Cayetano González – La marcha de Vidal-Quadras


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

No por esperada deja de tener relevancia política la marcha del PP al nuevo partido Vox, del vicepresidente del Parlamento Europeo, ex-Presidente del PP de Cataluña y eurodiputado, Alejo Vidal-Quadras, poniendo así punto y final a casi tres décadas de militancia en el partido que refundó Aznar a finales de los años ochenta.
Sabido es que Vidal-Quadras era muy crítico con la política seguida por el Gobierno de Rajoy en cuestiones tan sensibles como la respuesta al desafío secesionista planteado por CIU y ERC desde Cataluña o a la política de subida de impuestos, o a la falta de voluntad de reformar y de recortar el tamaño de las actuales administraciones. Todo esto lo explica Vidal-Quadras con bastante claridad en una carta de tres folios que ha dirigido a Rajoy en la que tampoco no ahorra una punzante crítica a lo que entiende como falta de democracia interna: «un partido -dice el ya ex- militante del PP- no es un rebaño flanqueado por mastines tras el pastor».
Ha dicho la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal que la marcha de Vidal-Quadras es «una cuestión personal». Una valoración profundamente equivocada que solo pone de manifiesto la soberbia en la que viven los aparatos y las direcciones de los partidos cuando tienen que afrontar noticias que no les favorecen.
La marcha de Vidal-Quadras es un síntoma más de la desafección que una parte del electorado del PP -su cuantía se irá viendo en las próximas citas electorales- siente ante algunas políticas seguidas por el Gobierno de Rajoy. Por ejemplo, la fractura que vive el PP con buena parte de las víctimas del terrorismo; por ejemplo, la sensación que existe en la base social popular de que el Gobierno podía haber hecho mucho más para evitar la suelta masiva de etarras tras la derogación de la doctrina Parot; por ejemplo, la impresión de que no es compatible mostrar una firmeza verbal ante el desafío secesionista de Artur Mas, y al mismo tiempo seguir inyectando cantidades ingentes de dinero a la Generalitat.
Y si a la marcha de Vidal-Quadras se unen las de otros referentes para muchos ciudadanos como el ex- diputado vasco Santiago Abascal o el ex- funcionario de prisiones y ex- militante del PP, José Antonio Ortega Lara, que permaneció secuestrado por ETA la friolera de 532 días, no es muy difícil concluir que el PP empieza a tener un problema muy serio de credibilidad ante su base social y electoral. Que eso se quiere relativizar, como ha hecho Cospedal, con lo de es «una cuestión personal» no es un buen síntoma de que la dirección de los populares acepte que efectivamente tienen un problema. La ventaja es que en democracia son los ciudadanos los que con su voto acaban poniendo a cada uno en su sitio.

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