Francisco Muro de Iscar – Relevos en política


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

Como si fueran insustituibles. Resulta que un político que preside una comunidad autónoma anuncia su despedida y se arma un belén de aquí te espero. Es cierto que en el caso de José Antonio Griñán se une que también es presidente del PSOE y que algunos le quieren quitar la silla a Rubalcaba y aprovechan cualquier ocasión para serrarle una pata de la silla que le sostiene peligrosamente en el vacio. O dos o tres. Hay tantos que quieren pegarle una patada a Rubalcaba, aunque no tengan nada mejor que ofrecer, que cualquier excusa es buena para intentarlo. Demasiado ruido mediático para una decisión que, además, no es inmediata y para la que, por si fuera poco, ya hay designada una sucesora «in pectore», es decir, en el pecho de Griñán. Lo que nadie sabe es si Griñán ha decidido que ya no puede aportar más a Andalucía -que tampoco ha sido mucho y algunas cosas saldarán cuando ya no esté- o si lo que ha hecho es abrir la guerra en el PSOE.

Y, sin embargo, un relevo en política no es un drama, casi siempre es un alivio y una esperanza. No hay nadie insustituible y si alguno lo piensa así es sólo sobre sí mismo. Pero cuando se va un líder que está en el poder no sólo respiran muchos de sus enemigos; sobre todo sienten alivio muchos de sus compañeros, especialmente los que aspiran a sustituirle, y casi siempre más que nadie los ciudadanos que les sufren. Lo que pasa es que ese alivio se evapora casi inmediatamente de que se designe al sucesor. Hace muchos años, prometí que nunca más diría esa frase de «peor, imposible». Dicen que el hombre es el único animal que tropieza en la misma, pero cuando se trata de elegir gobernantes, los tropiezos suelen ser casi continuos. La humanidad no aprende o no encuentra un sistema menos malo.

Así que la decisión de Griñán no sólo ha desencadenado la lucha por el poder interno en la Junta de Andalucía sino en el PSOE. A Rubalcaba le llevan creciendo los enanos muchos años y él resiste impertérrito, aunque sabe que casi con toda seguridad no será el siguiente candidato del PSOE a las elecciones generales. En todo caso, ya veremos si el PSOE encuentra primero un sustituto para Griñán y luego para Rubalcaba. Y si se cumple la norma de que «alguien vendrá que bueno te hará». Pasa casi siempre, aunque el elegido siempre piensa lo contrario y se reafirma en su convencimiento de que nos va a salvar a todos. La mayor parte de los que tienen poder están encantados de haberse conocido. Aunque muchos de los que les sufrimos pensamos que hubiera sido mejor no haberse cruzado con ellos en el camino.

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