UN VISTAZO RÁPIDO A LA PRENSA

Santi González le refresca la memoria a los socialistas: «La invocación a la militancia es un resabio de partidos leninistas»

"Son gentes de menos de 40 años que se dedican a dividir a los españoles en buenos y en malos"

Santi González le refresca la memoria a los socialistas: "La invocación a la militancia es un resabio de partidos leninistas"
Santiago González

Miren, contra el fanatismo no cabe equidistancia posible: o estás con las víctimas o estás con los verdugos, dice Rosa Díez

La indignación del sindicato de columnistas del papel con el payaso de Gabriel Rufián les lleva a hablar del odio y el rencor que se ha instalado en la política española. «La era de la sinrazón ha quedado solemnemente inaugurada», escribe Cayetana Álvarez de Toledo en El Mundo con su rubia cabellera al viento.

Pedro García Cuartango los tiene bien calados: «Son gentes de menos de 40 años que se dedican a dividir a los españoles en buenos y en malos y alientan una dinámica del odio. Niegan legitimidad al Parlamento y apelan a la calle para justificar todo lo que hacen».

Federico Jiménez Losantos no apunta a los políticos sino a los periodistas que esparcen revanchismo: «Hay una nueva generación de periodistas que, por costumbre o conveniencia, no se toma en serio la libertad, la democracia y la Nación española. Ya sé que no todos son así, pero esa es la tendencia dominante».

Si a estas alturas el lector no se ha enterado de nada de lo que estamos hablando, Isabel San Sebastián –cuyo libro ‘Lo último que verán tus ojos’ habla precisamente de todo esto– se lo resume en una pincelada de realidad en ABC:

«Las injurias proferidas por el diputado Rufián; el desafío abierto al Estado de Derecho lanzado impunemente por su correligionario Tardá; la sarta de insultos a la dignidad colectiva vertidos por Matute, destacado aprendiz de Otegui; las soflamas cargadas de odio contenidas en el discurso de Iglesias, deshecho en sentidos aplausos para el portavoz de Bildu; el independentismo irredento, aunque cortés, del peneuvista Esteban, al exigir una relación «de igual a igual» con la Nación de la que forma parte la comunidad autónoma vasca. España contempla, triste, la división profunda creada en uno de los partidos llamados a vertebrarla por la demoledora gestión de Pedro Sánchez, alumno aventajado de Zapatero, que amenaza con volver para consumar su obra»

Rosa Díez –la echamos de menos en un Parlamento repleto de camisas arremangadas, coletas batasunas y camisas negras– nos lo dice con lenguaje coloquial en El Mundo, para que lo entienda todo hijo de vecino:

«Miren, contra el fanatismo no cabe equidistancia posible: o estás con las víctimas o estás con los verdugos, o estás con quienes han luchado para defender la democracia o estás con quienes han pretendido destruirla asesinando a quienes se enfrentaban a ellos. Y nadie debe olvidar que los socialistas han puesto víctimas, muchas, en toda la historia de la lucha contra el terror».

«Allí en la Cámara, -sentado a pocos metros del tal Rufián y de los líderes de Podemos que le aplaudían a él y afeaban los aplausos solidarios a Hernando-, está sentado Edu Madina, un socialista vasco que ayer se abstuvo en la votación para presidente aplicando lo que él consideró la ética de la responsabilidad de la que habla Weber. Un socialista vasco que fue víctima de ETA precisamente por eso, por ser socialista y por ser vasco».

Pero mi columna preferida es la de Santi González elevando el nivel al recordarnos que el PSOE no ha sido nunca, pero es que nunca, un partido de militantes, sino de afiliados.

«Cualquiera que haya visitado una Casa del Pueblo ha podido comprobarlo in situ. La invocación de la militancia es un resabio de partidos leninistas sin capacidad descriptiva».

«El concepto es leninista, la militancia como vanguardia, la punta de lanza de la revolución, la puntita nada más. Los partidos en democracia se construyen con afiliados y votantes, nada muy épico: la llamada a deshoras es la del lechero».

Sumemos al análisis de González, el que aporta Ignacio Camacho defendiendo a la Gestora que asaltó el poder en el PSOE:

«El sanchismo, incapaz de aportar una sola idea en dos años, ha inoculado entre los suyos el virus de la banalidad. Sólo algunos barones y los dirigentes del llamado Antiguo Testamento, los herederos del felipismo, mantienen cierta cordura en medio de un fortísimo ciclón de propaganda que los etiqueta de traidores. A ellos, con todos sus errores y defectos, tiene el país que agradecerles el coraje de haber descarrilado el plan rupturista de Sánchez»

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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