Susanna Griso suele decir que ella es «muy combativa con el independentismo» pero la verdad es que a veces se le nota poco.
La presentadora ha confesado ser partidaria de la «inmersión lingüística» –es decir, de la imposición del catalán– y afirma que ese es el sentimiento mayoritario de muchos no independentistas. No sucedió en TV3 sino en Antena 3 TV (Atresmedia) este 3 de octubre en ‘Espejo Público’.
Fernando Ónega le ha dado la razón y se ha venido arriba (nunca mejor dicho) exigiendo «dejar de considerar al español como la lengua «superior».
La afirmación de Griso a estas alturas ya no sorprende a nadie. Cuando invitó a su programa al director de la TV3, Vicente Sanchís, le trató con excesiva amabilidad e incluso regañó a al colaborador de ‘Espejo Público’, Albert Castillón, por ser demasiado duro en sus preguntas.
«En cualquier televisión pública de Europa no se permitiría que alguien que ha sido el hombre de confianza de la mano derecha de Puigdemont y vicepresidente de Òmnium Cultural», entre otras, «dirigiese TV3», le recriminó Castillón a Vicent Sanchís. Eso le valió más de un disgusto con Griso.
Porque cada vez que alguien habla de la defensa y la unidad de España, la presentadora le amonesta como una madrastra.
Carles Torras Dalmau, su marido, es confeso separatista y metió en un lío a su mujer al llamar «capullo» al rey Felipe VI en Twitter. Columnista del digital separatista ElNacional.cat, está a favor del referéndum y se refiere a Cataluña como «país» y habla con desprecio de España: «Su unidad está forjada encarcelando a buenas personas».
Los separatistas catalanes no consideran a Griso una de los suyos. ‘Polònia’, el programa de humor de la TV3, vive mofándose de ella por sus entrevistas alfombras a Albert Rivera, otro «catalán traidor» como ella dentro del imaginario independentista. ––Toni Soler (TV3) y la troupe de Rahola salen de cacería contra Albert Rivera y Susanna Griso por catalanes «traidores»—
Griso ha recibido todo tipo de reproches e insultos por parte de independentistas, que la han tachado de «reina del botox», «altavoz del ‘fatxerio’ franquista», «indecente», «fracasada «,» mediocre», «vendida», «populista», «mentirosa», «chusma» y «frívola», entre otros. —Germà Bel se avergüenza de Susanna Griso—
La presentadora parece por momentos estar pidiendo disculpas ante el separatismo pero en otros se sacude sus complejos, como cuando acusó al independentismo de caer en «un infantilismo impropio de una sociedad madura» y denunció «el gran engaño de la ‘revolución de las sonrisas'».
«El gran engaño de la ‘revolución de las sonrisas’ era que todo pasaba por entregar margaritas, cuando quien declara la independencia acaba en la cárcel»
«Es perfectamente legítimo defender la independencia. Pero la unilateralidad de la manera que se ha defendido es lo que me ha dolido porque ha habido un engaño autocolectivo. Eso me hacía sentir estafada y me dolía por mi entorno», dijo en El Hormiguero.
Otras veces, sus contorsiones son evidentes como cuando salió en defensa de los CDR en abril de 2018:
«No están cometiendo un delito de rebelión. Solamente desórdenes públicos. Se nos está yendo de las manos lo de culpar de rebelión a la gente, además, no están siendo protestas violentas».
Las revueltas violentas de este 1-O seguramente le habrán hecho cambiar de opinión.
Griso es la típica estrella de Atresmedia (lo mismo podría decirse de las de Telecinco) a la que le gusta dar lecciones de progresismo –tuvo la desfachatez de sumarse a la huelga feminista del 8-M–.
No pierde oportunidad de sumarse a cualquier causa benéfica que destaque su lado humanitario, –acaba de adoptar a una niña de Costa de Marfil– incluso a veces pagando un elevado precio como el caso Nadia, de donde salió muy mal parada por haber dado cancha a un estafador.