El ‘drama’ en el Pleno del Congreso de los Diputados de este 3 de junio de 2020 en el que Pedro Sánchez se plantaba a pedir la sexta prórroga del estado de alarma, se veía venir.
Y no porque el Presidente tenga hartos a los españoles del ‘secuestro’ durante 100 días, especialmente duro en Madrid y Barcelona, sino también por todo el escandaloso caso que lleva consigo el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que camina por el filo desde hace varias jornadas.
El primero en intervenir tras el machacón discurso del Presidente de más de una hora, cómo no, el líder de la oposición, Pablo Casado, utilizó la técnica de pasar revista a los recién cumplidos dos años de su mandato, algo que, visto en perspectiva, le dejaba al presidente del PP una lista incontable de fechorías en las que recrearse. Y fue lapidario:
Anteayer se cumplieron dos años de la moción de censura que le aupó al Gobierno de España a todos aquellos que quieren destruirla. Al final consiguió montar una alianza Frankenstein y por la que le cesaron sus propios compañeros. “No tenemos nada que negociar con quienes quebrantan la ley y la Constitución”, pero ahora ya sabemos lo que vale su palabra. Por eso hoy quiero defender la labor de una persona íntegra, como Mariano Rajoy, y de un gobierno eficaz, como el del PP.
En todo este tiempo, ha hecho de la polarización y de la división su hoja de ruta; llegó con los bolsillos llenos de confrontación y sectarismo, con las maletas cargadas de populismo, y desde el primer día ha llevado a cabo una campaña basada en el discurso maniqueo y en hacer oposición a la oposición. Es usted el pirómano que alecciona sobre incendios.
Casado siguió pasando revista a los dos años de Sánchez en la presidencia:
Es prisionero de sus apoyos y ha convertido cada votación parlamentaria como la de hoy en un bazar donde la igualdad de los españoles se regatea a precio de saldo.
Ha justificado la condena de los ERES y mantenido como ministros a tres consejeros de Chaves y Griñón; ha creado una mesa de autodeterminación con condenados por dar un Golpe a la legalidad; y ha malversado las instituciones del Estado en beneficio propio, como el CIS, TVE o la abogacía general, y politizar la fiscalía general; y blanquear la dictadura de Maduro mintiendo además en sede parlamentaria.
“Con Bildu no vamos a pactar”, le ofendía la pregunta hace meses: no se cansa de mentir.
Señor Sánchez, usted se intentó vender aquí como un mirlo blanco de la regeneración política, pero en dos años ya es un pato cojo con el peor balance de gestión de nuestra democracia.
Ha logrado ser el ejemplo del mayor fracaso mundial en la lucha contra la pandemia, con las peores cifras de fallecidos por habitante. ¿Cómo es posible que haya según el instituto público 43.000 víctimas y según las funerarias 44.000 y usted solo reconozca 28.000? ¿Le parece decente ocultar a los muertos para esconder su incompetencia?
La lista siguió y fue infinita, dos años de fechorías dan para mucho, hasta que finalmente Casado llegó a lo mollar de los últimos días, la sinvergonzonería con la que están actuando con la Guardia Civil, en una presunta injerencia con el Poder Judicial:
Señor Sánchez, ¿puede usted explicar por qué ha purgado usted a un coronel intachable por negarse a cometer una ilegalidad? ¿Sabe que eso puede suponer un delito de inducción a la revelación de secretos, otro obstrucción a la Justicia y otro de prevaricación? ¿Qué oculta usted para mantener a su ministro del Interior después de mentir?
Usted es el responsable de estas purgas. Esto ya es el ‘caso Sánchez’. Usted protege a Marlaska, Ábalos e Illa porque le sirven de escudos humanos. Ya le aviso de que en cuanto salgamos del estado de alarma solicitaremos una comisión de investigación sobre su nefasta gestión de la pandemia y allí no podrán seguir mintiendo. No merecemos los españoles un presidente que nos mienta sin parar.