"En política, las sentencias auténticas no son las de los jueces sino las que hacen los periodistas"
¿Qué pensamos cuando oímos el nombre de Francisco Camps? Sin ninguna duda, en un corrupto, un condenado, pero, ¿qué pasó con este hombre para que acabe convertido en un cadáver político?
El periodista Arcadi Espada publica ‘Un buen tío’ (Ariel), una investigación sobre el caso de Francisco Camps que arroja la máxima de Cómo el populismo y la posverdad destruyen a los hombres. Este 27 de febrero de 2018, Espada charla en una entrevista para Periodista Digital en la que desentrañan los pormenores del sistema judicial y del entramado periodístico en relación al caso del político que fue condenado por los medios y por la sociedad pero absuelto por los tribunales, Francisco Camps:
«En política, los juicios auténticos no son los que sentencian los jueces sino los que hacen los periodistas».
Es una de las reflexiones que hace el periodista de ‘El Mundo’, que se adentra con una autocrítica feroz en el mundillo del periodismo:
«Los periodistas somos niños que manejamos bombas. La importancia social del periodismo no se compadece bien con la exigencia que tienen sus profesionales.
«Hoy periodista es cualquiera y no cualquiera es cirujano, somos mucho más importantes que nuestra preparación».
Sobre el caso particular de Francisco Camps, Arcadi Espada deja algunos titulares destacados:
- «A día de hoy Camps todavía no ha leído el libro, se lo entregaré en mano. Nunca en estos cuatro años me ha pedido dejarle leer nada. Ha sido escrupuloso cumplidor de nuestro pacto; esa es la génesis del libro y esas las circunstancias de mi investigación».
- «El asunto de la Fórmula1 lo conozco muy bien y daría para escribir ‘Un buen tío 2’. Basta una anécdota, el Fiscal que envía a traducir unas declaraciones de Bernie Ecclestone, las envía al Google Translate y hacen decir a Ecclestone lo contrario de lo que estaba diciendo. Revela la mediocridad de su trabajo y la penuria que los ciudadanos a veces tenemos que soportar el trabajo de nuestros representantes públicos».
- «Camps no se defendió bien a sí mismo, cayó en la arrogancia del inocente. No calculó que eso iba a destruir su vida política. Pero tenía razones para creerlo. ¿Alguien podía pensar que el primer diario de este país, referencia de la prensa de calidad española, podía publicar 169 portadas en tres años sobre el presunto soborno por cuatro trajes a un dirigente político que además acaba rebelándose en los tribunales como una historia de absolución?»
- «No es que el periodismo no haya perdido perdón a Camps, sino que El País sacó un editorial de cuarta, de muy poco nivel. Un gran diario debería reconocer que había llevado una cruzada equivocada y pedir perdón a Camps y a sus lectores. La rehabilitación de Camps es un asunto muerto. La izquierda lo mató y su partido lo enterró. Rajoy utilizó a Camps hasta que se vio en La Moncloa y después se desentendió de él. Camps debería ser una figura rehabilitada por el PP, porque es un inocente absoluto, porque hizo un gran trabajo y porque está por encima de la media de los políticos de su entorno.
- «Yo digo con toda mi arrogancia que el señor Camps no puede ser juzgado por la Fórmula1, en base a mi análisis que no tiene por qué ser menos ortodoxo que el del Fiscal o el juez. Y contra Camps no hay nada en este asunto».