Isaías Lafuente – Después del terremoto.


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

Cada tragedia humana nos muestra siempre alguna imagen sorprendente que nos habla de vida cuando la muerte y el tiempo parecen haber enterrado cualquier esperanza. En las últimas horas, los equipos de rescate que trabajan en el terremoto de Italia han conseguido recuperar a algunas personas que han logrado sobrevivir bajo los escombros. Entre ellas, una anciana, María, a la que se le vino la casa encima. Una viga milagrosa le proporcionó un espacio vital que le permitió eludir la muerte. La mujer, lejos de perder los nervios, pudo alcanzar su costurero y se puso a hacer punto a la espera de que alguien viniera a ayudarla. No se sabe si pensando en la vida o en la muerte tomó la sabia decisión de vivir esos momentos haciendo lo que más le apetecía, demostrando una fuerza mental que quizás sólo proporcione la experiencia.

Aquí en España hemos vivido el terremoto incruento del cambio de Gobierno. En los relevos ministeriales hemos visto alguna cartera sin nombre, como la que recibió Manuel Chaves, otra entregada a nueva vicepresidenta económica con la denominación del cargo en masculino, y alguna, como la que ha recibido el nuevo ministro de Educación, Angel Gabilondo, con algunas letras doradas tachadas de mala manera para eliminar competencias que él no va a asumir. Quizás la crisis sea de tal magnitud que el nuevo Gobierno ha comenzado a recortar gastos con el reciclaje de los portafolios ministeriales, pero más bien cabe pensar que el cambio de Gobierno se ha producido como un terremoto y a alguien se le ha olvidado cuidar estos pequeños detalles.

Habrá tiempo para saber si este nuevo Gobierno que ahora se estrena tendrá capacidad suficiente como para responder al impulso que las circunstancias requieren, que se reclamaba a coro y que, en palabras de Zapatero, ha motivado el cambio. Una renovación tan profunda en el primer año de legislatura es como si un entrenador de fútbol agotase los cambios en los veinte primeros minutos de juego. Algo debió de fallar en la primera alineación y sólo el tiempo dirá si el momento y los suplentes elegidos estarán a la altura. Aunque quizás el que mejor ha definido lo que le espera al nuevo Gobierno ha sido uno de los ministros salientes, Bernat Soria, que echando mano de la metáfora de la celebración que vivimos ha advertido a su sucesora, Trinidad Jiménez, de que tras las palmas vendrá el vía crucis antes de la muerte, que es el día en que te comunican el cese. Al ministro se le olvidó incluir la resurrección en la metáfora. Se verá.

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