OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

Manuel Marín (ABC) dice que a la IU de Anguita le faltó para triunfar como Podemos una pléyade de tertulianos arrodillados

Javier Ayuso revela que el rey Juan Carlos "parecía extraviado en la niebla" en 2005, o sea que chocheaba desde hace casi 10 años

A Losantos le preocupa que el PP carezca de ideas con las que sobrevivir fuera del poder

Mientras jugueteo con el primer cigarrillo del día y el mechero, agradezco que a los Reyes Magos que se hayan adelantado un poco y este 5 de enero de 2015 me hayan dejado un nuevo columnista que incorporar a estos resumenes de columnas. Se trata de Javier Ayuso, que parece haber regresado al periodismo activo después de pasar por el BBVA y la dirección de comunicación de la Casa del Rey. Como a Juan Luis Cebrián, a Ayuso el periodismo le ha servido para entrar en los salones del poder y quedarse en ellos.

El Mundo publica en su portada de hoy una fotografía del rey emérito Juan Carlos de Borbón y Borbón en un restaurante de lujo en Beverly Hills tomada el 29 de diciembre de 2014. Como cualquier otro español de su edad. Y el mismo día El País y ABC contienen dos columnas laudatorias para el sucesor de Franco a título de rey.

Una la escribe Ignacio Camacho en el diario monárquico, lo que no es muy sorprendente, tanto por el autor como por la cabecera.

Cuando el régimen constitucional del 78 recibe un desagradecido zarandeo sociológico y político parece necesario abordar, frente a la tentación del adanismo o de la amputación retrospectiva, el justo ejercicio de objetivación de su fenomenal relevancia.

Juan Carlos I es mucho más que un rey emparedado entre los dos elefantes -el blanco del 23-F y el negro de Botswana- sobre los que lo proyecta la simplificación de la posmodernidad. Entre esos dos episodios hay 35 años de modernización nacional y de construcción de un marco de convivencia y de progreso. Y antes un prodigioso lustro de creatividad política que levantó bajo su inspiración la arquitectura institucional más sólida de los últimos dos siglos.

Ésa es la herencia del juancarlismo: un liderazgo moral que ha dado sentido a la Corona como instancia suprema de mediación y de arbitraje.

La otra columna es la de Javier Ayuso en El País. A los Marhuenda y Anson les ha salido un competidor en el periodismo cortesano. Ayuso revela que desde la abdicación se ha reunido al menos tres veces con don Juan Carlos y que participó en la preparación de la entrega de la corona a Felipe VI. Anson jamás penetró en la intimidad de la cámara real, fuese la de Juan Carlos I o la del conde de Barcelona.

Ayuso, al que quizás dentro de poco veamos como director de El País, revela que Juan Carlos está «feliz» y, también, que desde 2005, en ocasiones estaba un poco chocho. El cortesano periodista lo hace con tal elegancia que creo que se merece ser ascendido a coronel del regimiento de la Guardia del Rey.

Al rey Juan Carlos también le falló su aguja magnética algunas veces desde 2005, y aunque la recuperaba enseguida la volvía a perder con cierta frecuencia y parecía extraviado en la niebla. Algo raro en un estadista que tuvo muy claro cuál era el norte desde los tiempos en los que tuvo que lidiar con un dictador con la esperanza de recuperar la democracia y la Monarquía en España, o cuando eligió a un falangista para liderar la transición, o cuando se empeñó en legalizar al Partido Comunista, o cuando se enfrentó con solvencia a la involución de algunos militares que querían acabar con el régimen de libertades que tanto nos costó conseguir.

En el colmo del cortesanismo, Ayuso pide a Felipe VI y a Rajoy un empleíto para Juan Carlos, como ese ministro de Franco que le pidió para otro compañero cesado por el caudillo el cargo de gobernador del Banco de España; y Franco contestó que a él también le gustaría semejante bicoca.

Hoy, siete meses y tres días después de su mensaje de abdicación, el rey Juan Carlos vive su retiro desde un segundo plano, sin querer quitar ni un minuto el protagonismo a su hijo, que ha recuperado en este periodo el prestigio tambaleante de la institución. Le he visitado tres veces en estos meses y le he encontrado feliz, sosegado y muy orgulloso de lo que ha hecho. Sabe que su renuncia ha vuelto a poner en valor su legado, aunque en su mirada se descubre un punto de melancolía. Pero sabe que todavía le quedan cosas por hacer y espera el momento para volver a representar a su país. Y, sobre todo, es consciente de que es uno de los tres personajes históricos europeos vivos, junto a Helmut Kohl y Mijaíl Gorbachov, que han liderado una transformación radical en su país.

Esto sí que es un currículum vitae y no los de Iglesias y Monedero.

ONETO Y DEL POZO COINCIDEN EN QUE PODEMOS LE BENEFICIA AL PP

Hoy hay un exceso de columnas sobre Podemos… en griego. En serio, amigo lector, in-so-por-ta-ble. El único interés de estas columnas reside en detectar la postura del columnista sobre Podemos y los equilibrios dentro de cada periódico. Sobre este último asunto, en El País encontramos dos opiniones enfrentadas.

Enrique Gil-Calvo advierte de los riesgos de la victoria de Syriza y Podemos, para apuntalar al agonizante PSOE.

Como afirma el refrán, el infierno está empedrado de buenas intenciones.Por moralmente justificado que esté, el voluntarismo de Syriza y Podemos puede acarrear efectos imprevistos y contraproducentes. En concreto, de aplicarse el plan de choque propuesto, las clases populares podrían sufrir un nuevo castigo inmerecido comparable al anterior. O incluso peor, ya que llovería sobre mojado.

De ahí el interés del experimento que se dispone a ejecutar Syriza si llegase al Gobierno tras las próximas elecciones. La nueva política económica que se adopte podría abortar la incipiente recuperación griega y, en tal caso, las clases populares más castigadas podrían volver a sufrir nuevas penalidades doblemente inmerecidas. Esa es la verdadera lección que tanto Podemos como sus posibles electores futuros tendrán que extraer de la inmediata catarsis griega.

En el mismo periódico, Almudena Grandes no ha abandonado al PSOE, como el desagradecido Juanjo Millás, sino a Izquierda Unida. Incluso se muestra partidaria a renunciar al pellizquito que le tocase de la deuda griega impagada. ¡Qué buenos estos progres ricos con el dinero ajeno!

Un alto cargo de Hacienda nos recordó que el Estado español ha invertido en deuda griega y que un impago nos perjudicaría a todos. Me dio una alegría, la verdad. Ojalá que con mi parte, por mínima que sea, vuelvan a abrir una escuela, a poner una vacuna, a darle un subsidio a un parado en Grecia. Eso que nos ahorraremos en bolsos de Louis Vuitton, en comisiones, y en jaguars en los garajes de España.

Dos veteranos, José Oneto y Raúl del Pozo, intuyen que al PP le beneficia el voto del miedo.

Oneto (Republica.com):

Como ha ocurrido en los últimos años, y rotos la mayoría de los vínculos con los nacionalismos vascos y catalán, tiene menos capacidad de pacto el PP que el PSOE, aunque también tiene más posibilidades el PP de capitalizar el voto del miedo, en una campaña electoral radicalizada, como la que se prevé.

Del Pozo (El Mundo):

Los del PP gritan todos los días: «Pablo, la Troika también es esto: salta aquí. Di eso de no pagar la deuda». El PP tiene hecha la campaña con el mensaje demoledor: Podemos llevará a España a la insolvencia si nos contagia el mal griego.

Más interés tiene la afirmación de Marcello (Republica.com) de que Esperanza Aguirre amenaza con salirse del PP de Madrid… que ella preside, detalle llamativo, pero asegura que no lo hará,

Y ¿qué pasa con Esperanza Aguirre? La condesa de Bombay está que trina con Rajoy y amenaza, en privado, con lanzarse ella sola al frente de otra candidatura del flanco conservador, aunque sabido es que Aguirre aprieta pero no ahoga.

YA FRACASÓ LA IU DE ANGUITA CON MÁS VOTOS QUE ‘EL COLETAS’

Manuel Marín (ABC) recuerda que el pueblo español ya tuvo la ocasión de votar a un izquierdista que clamaba contra la corrupción, Alonso Puerta, que reunió más votos que Pablo Iglesias, y que al final desapareció.

En mayo nadie previó que Podemos alcanzaría 1.245.948 votos y cinco escaños. Nadie, digan lo que digan hoy los arúspices de encuestas parcheadas con unos cientos de sondeados. Antes del 12 de junio de 1994, los estudios sí habían previsto que Alonso Puerta, entonces cabeza de lista de IU en Europa, alcanzaría nueve escaños y 2,5 millones de votos. Exactamente el doble que ahora tiene Podemos. Nadie se escandalizó. Nadie vio el sistema en riesgo. Nadie puso fin precipitado al bipartidismo. Y nadie encumbró como a un mesías al bueno de Puerta -que nunca se dejó coleta- pese a que exigía la radical regeneración ética de la sociedad, la reforma del sistema electoral, la limpieza a saco en las instituciones o la erradicación de políticos, banqueros y empresarios corruptos. Como hoy Pablo Iglesias.

¿Cuáles fueron los fallos de esa Izquierda Unida? La falta de poesía y de tertulianos.

Dos años después, la IU de Anguita logró casi tres millones de votos en las generales y 21 escaños, cifra récord para la extrema izquierda en España. ¿El resultado real? La irrelevancia. ¡Claro! Les faltaron dos cosas: decir que el cielo se toma por asalto y una pléyade de tertulianos arrodillados.

En política, como en la vida, no gana el que más acierta, sino el que menos se equivoca. Y asaltar el cielo exige algo más que cinco eurodiputados. Puerta no lo logró con nueve.

Federico Jiménez Losantos por fin nos hace la merced de regresar a El Mundo y lo hace con una columna que es trallazo contra la derecha (¿se le puede llamar así?) de Rajoy y Soraya. Malo es, afirma, que al PSOE le sustituyan los admiradores de Chávez, pero peor es que el PP no tenga ideas.

Podemos es la cosecha sembrada en los ubérrimos predios del PSOE por el zapaterismo una vez quemado el rastrojo felipista. Estamos ante el triunfo de La Sexta sobre Cuatro, de Roures sobre Cebrián, de las gracias sobre las barbas y de la progresía catalana sobre la madrileña.

Lo terrorífico es que en la Derecha política, que Aznar unificó en el PP y que debe ser contrapeso de la Izquierda, ha desaparecido hasta la más leve somnbra de un proyecto intelectual capaz de sobrevivir a la pérdida del Poder.

a la casta progre, ¿qué le quedaba después de la caída del Muro? El odio a Franco, al Papa y a los Estados Unidos. (…) Y hoy, cuando más falta hace la idea liberal y más amenaza está la libertad, ¿dónde está el PP?

Hay tumbas muchísimo más confortables en Egipto que el futuro de la Derecha después de Rajoy.

SAN SEBASTIÁN: EL ASESINO DEL POLICÍA LLEGÓ EN PATERA EN 2011

Dos columnistas recuerdan al policía nacional asesinado por el delincuente de Costa de Marfil en el metro de Madrid.

Isabel San Sebastián (ABC) exige a los jueces y los políticos que dejen de proteger a los delincuentes.

Yode Ali Raba es un delincuente multirreincidente nacido en Costa de Marfil, peligroso, que arrastra nueve detenciones por delitos que incluyen amenazas, robo con violencia y resistencia a la autoridad. Llegó en patera a una playa de Almería en 2011 y andaba suelto por las calles de Madrid porque algo falla clamorosamente en nuestro sistema judicial. No cabe otra explicación.

¿Cuántos Alis Rabas, nacionales o extranjeros, circulan hoy por nuestras calles? ¿Existe algún control de los millares de inmigrantes irregulares que acceden al territorio nacional desesperados por escapar de sus países de origen, manipulados por las mafias, sin la menor posibilidad de ganarse honradanente la vida y con poco o nada que perder?

Si la ley ampara a quien reside en España de manera irregular, acumulando sobre sus espaldas un largo historial delictivo, cámbiese la ley de inmediato. Si son los jueces quienes no la aplican correctamente (el Código Penal castiga el robo con violencia con pena de dos a cinco años de prisión), actúe cuanto antes el CGPJ.

Alfonso Ussía (La Razón) se ríe de que le hayan llamado «racista», el insulto que está superando al de «franquista» para amedrentar a quienes disienten del discurso dominante.

Me han llamado racista porque he defendido el honor de un héroe. Si el Policía nacional hubiera sido negro y el delincuente blanco me habrían llamado «hijo de puta», pero desgraciadamente, nada puedo hacer para llevar los hechos hacia atrás. El señor Ortega era blanco y el asesino es negro. Me siento incapaz de arreglar semejante embrollo. En esta ocasión, el blanco era el bueno y el negro el malo. El blanco policía, y el negro un delincuente reincidente ilegalmente establecido en España. Me reafirmo. Deploro de corazón y envío a la Policía Nacional un abrazo de gratitud y profundo sentimiento. Y deseo que su asesino, blanco, negro, amarillo, colorado, mulato, mestizo o a rayas, pague el inmenso dolor que ha causado.

Creo que los racistas son aquellos que consideran fundamental el color de la piel de un delincuente para defenderlo u olvidarlo. Y el color de la piel de un policía para poner en duda su autoridad legitima y asesinarlo de nuevo, despues de muerto. Los mensajes de «Podemos» y de sus malhechores subcontratados son estremecedores.

Juan Manuel de Prada (ABC) también se ríe, y lo hace de los buenos sentimientos de quienes quieren que el Ayuntamiento de Madrid contrate a un negro de verdad para hacer de rey Baltasar; a éstos les sugiere que acojan a uno de esos negros que saltan la valla de Melilla.

Este prurito verosimilista de los firmantes es perfidia y ganas de tocar los cojones, muy rebozaditas de farfolla filantrópica; pues, ya de puestos a ser verosímiles, habría que solicitar que el hombre que encarnase al rey Baltasar no sólo fuese «negro de verdad», sino también rey de verdad. Pero ¿dónde encontramos un rey negro de verdad?

Yo a los firmantes que han reclamado que a Baltasar lo encarne «un negro de verdad» les concedería, a modo de consuelo, que albergasen en su casa a un negro de verdad de los que cruzan la valla de Melilla. Tal vez entonces estos firmantes dirían, parafraseando al filántropo de «Los hermanos Karamazov»: «Amo a la negritud; pero, para gran sorpresa mía, cuanto más amo a la negritud en general, menos amo a los negros en particular». Que una cosa es poner a un negro a desfilar en una cabalgata, para exhibirlo y de este modo exhibir nuestra filantropía, y otra muy distinta sentarlo a la mesa. Y es que el signo distintivo del filántropo es amar mucho al prójimo, pero a distancia.

JOAQUÍN ESTEFANÍA SE OLVIDA DE LOS ‘BECARIOS VITALICIOS’ DE LA SER

Hay una serie de personas que afirman que estuvieron en París en mayo del 68 y se inventaron un pasado de rebeldía. Gabriel Albiac añora el Londres que nunca conoció de los años 60. Hoy vuelve a reivindicar en ABC, ¡en ABC!, a los Beatles, la droga, la pronografía y la homosexualidad. Hombre, Gabriel, que esto ya no lo hace ni el abuelo Manuel Vicent en El País.

En el año 1967, John Lennon se subía al segundo piso del autobús rojo de todas las mañanas para liar allí, como todas las mañanas, su primer peta. Y veía pasar Londres desde la nube. La canción cierra el álbum de la banda de corazones solitarios de un tal Sargento-Pimienta. Londres era ya la ciudad de todos los prodigios. Y a ningún pasajero del autobús rojo le hubiera parecido cortés molestar al chico del peta, que, al fin, no molestaba a nadie.

La columna ridícula del día la gana Joaquín Estefanía (El País) por clamar contra el triunfalismo económico del Gobierno y lamentar la precariedad y la desigualdad crecientes de millones de trabajadores.

En los discursos de Rajoy y de Guindos no se ha mencionado el crecimiento espectacular de la precariedad entre la gente que aún trabaja, facilitada sobre todo por la reforma laboral del PP (empleos a tiempo parcial, temporales, falsos autónomos, becarios,…); la devaluación salarial que ha dado lugar a una caída permanente de la renta disponible familiar, muy superior a la de los principales países de nuestro entorno; la multiplicación de la desigualdad de la renta y la riqueza, que ha crecido de manera muy acelerada y que ha hecho de nuestro país uno de los más desiguales de Europa

El bueno de Joaquín se ha olvidado de las decenas de despidos en la SER de ‘becarios vitalicios’ realizados hace unos meses. Yo agradecería a Joaquín Estefanía que cuando señalase los pecados del PP mirase en torno suyo. Lo que se hace por conservar la nómina. ¡Qué pena! Me doy cuenta de que los viejos progres cada vez se parecen más en su sectarismo a los viejos franquistas, que aseguraban que Franco nunca se equivocaba.

Y una mención a la tribuna ridícula del día, la que firma en El País el ex presidente de Chile, el socialista Ricardo Lagos, en que explica que Fidel Castro era muy bueno y los Estados Unidos de Kennedy le convirtieron en comunista. Añade que hay «bloqueo» en torno a la isla. Con esta tribuna uno entiende que la izquierda socialdemócrata de los Zapatero, los Papandreu y los Hollande la esté devorando Podemos, Syriza o el Frente Nacional.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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