Las tornas han cambiado en la prensa adicta a Artur Mas. Si hace semanas pedía el diario de Godó que no se le inhabilite ahora se le invita amablemente a que se retire de una vez antes que el PDECat acabe como UPyD.
El recado se lo hace llegar este 12 de marzo 2017 el conde a través de tres de sus firmas políticas más relevantes. Las declaraciones de Fèlix Millet, Jordi Montull y la hija de este hunden la imagen del PDECat y por eso se le invita a largarse. Eso sí, de modo muy sibilino: nadie le ha pedido que se vaya pero muchos lo piden a gritos.
Josep Gisbert le acusa de atornillarse a la silla: «Esta actitud de enrocarse es lo que hoy dentro del PDECat se considera que es políticamente contraproducente y lastra su mensaje no sólo de renovación, sino de regeneración de la manera de hacer política».
Isabel García Pagán le recuerda que si lo inhabilitan, hay dudas más que razonables de que pudiera llegar a ser candidato en caso de condena del TSJC.
«La inhabilitación especial para ejercer cargos públicos por un delito de desobediencia o prevaricación -tal y como solicita el fiscal- le impediría formar parte de una lista. El problema no es el Código Penal, sino el régimen electoral. En 2010 el Congreso aprobó una reforma legal para cerrar el paso a las candidaturas de la antigua Batasuna, pero UPyD coló una enmienda que después muchos consideraron «una trampa». El nuevo artículo 6.2b de la Loreg señala que los políticos condenados por delitos contra la administración pública, aunque el fallo no sea firme, no podrán integrarse en las listas electorales. Así que Mas se quedaría sin margen en espera del Supremo».
Lola García, conocedora de los laberintos políticos de Convergencia, apunta que «algunos cuadros intermedios del PDECat consideran en privado que Mas debería dar el paso atrás definitivo de la política, pero de momento ningún dirigente le ha hecho llegar al presidente del partido ninguna insinuación al respecto. Mas, por su parte, no ve ningún motivo para dejar ese cargo».
Por los nubarrones son las declaraciones de dos empresarios que cargaron facturas falsas al Palau por cuenta de CDC que «son más que comprometedoras y ponen en serios aprietos al extesorero del partido, Daniel Osàcar. Habrá que ver si Mas considera que la responsabilidad finaliza ahí».
¿Dónde está Pilarica Rahola para salir en auxilio de su biografiado? Por cierto, Planeta la ha premiado con el premio Ramon Llull por su novela Rosa de cendra, dotado con 60.000 euros. Y qué casualidad: el año pasado lo ganó otro columnista de La Vanguardia, el periodista Víctor Amela… Todo queda en familia, en la familia Godó.