OPINIÓN / REPASANDO COLUMNAS

La pregunta que se hacen en el PP: «¿Quién ha escrito este guión endiablado?»

Jorge Martínez Reverte le sugiere a Pablo Iglesias que le regale a Nicolás Maduro un juego del Monopoly

Los columnistas claman contra la "repera patatera" de Menendez y las "miembras" de Sánchez

Estoy pasmado. ¡Qué coincidencia entre columnistas y periódicos! En todas las cabeceras hay al menos un columnista que se burla de los últimos atropellos perpetrados contra el idioma en el Congreso. Son más que los cigarrillos que me quedan en mi paquete de Ducados.

Ahora muchos se mofan de Bibiana Aído, pero me gustaría rescatar las columnas de concienciados feministas y feministos asegurando que las Bibianas y las Pajines eran subidas a las columnas como a horcas porque se trataba de mujeres progresistas. ¿Verdad Daniel Gavela?

Manuel Jabois (El País) justifica su fichaje por El País con la última frase de su crónica de la sesión de ayer en el Congreso. Después de las críticas a Sánchez, unas frases para Soraya Sáenz de Santamaría que concluye con… Léala, amigo lector y verá que torpedo capaz de hundir el Bismarck.

En la última semana Pedro Sánchez ha pulsado un botón equivocado, ha mandado a Machado a nacer a Soria y ha dicho, en sede parlamentaria, «miembras». Por si esto fuera poco escándalo, luego ha explicado por qué lo hacía. A su lado Hernando desenrollaba unas fotos: en una Rato era subido a un coche policial y en otra Rato era subido a Rajoy. La noticia no eran las fotos, sino el orden cronológico, que era el habitual: primero Rajoy y luego la policía, así que el golpe de efecto se desactivó solo. Hasta Soraya, aburrida, pronunció por primera vez en toda la legislatura «amnistía fiscal». Acabará reconociendo, de perdida al río, que es del PP.

Arcadi Espada (El Mundo) tiembla ante la certeza de que el Congreso acoja a docenas de diputados con el mismo comportamiento del funcionario Santiago Menéndez.

Voy a permitirme hacer la profecía de que en la próxima legislatura algún diputado entrará con bermudas en el Congreso, y aún lo habilitarán en la tribuna para que pronuncie un discurso. Yo apuesto, indiscutiblemente, por que las bermudas sean las del diputado Baldoví, un payaso valenciano que es la viva muestra de la aplicación del sistema proporcional a la vida. Pero en cualquier caso, a partir del año que viene habrá decenas de ‘baldovíes/as’ en el Parlamento. Lo presagian las encuestas y lo presagian mil gestos de nuestra vida desquiciada. La otra mañana, por ejemplo, el director de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, le hizo elis elis a los periodistas en sede parlamentaria, y les dijo que él conocía la lista de los 700 y que era la repera patatera.

Ante la ‘performance’ apoteósica del Menéndez, que es el que envía los inspectores a las casas, qué importancia tendrán Baldoví, y Marta Rovira, y Ada Colau, y cualquier camiseta. La repera patatera.

La tosca arrogancia de Menéndez solo es, al fin y al cabo, el reflejo tributario, aldeanísimo, de lo que ha venido haciendo su superior jerárquico, el refinado ministro Montoro. Ambos son la manifestación exacerbada de lo que no debe ser un funcionario y el coeficiente que expresa y rebaja la calidad de la democracia española.

Alfonso Ussía (La Razón) confiesa que desconoce el significado de la célebre expresión «la pera patatera».

Tiene dos obligaciones urgentes respecto a la sociedad el señor director de la Agencia Tributaria. La de menor interés, hacer pública la relación de «personas con exposición política» -«pep», como Guardiola- para que los españoles sepamos lo que vale un peine. Y la más importante. Explicarnos, desde el Congreso de los Diputados, o mediante comparecnecia pública retransmitida en directo por cadena de televisión y emisoras de radio, el origen, calidad, tamaño y lugares de la recolección de la repera patatera.

Mi curiosidad se centra en tan exclusivo en tan impresionante milagro frutal.

Jaime González (ABC) se chotea de la reaparición de las «miembras» de Bibiana Aído por boca de Pedro Sánchez.

Que la doctrina político-social del «bibianismo» ha dejado huella lo demuestra el hecho de que el Parlamento Europeo, con el dinero de todos, haya creado un Grupo de Alto Nivel (?) que le hace ascos al término «andaluces» -por ser groseramente machista- y apuesta por «pueblo andaluz». Inmersos en la polémica de la regularización fiscal extraordinaria -prohibido decir amnistía fiscal- que el Gobierno aprobó en 2012, el «miembros y miembras» de Pedro Sánchez sirve para echar unas risas.

Si les hace gracia es porque no conocen las recomendaciones del Grupo de Alto Nivel (?) de Igualdad de Género y Diversidad de la Eurocámara. Me pregunto: ¿cómo será el Grupo de Medio Nivel?

David Gistau (ABC) no sólo se burla de la metedura de pata de Sánchez:

El día era propicio para apelar a la honra de instituciones y personas en tono catilinario. No siempre tienen oportunidad los diputados de hacer que les vibre el pecho por el escándalo de su época. En ese sentido, fue un desastre cómo Pdro Schz arruinó su oportunidad por un desliz que, igual que una ventosidad durante una declaración de amor, de inmediato lo redujo, entre grandes carcajadas, a la condición autoparódica de la que ninguna exaltación del espíritu puede brotar. (…) De todo se vuelve menos del ridículo, lo advirtió Perón.

Y añade que el PSOE no es quién para dárselas de vestal ofendida.

El problema que bloquea al PSOE en esto es que no puede hablar de interferencias partidistas en las instituciones ni de imputados sin que al instante salte el pensamiento de «Mira quién fue a hablar». El PSOE lleva todo el ciclo democrático siendo un actor de poder partitocrático tan implicado en las mañas y en los abusos como el PP y sin que nunca se le haya conocido una incomodidad moral que lo conmine a regenerar ese sistema que tantos años ha regido. Este discurso se deposita sin contradicciones en partidos carentes de pasado como Podemos o Ciudadanos, pero no en unas siglas con experiencia de poder y con un enorme historial de hazañas subterráneas y conspiraciones de todo tipo.

MARTÍN PRIETO: EL PSOE ROBÓ Y MATÓ

En la misma línea, José Luis Martín Prieto recuerda en La Razón que la gran corrupción la introdujo el PSOE en el Estado y la sociedad.

En democracia la corrupción bajo UCD fue ancilar, un arabesco lateral. El magisterio de costumbres se perdió a partir de 1982 con la llegada del PSOE al poder, la «beatiful people», los «yuppies» que tenían por modelo a Mario Conde y aquello de Carlos Solchaga de que España era el país donde más rápidamente se podía hacer dinero: gobernador del banco emisor, director de la Guardia Civil, presidenta de la Cruz Roja, directora del Boletín Oficial del Estado y saqueo de los fondos reservados hasta quedarnos sin reptiles que alimentar. El asesinato de Estado se cobró 23 españoles

La derecha ha gobernado la mitad que la socialdemocracia y, al menos, no ha llegado a mancharse de sangre, pero ahí quedan Bárcenas, Gürtel, Mallorca, Valencia, parte de Madrid, las cajas, Bankia, Rato y todos los flecos que se descuelguen.

Isabel San Sebastián (ABC) advierte a Núñez Feijóo de que puede ser la próxima víctima de Moncloa.

Rajoy tiene los días contados. Tal vez incluso más contados de lo que él mismo quiere creer o de lo que es capaz de ver, obsesionado como está con los marcadores económicos que le impiden la visión de un bosque llamado España y un partido que está a punto de entrar en descomposición. Su cabeza, coronada con las espinas de la responsabilidad política, bien podría ser el tributo de limpieza exigido por Ciudadanos a cambio de un apoyo ineludible, siguiendo la pauta marcada en Andalucía con Chaves y Griñán. En su círculo de pretorianos más de uno pretende convencerle de que es posible saldar en la convocatoria de mayo la enorme deuda contraída con su electorado por la combinación perversa de corrupción y desengaños, y así dejar el marcador a cero con vistas a las generales, pero más de uno le intenta engañar o se engaña.

Los tiburones de esta charca han olfateado sangre. Varias hileras de dientes se afilan para morder, empezando por los más cercanos… Si yo fuera Núñez Feijóo me guardaría las espaldas.

También Fernando Ónega (La Vanguardia) destaca a su paisano Feijóo.

Las aguas llegan a Mariano Rajoy. Como seguimos en la caza de brujas, el clima es de nueva conspiración contra Rajoy. Uno de sus fieles, Alberto Núñez Feijóo, dijo algo de tanto sentido común como abrir una reflexión si el PP pierde las elecciones de mayo, y la interpretación fácil es que está abierta la guerra de sucesión. Los barones que se ven como perdedores hacen llegar sus críticas al partido como si fuesen de la oposición. Hay una cierta sensación de descontrol que sólo se puede explicar desde el nerviosismo electoral. «Todo esto es una locura», me dicen desde el palacio de la Moncloa. Posiblemente. Pero las crisis políticas se engendran así.

Las filas del Batallón de la Guardia de La Moncloa clarean mucho. Federico Quevedo (ElConfidencial.com) tiene el honor de ser uno de los últimos leales que defienden a Rajoy. En su columna arremete contra Ciudadanos por la propuesta de subir el IVA rebajado y Podemos, y añade que el Gobierno de Rajoy nos salvó del desastre económico.

El Gobierno ha conseguido un éxito económico sin precedentes, probablemente incluso mayor que aquel famoso ‘milagro español’ que tanto se achacó al hoy denostado Rodrigo Rato, pero ¿le va a servir de algo? No parece. O no en la medida en la que debería. ¿Por qué? Por la maldita corrupción, un asunto que no estaba en la agenda política del Gobierno cuando llegó al poder y que, sin embargo, le ha amargado la legislatura como no podía imaginarse que lo iba a hacer.

Y eso es lo que lleva a que los nuevos partidos cuenten con una bula extraordinaria que les permite decir y hacer lo que quieran sin que eso les cueste desgaste alguno. Imagínense la que se organizaría aquí si a Montoro se le ocurre decir que habría que subir del 4% al 7% el IVA de los productos de primera necesidad… El linchamiento sería casi cruel, y sin embargo a Garicano nadie le pide cuentas por una propuesta semejante.

Abel Hernández (La Razón) señala al PSOE como beneficiario de todo el barullo.

Cualquiera puede pensar que ni planeado adrede lo de Rato para ocultar el paseíllo socialista ante la Justicia. La repera patatera es que el «caso Rato» estalle, también casualmente, a dos meses de las elecciones locales y autonómicas, causando un destrozo irreparable en las expectativas del Partido Popular. Con esto los del PSOE se han ido de rositas.

Luis Maria Anson escribe en El Mundo la columna ridícula del día, porque achaca todo lo que está ocurriendo en la Agencia Tributaria a «infiltrados de extrema izquierda».

Alguien desenmascarará las oscuras andanzas por los salones monclovitas y las desbocadas correrías por los pasillos genoveses que han desencadenado el linchamiento del político, el sacrificio del altar ‘urbi et orbi’, la vejación descarnada y cara al público con un torrente de cámaras de televisión convocadas de antemano e infringiendo la ley, dicen que por infiltrados de extrema izquierda en Hacienda.

De haber sido comunista, Anson habría dicho que Trotsky se había suicidado cayendo sobre un pico. Y qué estilo tan afeminado, por Dios.

CONVERTIR A LOS PARADOS EN POLICÍAS DE SUS VECINOS

Y ahora toca populismo, marca Podemos o marca Ciudadanos, a gusto del votante indignado.

Ignacio Ruiz Quintano (ABC) se centra en la propuesta de Pablo Iglesias de crear un cuerpo de delatores fiscales.

El número de Rato, con ese guardia sobón que nadie sabe a quién obedecía, ha hecho salivar al hijo más preclaro de la Complutense, Pablemos, que se las echa de líder robespierrista de «les Colérer» y que se propone acabar con el paro y la pobreza por la vía rápida.

Ricos, según la definición socialdemócrata de Garicano, que como demagogo es un Carmona para cursis, serían los que van en Ave (como yo, hoy, a Sevilla, a ver al Cid con los victorinos), y para eliminarlos tiene Pablemos la idea de convertir a los cinco millones de parados en mitad chotas y mitad maderos.

Los chotas de Pablemos serán anónimos y estarán protegidos. Ni siquiera Monedero, al comerse el roscón de la Lomana, podría estar seguro de que el muñeco de la sorpresa no fuera un micrófono fiscal.

Antonio Casado (ElConfidencial.com) acusa a los santos laicos de Podemos de inspirar la campaña de Nicolás Maduro contra los españoles.

siempre (…) quedará un Joan Tardà (ERC) o un Juan Carlos Monedero (Podemos) para hacer la consabida apología del chavismo. En el caso del segundo, debidamente gratificada.

A la vista de los antecedentes, no le falta fundamento a la teoría de que las impresentables reacciones de Maduro contra España se podrían estar produciendo bajo la inspiración de sus amigos españoles: Iglesias, Monedero, Errejón, Alegre, Montero, todos ellos vinculados a la CEPS, una fundación dedicada a la exaltación del régimen bolivariano. Y si no es así, siempre estarán a tiempo de desmentirlo mediante la condena pública de un régimen autoritario cuyo primer dirigente se atreve a descalificar el sistema constitucional español.

Sin embargo, Raúl del Pozo (El Mundo) cree que Podemos está esterilizado con la cercanía del poder.

Los de Podemos empezaron diciendo que iban a asaltar el cielo y ya se conforman con asaltar el Palacio de Cibeles y algunas alcaldías en las grandes ciudades, a pesar de que no se presentan ni siquiera con su nombre. Los nuevos partidos no sólo dan perdidas para el PP a Valencia y a Madrid, sino también a Sevilla y a Cádiz.

La revelación de la precampaña es Kichi. Anuncian algunos sondeos que le van a levantar a Teófila Martínez la alcaldía de Cádiz. Ganar en Cádiz está tirado, después de que El Mundo haya descubierto que el marido de Teófila preside una de las sicav de Rato.

Jorge Martínez Reverte (El País) carga contra el populismo recordando los frutos del peronismo.

Resulta que el populismo es una buena cosa para la política. Digo yo que la mejor demostración de eso es Argentina, que lleva décadas dominada por una enfermedad repugnante que se llama peronismo, ahora hegemonizada por Cristina Kirchner. Para Iglesias, como para Laclau y Mouffe todo y nada vale a la vez. Es bueno saber de la lucha de clases, pero de lo que se trata ahora es de la presunta confrontación entre la gente y la casta.

Y después señala alguno de los pecadillos financieros del Coletas.

Pablo Iglesias estaba en el Parlamento Europeo cuando coincidió con Felipe. Quizás había ido allí a devolver el dinero que sobraba de gastos sin justificar a los que tienen derecho los diputados europeos, que llegan a sumar 4.000 euros mensuales. Esperemos que en la próxima ocasión Pablo Iglesias le regale a Nicolás Maduro un juego del Monopoly.

El histerismo o alarma social sobre los contribuyentes que supuestamente han defraudado a Hacienda es replicado en una de las mejores tribunas del día por Ignacio Ruiz-Jarabo, que fue director de la Agencia Tributaria.

De acabar haciéndose públicos los nombres de los condenados por delito fiscal, cabe exigir que se publique también la identificación de los responsables de aquellas denuncias por delito que los tribunales acaben considerando infundadas. Eso sí, después de haber provocado al infundadamente denunciado un largo periodo de zozobra e incertidumbre, amén de un considerable coste económico para afrontar su defensa procesal.

En un Estado en el que prescriben hasta los delitos de sangre, resulta que incumplir (por un día sobre el plazo legal) la obligación de presentar una declaración tributaria de carácter informativo persigue a un contribuyente hasta su muerte (en definitiva, de hecho, se ha configurado una infracción sin plazo de prescripción).

¡Qué ración de sensatez he encontrado en esta tribuna de El País!

PARA CAMACHO, LOS INMIGRANTES SON UN «ARIETE» DEL ISLAMISMO

Las conspiraciones en el PP y la guadaña de la Agencia han sacado de las páginas las tragedias en el Mediterráneo, pero no de las columnas. Como otros antes en ABC, Ignacio Camacho propone que Europa se involucre en África.

El biempensante buenismo europeo tiende a creer (…) que la culpa es nuestra, del Occidente capaz de crear una izquierda dolorida, como decía Gil de Biedma, por los golpes que la vida no le ha dado. Y acuciado por ese falso remordimiento abre los brazos a la consecuencia sin abrir los ojos a la causa. De lo que Europa es responsable, o al menos corresponsable, es de haber permitido por dejadez o cobardía que el virus de la barbarie arrase gran parte del paisaje africano.

La Europa que ha cañoneado barcos de piratas en el Índico no puede titubear para hundir -obviamente vacíos de su carga humana- los de los nuevos mercaderes de personas. Pero eso es una réplica circunstancial y provisoria que de nada servirá si no se estabiliza como mínimo Libia. Y estabilizar implica intervenir, salvo que los buenistas de corazón limpio encuentren mejor alternativa. Esas masas desesperadas son el ariete involuntario de una amenaza tan desaprensiva y tan cruel que utiliza la compasión ajena como arma expansiva. Una amenaza inmune a la retórica y a los sentimientos. Se llama islamismo.

El defenestrado socialista Tomás Gómez (¿pero éste no tiene cuentas pendientes con Hacienda o con la Justicia?) publica en La Razón una tribuna en la que, ejemplo de se buenismo, propone abrir las puertas a los africanos y recurre a la lágrima socialdemócrata.

Europa no puede albergar a toda la población africana, pero sí puede ser decisiva para acabar con esa desigualdad insoportable que hace a los seres humanos elegir la muerte en el anonimato de la tragedia antes que la vida que les espera en sus países de origen.

Nuestra conciencia se golpea cuando vemos las informaciones que relatan la muerte de miles de personas como la del fin de semana pasado. Es tarea de todos, especialmente de los miembros del Consejo de Europa que van a reunirse en unas horas, que las muertes de tantos seres humanos que se ha tragado el mar no queden bajo el polvo de las hemerotecas. El futuro de los enormes ojos y la sonrisa de Princesa está en nuestras manos, por cierto, su nombre es Fátima, no lo olvidemos.

¿Qué no hemos de olvidar, Tomás, que es una niña, que es extranjera, que es musulmana, que es una víctima de los mafiosos y de su madre…?

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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