en la última sesión de control retrató a Mariano Rajoy como a un malvado absoluto, un franquista, un Scrooge reaccionario y cruel, el presidente más retrógrado de la Democracia, a punto de recuperar el estilo franquista-fraguista de «la calle es mía» con la RTVE como NODO. El presidente aguantó con resignación y le recordó a Sánchez que Rubalcaba tenía más tino cuando pronunciaba frases en la cámara.

Jaime González (ABC) explica que los exabruptos de Sánchez se deben a que ha decidido (al menos por unas semanas) competir en demagogia con Pablo Iglesias.

Pasado el verano, Pedro Sánchez se perdió en un otoño frío y seco en el que no estaba muy claro si su objetivo era la coleta de Pablo Iglesias o las barbas de Mariano Rajoy, auténticas pinzas pilosas de las que aún hoy trata de librarse a trompicones. A medida que pasan los días, su cuerpo a cuerpo con el líder de Podemos ha ido perdiendo intensidad. Ya no le busca las vueltas, sino que ha decidido disputarle el terreno girando bruscamente a la izquierda, una maniobra de alto riesgo en la que el presidente del Gobierno se ha convertido en el centro de su arsenal de diatribas, algunas ciertamente exageradas, otras con un fuerte olor a naftalina.

ABEL HERNÁNDEZ MANDA AL CUERNO A PDR SNCHZ

Abel Hernández (La Razón) también añora a Rubalcaba y, encima, le reprocha a Sánchez que hable del No-Do y de los medios públicos de comunicación, cuando no los conoció.

En esto hay que darle la razón a Rajoy: el nuevo dirigente del PSOE, que ha suplantado ado al zorro de Rubalcaba, no le llega a éste ni a la suela del zapato en inteligencia política y en sentido de la responsabilidad.

De ahí su empeño en arremeter ferozmente contra Rajoy sin venir a cuento, como hizo ayer, en el último pleno del año de control al Gobierno, para que no digan que PP y PSOE navegan juntos. Pretende distanciarse y distinguirse, aunque para ello tenga que descalificar infantilmente toda la acción del Gobierno y hasta desterrar a Mariano Rajoy a las tinieblas del franquismo. Pero ¿quién le ha dado a este muchacho potestad para distribuir a estas alturas credenciales de demócrata?

Soy en esto un observador neutral, de largo recorrido. Pasé más de veinticinco años en RNE, bajo el franquismo tardío, la UCD y el PSOE. No tengo nada que agradecer a esa casa. Creo que es la única cadena importante que no me ha invitado a hablar ni siquiera en la muerte de Suárez ni en la abdicación del Rey, ni me ha entrevistado con motivo de mis últimos libros, ni me ha llamado a ninguna tertulia. Pero tengo que decir -y si no, reviento- que los informativos de TVE no me parecen hoy más tendenciosos que con los Gobiernos socialistas, sino todo lo contrario. ¡Qué sabrá Pedro Sánchez de «NODOS franquistas» ni de casi nada!

Sin embargo, Fernando Ónega (La Vanguardia) advierte a todos los columnistas anteriores y al PP de que tienen que cuidar a Pedro Sánchez, como a un pimpollo de invernadero. Porque, por muy demagogo que sea (esto no lo escribe el educado centrista gallego, ex jefe de prensa de la Guardia de Franco), Pablo Iglesias es peor.

No hay líder político más zarandeado por la opinión publicada que Pedro Sánchez. Si sobrevive a esta campaña, hay que empezar a reconocer su fortaleza y resistencia. Como estrategia electoral del PP, supongo que es eficaz. Pero sólo como estrategia de partido.

Como asunto de Estado, en cambio, es lo más peligroso que se puede hacer para la salud del bipartidismo y la estabilidad de larga duración. A un año de las elecciones generales, destruir el liderazgo de Sánchez es socavar los cimientos del Partido Socialista. Es desequilibrar a la izquierda moderada con lo que eso supone en esos momentos: aumentar las posibilidades de las fuerzas políticas que se proponen derribar el sistema, disolver el consenso constitucional del 78 y realizar la ruptura que no se pudo hacer en la transición. Ese es el riesgo. Y es tan grande y afecta a cuestiones tan serias, que me permito llamar la atención sobre él.

Marcello (Republica.com) reprocha al PP y al PSOE que no tengan patriotismo para actuar como los socialistas y el centro-derecha en Francia, y supriman Administraciones regionales.

A ver si espabilan Rajoy y Sánchez en vez de tirarse los trastos a la cabeza en las inútiles sesiones de control del Congreso de los Diputados. Francia e Italia les están enseñando el camino, mientras Rajoy dice que no hay nada que cambiar en la estructura territorial del Estado con sus 17 Autonomías y Sánchez se declara a favor de la reforma territorial de la Constitución pero solo para primar a Cataluña y empeorar el problema elevando el rango de los ‘taifas’ españoles al rango federal.

La solución es, como acaba de ocurrir en París, exactamente la contraria porque la Asamblea francesa acaba de aprobar la reducción del total de las 22 regiones que tenía para dejarlas en solo 13. Pero claro en Francia lo más importante es el país, la nación, mientras que en España lo importante son los taifas, el amiguismo, el nepotismo y el caos administrativo en medio de un mapa regional que no tiene pies ni cabeza y que se debe cambiar.

En esta lista de palos a Sánchez, traigo el único que recibe el PP, de manos de Jorge Martínez Reverte (El País), que afirma sentirse insultado por Cospedal.

Dice María Dolores de Cospedal, secretaria general del Partido Popular, que la corrupción que puede haber en un partido la hay en la sociedad; o sea, que la sociedad es igual de corrupta que su estructura política. Sin embargo, Mariano Rajoy, que es el jefe de todos los populares, dice que la sociedad española no es una sociedad corrupta.

Si sigo a Rajoy, debo continuar comprando sellos en el Fórum Filatélico, pisos en Sofico, tricotosas en Matesa y óperas en el Palau.

Ahora bien, como ciudadano me siento insultado en lo más profundo de mi ser.

¿Por qué De Cospedal se atreve a decir que vivo en una comunidad tan miserable y emporcada como es su partido? ¿Por qué tengo que soportar que me comparen al presidente de mi comunidad de vecinos con Luis Bárcenas o Álvaro Lapuerta? Yo quiero vivir en paz algún minuto de mi vida sin tener la sospecha de que mi hijo o mi mujer me la están pegando con la tarjeta de crédito.

CAMACHO NO BRINDA POR EL FIN DEL EMBARGO

Ignacio Camacho (ABC) llegó a tiempo de entregar una columna sobre el anuncio de la apertura de relaciones diplomáticas y comerciales entre EEUU y Cuba. A diferencia del tono predominante en la prensa, no es optimista.

La superioridad moral de la democracia resulta a veces tan displicente que permite a sus enemigos aprovecharse de ella para seguirla combatiendo con todos los esfuerzos a su alcance.

Los cubanos no se merecen recibir el doble castigo de la opresión comunista y el bloqueo democrático. Tampoco los afganos merecen la oscuridad de los talibanes ni los iraquíes el exterminio islamista. Pero a éstos Occidente los ha abandonado a su suerte porque defenderlos tiene un coste moral y práctico que no soportan las éticas indoloras de nuestras opiniones públicas. La rigidez con Cuba era más llevadera pero tampoco ha funcionado. Tal vez pronto podamos comprobar lo poco que funciona la estrategia del abrazo con quien no desea dejarse abrazar. A menos que en vez de filosofía política y moral se trate, simplemente, de hacer negocios.

La columna de Antonio Casado (ElConfidencial) me pasma por su colección de tópicos.

Estamos ante el principio del fin del aislamiento impuesto a Cuba, y contagiado a la comunidad internacional por su poderoso vecino norteamericano. Los invasores de Cochinos, los misiles de San Cristóbal, las ocurrencias intimidatorias de Helms y Barton, los balseros, las restricciones, los embargos, la posición común europea del 96, las tomas de temperatura, las condenas al régimen comunista, los tira y afloja respecto a los disidentes, sus huelgas de hambre, la inclusión de Cuba en la listas de países gamberros, etc., etc., etc., no pudieron acabar con Castro.

¿Aislamiento, Antonio, aislamiento? ¿Pero cómo llegan a Cuba los petroleros cargados con barriles de Venezuela?, ¿y cómo llegaban los suministros de la URSS en los años 70 y 80? Me pregunto si este progresista, redactor de Pueblo, el periódico de los Sindicatos Verticales falangistas, considera que los cubanos que hacían huelgas de hambre estaban persuadidos por agentes extranjeros. ¿Pensaba lo mismo Casado de los huelguistas, sindicalistas y manifestantes antifranquistas de los años 60, que eran peones del comunismo y que eran unos ingenuos porque no acabaron con el franquismo?

Por ello se gana el premio a la columna ridícula del día.

Pablo Sebastián (Republica.com) me decepciona al caer en los tópicos antiamericanos. La dureza se la aplica a los «radicales» cubanos de Miami y a los anti-comunistas. ¿Es malo ser anti-comunista?, ¿y anti-nazi?

Al margen del alcance en sí de ambas decisiones, Obama sabe que la gran mayoría de los hispanos le apoyan, aunque los radicales cubanos de Miami estarán en contra.

Algo que es evidente y que debe ser reconocido por los ‘caza comunistas’ obsesivos de los viejos tiempos de la ‘guerra fría’, que se niegan a ver la realidad del mundo en que vivimos

ALBIAC CITA EL TRATO QUE DA EL CORÁN A LOS INFIELES

Llegan varias columnas sobre la última matanza perpetrada por los talibanes. Los veteranos Arcadi Espada y Gabriel Albiac insisten en que la culpabilidad no es sólo de los asesinos, sino, de todos los musulmanes.

Espada (El Mundo) incluye a los «hombres pacíficos» que rezan a Alá como cómplices de los asesinos.

en todas las violencias que asuelan el mundo sólo el fanatismo de tipo islámico ha sido capaz de irrumpir así en una escuela: el progreso moral no sólo se ve en la extensión de la paz sino en las fisonomías que adquiere la violencia. En vano, como ya he visto hacer, se intentará esconder la cabeza aludiendo a otras matanzas formalmente parecidas. Estamos a poco de que a alguien se le ocurra hablar del Columbine islámico, en alusión a la escuela de Colorado, donde dos adolescentes asesinaron a 13 niños. Relativización inútil. Después de matar o no matar la perturbadora diferencia es hacerlo o no en nombre de alguien. Ese alguien del que también se reclaman hombres pacíficos que le rezan las mismas oraciones que los asesinos.

Y Gabriel Albiac (ABC) cita el Corán para recordar los pilares violentos del islam.

No, no es sectarismo religioso. Y seguiremos perdiendo esta guerra mundial si nos empeñamos en darle el nombre que no le cuadra. No es sectarismo religioso. No es siquiera sectarismo o extremismo islámico. Es islam. Literal e inequívoco. Porque «Alá sabe. Y vosotros no sabéis» (Corán, II, 216). Ese islam que no da al infiel otra opción que la de ser asesinado. No, miento. Asesinado, no. Sacrificado ante Aquel y por Aquel que sólo es Grande y sólo Misericordioso. «Matadlos: tal es la retribución de los incrédulos» (Corán, II, 191).

Sin embargo, Francesc-Marc Álvaro (La Vanguardia), en una columna penosa, titulada ‘Sydney (con grafía anglosajona), Peshawar, Dresde’, pone en la misma balanza a los asesinos islamistas, a los alemanes que protestan contra el fanatismo musulmán… y al alcalde de Badalona.

Cualquiera de nuestras ciudades puede ser Sydney y Dresde, a pesar del trabajo de los expertos policiales. Los dos peligros existen. Que después del 11-M la sociedad española no haya producido su Pegida es un éxito que hay que celebrar pero no podemos despistarnos. Plataforma per Catalunya es marginal pero el actual alcalde de Badalona no tuvo manías en utilizar, en campaña, mensajes que tendían a criminalizar algunos colectivos extranjeros. Todo es muy frágil cuando nos sentimos amenazados. Seamos responsables y mantengamos la cabeza fría, porque no hay soluciones mágicas.

De no ser porque le conozco, achacaría este mejunje a su fe progresista, pero se debe, más bien, a su catalanismo: palo al alcalde Xavier García-Alviol, que es del PP y puede volver a ganar las elecciones, y mano tendida a la comunidad musulmana que en Cataluña es imprescindible para obtener la mayoría social a favor de la independencia. Álvaro debe de ser eso que se llamaba el Gran Guerra un ‘estratega de salón’.

SOSTRES INVITA A UN GIN-TONIC A SERGIO MARTÍN

La mejor definición del comportamiento de ‘Madrit’ ante el nacionalismo catalán que he leído en muchos meses la escribe hoy Ignacio Ruiz Quintano en su columna de la última de ABC.

Desde Cánovas, que quería arrebatar burgueses al carlismo, hasta Aznar, que hablaba «catalán en la intimidad» por unos votos, pasando por el primorriverismo y el franquismo, la derecha siempre ha favorecido desde Madrid a los nacionalismos. Y la izquierda, por mantener dividido «el voto burgués», también. ¿Qué iba a hacer Rajoy?

Rajoy es la hormiga que cuida al pulgón de Mas sólo porque exuda, para su sensibilidad socialdemócrata, un líquido más azucarado que Junqueras. Si no tira la toalla, es por lo mismo que no la tiró Uzcudun.

Patxo Unzueta (El País) explica que Podemos podría quitar votos no sólo al PSOE y a IU, sino también a Bildu, porque puede ser una vía para que los proetarras vascos y navarros se reintegren a la vida ‘civilizada’.

Pero Podemos puede también jugar un papel como vía de desenganche del mundo nacionalista para el sector más izquierdista del abertzalismo. Hay antecedentes.

Podemos podría convertirse en receptor del apoyo electoral de sectores radicales en busca de un ideal revolucionario que sustituya al arrebatador (y sangriento) de la liberación nacional. Es significativo que en la ponencia política para el Congreso constituyente de Sortu (el partido de Otegi) se mencionara como posible referencia internacional a la Alianza Bolivariana. Pero también lo es que esa mención desapareciera de la ponencia aprobada.

Y las últimas columnas sobre viejas noticias.

Salvador Sostres sale en El Mundo en defensa de Sergio Martín, el periodista al que quieren linchar los progres y los ‘podemitas’ por el pecado de hacer preguntas no aprobadas a san Pablo Iglesias, y le invita a un gin-tonic. Yo, tan de mañana, sigo prefiriendo un café y un Ducados

La entrevista que le hizo a Pablo Iglesias fue pulcrísima y ajustada al género. Si su invitado es un héroe para los etarras no es porque Sergio lo dijera sino por lo que había manifestado con anterioridad, y en no pocas ocasiones, el invitado, partidario también de la violencia callejera, y de dar caza al burgués, como en alguno de sus vídeos vocifera.

Para la izquierda cualquier crítica es el fascismo. Podríamos construir ciudades con todas las lecciones que han querido darnos, ciudades fantasmagóricas desmoronándose porque todas sus ideas condujeron al desastre. Hay un tenebroso museo de miseria y muerte en la memoria de cualquier república socialista. ¿Cuántas lecciones más, camaradas?

Yo también sufrí el asedio de muchos de mis compañeros de redacción y lo que hoy es angustia e incomprensión, cuando el tiempo pasa se vuelve bagaje y compasión. Saber encajar los golpes es un aprendizaje modesto pero muy liberador.

Crecemos en el abismo y en la tensión. Odiar es estéril y si no me crees mira a la izquierda. Nos merecemos un gintónic; y quizá dos.

Mayte Alcaraz (ABC) nos cuenta en su columna una noticia que es más vieja que el ‘charleston’: Aznar y Rajoy no se pueden ver. Y ahora la culpa es de Aznar, al que Rajoy exige que se sacrifique por el bien del partido y se confiese culpable de toda la corrupción.

A José María Aznar le enfada mucho que Mariano Rajoy insista en que fue en sus fogones (1996-2004) donde se coció lo peor de la corrupción que está ventilándose ahora en los tribunales. El presidente del Gobierno ha pasado de comentarlo en conversaciones privadas a convertirlo en parte de su nueva estrategia de comunicación intramuros.

Nadie en Moncloa entiende el silencio del exmandatario sobre la suerte de colaboradores muy próximos como Bárcenas, Lapuerta, Blesa o Rato, cuyas irregularidades se fraguaron al calor del primer Gobierno de la derecha en España. Ese mutismo ha terminado con la paciencia del jefe del Ejecutivo, decidido a pasar a la ofensiva en política de comunicación, incluidos los mensajes internos que está colocando para contrarrestar las críticas de sus compañeros sobre la falta de resolución del Gobierno respecto a la investigación de los jueces. «Nosotros somos los que estamos dando respuesta a los abusos y estafas que se han cometido. Otros no hicieron nada por evitarlo», repiten en el PP.

Aznar no está cómodo en el PP actual. Pero que el expresidente calle no significa que otorgue.

 

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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