Cachondeo del bueno.
Carlos Alsina se lo pasó en grande este 4 de diciembre de 2023 hablando del último sapo que se ha tenido que zampar Pedro Sánchez a cambio de tener el apoyo de Carles Puigdemont.
El director de ‘Más de Uno‘ (Onda Cero), al hilo del apellido del mediador, recordó a un conocido personaje de chirigota de los años 90 que hizo fortuna en televisiones privadas:
En la España de los noventa Javier Sardá hizo popular a un actor pequeñito que hacía de pepito grillo en su ‘Crónicas marcianas’. El señor Galindo. Quién no recuerda al señor Galindo de ‘Crónicas Marcianas‘. Bien, en la España de 2023, y en una suerte de homenaje a aquel programa marciano, la vida política española tiene en su renovado reparto no uno, sino dos señores Galindo.
El primero es Fernando Galindo, secretario general del Congreso -letrado mayor- y autor de notas favorables a la tramitación de la ley de amnistía. El segundo, desde el sábado, es Francisco Galindo, ciudadano salvadoreño que ejerce de diplomático acompañante. ‘Acompañante’ es el término ligeramente ridículo que ha utilizado el PSOE, de perdidos al río, para rebautizar al relator de toda la vida (ahora también verificador, es decir, mediador entre dos partes en conflicto, mayormente armado y mayormente un Estado y un grupo terrorista).
Alsina subrayó que el mediador / relator es el que le conviene a los golpistas:
El señor Galindo, diplomático de compañía, fue anunciado por el PSOE y Junts como su mediador de pareja. Sin especificar ni qué papel exacto va a tener ni qué podemos esperar de él. Visto desde la óptica puigdemónica, esta figura tiene todo el sentido porque para el prófugo de Waterloo (en puertas de quedar impune) lo que ha comenzado en Suiza no es una relación entre dos partidos españoles que se detestan y se necesitan con idéntica pasión, sino una negociación entre dos Estados, uno opresor, el otro oprimido, para resolver cómo se hace factible un referéndum de autodeterminación que otorgue al pueblo catalán lo que hoy no tiene, la condición de sujeto político soberano para decidir dónde empieza y dónde termina España.
Añadió que la aceptación del mediador es una bajada de pantalones en toda regla:
El señor Galindo es salvadoreño, o como dice Puigdemont, neutral porque no es ni español ni catalán. Visto desde la óptica del PSOE, lo de las citas furtivas en Suiza con un diplomático de compañía sólo puede ser visto como lo que es, un dislate. Pero ocurre que hubo que tragar para amarrar los siete votos de la investidura y, como diría el autor de ‘Tierra firme’, se hizo de la necesidad, virtud, y se puso a la fábrica de salmos, consignas y argumentarios de hojalata a trabajar para hacer pasar por normal, casi por rutinario, lo que todo el mundo en el partido sabe que es una bajada… lo que todo el mundo sabe que es un sapo.
Y remachó con mucha guasa hablando del cambio de criterio:
En 2019 se filtró que el gobierno estaba por aceptar el relator que reclamaban Esquerra y el PDeCAT y se montó tal escandalera que acabó abortando la legislatura. En 2023 se filtró que Puigdemont atacaba de nuevo con el relator y lo primero que se le escuchó al PSOE -lo publicaron sus propios relatores, cronistas con acceso directo siempre a la verdad- fue que relator, ni de broma. Y extranjero, mucho menos.
No podía ser que el partido que gobierna España con el 32% del voto aceptara ser examinado por otro partido con el 1,6%)en un país ajeno a la Unión Europea y con un notario extranjero. Pero qué disparate es ése, decían, antes de que el disparate mutara, La Moncloa mediante, en un canto al diálogo y, como dice Zapatero, a la democracia libre. ¡Libre, suiza y salvadoreña!