En La Retaguardia de este lunes 24 de noviembre, Eurico Campano analiza con el director de ElCatalan.es, Sergio Fidalgo, cómo Pedro Sánchez no sólo mintió en el Senado al asegurar, entre otras cosas, que no conocía a Antxón Alonso, sino que llegó a reunirse con el terrorista Arnaldo Otegi para conseguir el apoyo del comando político de ETA a la moción de censura mientras prometía a todo el mundo que «no pactaría con Bildu».
La tarde del 30 de octubre de 2025 quedará grabada en la memoria madrileña por la expectación y el espectáculo político que rodeó la comparecencia de Pedro Sánchez ante la comisión del Senado que investiga las tramas de corrupción vinculadas al PSOE y a su círculo más cercano. Esta cita, promovida por el Partido Popular gracias a su mayoría absoluta en la Cámara Alta, se transformó en un auténtico duelo verbal donde las acusaciones, evasivas y reproches fueron los protagonistas indiscutibles de la sesión.
El presidente del Gobierno, lejos de amedrentarse, comenzó su intervención tachando a la comisión de «circo» y «comisión de difamación», dirigiendo sus críticas tanto a la oposición como a la propia institución parlamentaria. No faltaron momentos tensos con senadores del PP, UPN, Vox y Junts, quienes aprovecharon para cuestionarle sobre casos mediáticos como el caso Koldo, la financiación del partido, las investigaciones que afectan a su esposa Begoña Gómez, su hermano David Sánchez e incluso negocios familiares ya cerrados.
Evasivas, «no me consta» y contradicciones: la defensa de Sánchez
Durante más de cinco horas ante la comisión, Sánchez optó por una táctica de respuestas evasivas, repitiendo hasta 52 veces la expresión «no me consta», complementada con frases como «no lo recuerdo» o «no tengo información». Esta estrategia no solo dejó sin respuesta muchas preguntas, sino que también avivó las sospechas sobre si el presidente estaba incurriendo en falso testimonio ante una comisión parlamentaria, un delito tipificado en el artículo 502.3 del Código Penal que acarrea penas de prisión de seis meses a un año o multas que oscilan entre 12 y 24 meses.
Varios medios y analistas han calificado algunas afirmaciones de Sánchez como «mentiras flagrantes», especialmente aquellas relacionadas con la imputación de su esposa, su desconocimiento sobre el veto a la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez y su negación respecto a advertencias sobre pagos en efectivo dentro del PSOE. La frase «no me consta» se ha convertido en el escudo protector del presidente frente a preguntas comprometidas sobre financiación irregular, fondos provenientes de prostíbulos y pagos al margen del circuito oficial. Así se saturó la sesión con ambigüedades que evitan respuestas directas.
El impacto político y jurídico: ¿ha delinquido Sánchez en el Senado?
La posibilidad de que Sánchez haya cometido un delito al mentir ante esta comisión ha suscitado debate entre juristas y políticos. Mientras el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, advertía que mentir podría añadir un nuevo delito al Gobierno, la Fiscalía matizó que para considerar falso testimonio es necesario que se produzcan «alteraciones sustanciales de la verdad» que afecten hechos relevantes, no meras reticencias o inexactitudes.
El caso precedente de Santos Cerdán, ex secretario de Organización del PSOE, quien fue denunciado por presunto falso testimonio ante la misma comisión, añade presión sobre Sánchez y su entorno. Sin embargo, la Fiscalía ha mostrado cautela al interpretar esta norma penal.
ETA, Bildu y el relato de la oposición: la estrategia de desgaste
Uno de los temas recurrentes durante esta sesión fue la relación entre el Gobierno y el comando político de ETA, Bildu, así como las políticas penitenciarias aplicadas a los presos de la banda asesina. La oposición ha utilizado este asunto para intentar vincular a Sánchez con un supuesto entreguismo. No obstante, el presidente intentó distanciarse de cualquier irregularidad al defender tanto la legalidad financiera del PSOE como sus decisiones cuando tuvo conocimiento sobre delitos cometidos dentro del partido, como fue el caso de Koldo García.
La comparecencia no logró esclarecer las dudas existentes; más bien profundizó en una polarización política que deja flotando numerosas interrogantes acerca de la transparencia y control frente a la corrupción en España.
La expresión «no me consta» fue repetida por Sánchez hasta 52 veces durante esta sesión, marcando un récord reciente en el Senado. Además, el Código Penal establece penas para quienes mienten en comisiones parlamentarias; sin embargo, la Fiscalía interpreta estas situaciones con restricción exigiendo alteraciones significativas más allá de simples evasivas. Por otra parte, la comisión fue calificada por Sánchez como «circo» y «comisión de difamación», lo cual generó reacciones negativas tanto del presidente como de senadores pertenecientes a todos los partidos políticos.Este asunto ha dado lugar a memes e ironías en redes sociales sobre cómo Sánchez esquiva preguntas difíciles, comparándole con personajes literarios o televisivos conocidos por su habilidad para salir airosos de situaciones incómodas.