El oscuro ‘Manual de Resistencia’ (Ediciones Península-Grupo Planeta), -insigne obra que revuelve las tripas del PSOE por recordar algunos de los peores momentos del partido en su historia reciente-, ya está a la venta firmado por el narcisista Pedro Sánchez. (El sueldazo anual que le da Sánchez a su negra por escribirle el libro).
Tras un pesado auto-prólogo de tres hojas, el mentado inicia su relato con un epígrafe titulado ‘Mi primera decisión como presidente’ y no tarda lo más mínimo en soltar «el refranero asegura que ‘dos que duermen en el mismo colchón acaban siendo de la misma opinión’, y lo que hicieorn tanto él como su esposa Begoña con la pieza donde descansaban Rajoy y Viri. (Gazapo de Irene Lozano en el libro de Sánchez: atribuye a San Juan de la Cruz una cita de fray Luis de León).
«Siendo fiel a la verdad y a la cronología, debo decir que mi primera decisión como presidente del Gobierno la tomé con mi mujer, Begoña, porque las cuestiones de intendencia se anteponen a casi todo.
Esa primera decisión fue renovar el colchón de la cama de matrimonio y pintar nuestra habitación del Palacio de la Moncloa. Decidimos no cambiar más, salvo por razones que entiende cualquiera que haya vivido en un piso amueblado».
El libro, que llega en plena precampaña, incluye algunas anécdotas jugosas, entre ellas a lo que sintió cuando fue expulsado de la secretaría general del PSOE. En este punto, incluye una llamativa anécdota sobre su visita con su familia a la oficina de la Seguridad Social para apuntarse al paro (El nuevo destino del conyugal colchón monclovita de Mariano Rajoy y su mujer ).
«Junto a mis hijas, que me acompañaron aquella mañana, seguí desarrollando mi resiliencia y fortaleciéndome en la incertidumbre. Cogí el tícket del número de orden y los tres nos sentamos a esperar. La gente venía a hacerse fotos conmigo, se formó cierto revuelo y salió la directora de la oficina:
-¿Qué hace usted aquí, señor Sánchez?
– Esperar, le dije».
El socialista Pedro Sánchez y su mujer abucheados en Sanlúcar de Barrameda: ‘¡Fuera, sinvergüenzas!’
