Victoria Lafora – La chapuza hispana.


MADRID, 4 (OTR/PRESS)

El órdago del consorcio liderado por la constructora Sacyr de paralizar las obras de la ampliación de las esclusas del canal de Panamá es mucho más grave de lo que parece y puede causar un inmenso descrédito a la deteriorada imagen de la marca España.
Las grandes constructoras que, ante el derrumbe de la burbuja inmobiliaria, decidieron «hacer las Américas», pueden quedarse sin nuevos contratos si la mediación de la eficaz ministra de Fomento, Ana Pastor, fracasa. Destacados analistas de los mercados financieros sugieren que el ansia por lograr el contrato de Panamá forzó al consorcio a ofrecer un proyecto con un precio inasumible. Otra vez la chapuza hispana de presupuestar a la baja para luego culpar a imponderables varios y doblar el precio. Esta vez la jugada no ha colado, entre otras cosas porque la reclamación de perdidas supone la mitad del coste de la obra.
Pero es que las mentiras de la constructora Sacyr llegan más lejos y alcanzan a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, quien pidió un informe de situación en diciembre y, a 23 de dicho mes, recibió la tranquilizadora respuesta de que las obras evolucionaban bien y que cobrarían las reclamaciones pendientes de 2012. No debían tenerlo tan claro cuándo que, en esa misma fecha, un ex vicepresidente de la compañía se deshizo de un importante paquete de acciones que le supuso una ganancia de once millones de euros. De haberlo vendido ahora, tras el batacazo bursátil provocado por la noticia de la paralización de la obra, habría perdido cerca de dos millones.
Panamá fue casi un clavo ardiendo para la constructora Sacyr que debía 20.000 millones incluso antes de pinchar la burbuja inmobiliaria. La jugada de los sobrecostes le puede salir muy mal porque el Gobierno de Panamá no está dispuesto a dejarse achantar y, además de llamar a los embajadores, su presidente anuncia un próximo viaje a España para exigirles que cumplan el contrato y se dejen de «cuentitos».
El presidente panameño Ricardo Martinelli recordó que tanto el Gobierno español como el italiano, en 2009, respaldaron la solvencia de la oferta del consorcio y que, por lo tanto, ahora ambos países deben hacerse responsables de lo sucedido, dado que el tráfico marítimo del canal supone más del cinco por ciento del comercio mundial.
A la reunión, que la semana próxima se celebrará en Panamá con la presencia de la ministra Pastor, asistirá el presidente de la española Sacyr, Manuel Manrique. De la resolución de este conflicto empresarial, en el que se han visto envueltos varios gobiernos, depende la imagen de seriedad y solvencia de las empresas españolas en el exterior. Conviene recordar que muchas de ellas, entre otras los grandes bancos como Santander, BBVA, o Telefónica, han sido capaces de sortear la crisis gracias a sus inversiones en los mercados de Iberoamérica.
El prestigio en el mercado exterior no puede depender de la irresponsabilidad de unos pocos.

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