Antonio Casado – La marca de la casa.


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Desde el principal partido de la oposición le reprochan a Zapatero que actúe con prejuicios ideológicos en la gestión oficial contra la crisis económica. No parece referirse el PP a las tres líneas de actuación abiertas en materia de gasto público, pensiones y reforma del mercado de trabajo, pues las tres responden a exigencias propias del manual circulante en nuestro querido sistema de mercado libre.

Recorte de gastos y menos rigideces para el empresario a la hora de contratar trabajadores. Por ahí va el plan de austeridad presentado hace unos días por el Gobierno. Tijera en el gasto público, austeridad también a la hora de repartir los fondos de la Seguridad Social a fin de que haya para todos dentro de veinte años y una revisión de nuestro modelo laboral que, entre otras cosas, vincula el salario a la marcha de la empresa.

Por tanto, cuando se habla de prejuicios ideológicos en el plan de vuelo del Gobierno para atravesar la zona de turbulencias, la reprobación a Zapatero se centra en sus frecuentes alusiones al empeño de no dejar a nadie en la cuneta. Es decir, a gobernar también en nombre de los más débiles. O precisamente en nombre de los más débiles, que no son causantes de la crisis.

No tanto por estar exentos de culpa en el desencadenamiento de la crisis, sino porque la solidaridad con los más débiles es la marca ideológica de la casa. Algo propio y algo previsible en un Gobierno que se reclama de la izquierda. Y en ese contexto debemos encajar las reiteradas advertencias que estos días viene haciendo el presidente del Gobierno en el sentido de que su plan de austeridad, con severos recortes en el gasto público, no afectará en ningún caso al gasto social.

Por si había dudas, cinco minutos después de entregar dicho plan a las autoridades económicas de la Unión Europea (actualización del plan de estabilidad impuesto por Bruselas), Zapatero anunciaba una prórroga de seis meses para que sigan cobrando la ayuda extraordinaria de 426 euros los parados que ya han agotado el subsidio por desempleo que legalmente les correspondía. Eso supone que el Estado se gastará 511 millones de euros más en ese capítulo.

Es decir, un paso más en el masivo desembalse de dinero público que comenzó en vísperas de las elecciones generales de 2008 y han llevado al déficit fiscal a la cota negativa del 11,4 por ciento. Por cierto, que esa cota es la que nos ha puesto a España bajo sospecha en los mercados internacionales. Sin embargo, cuando Zapatero anunció la prórroga de los 426 euros para los desahuciados en el subsidio de paro, rompieron a aplaudir los asistentes a la reunión interna celebrada por los parlamentarios socialistas este martes en el Senado.

¿Prejuicio ideológico? Bueno, es una opción. Discutible desde el punto de vista de la ortodoxia económica pero coherente con un ideario de izquierdas. Y este es un Gobierno de izquierdas.

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