Más que palabras – El día de la infamia en el recuerdo


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

Se acaban de cumplir 10 años del día de la infamia. Ese día en que se puso a prueba y ¡de qué manera! a nuestro país. Ese 11 de marzo del 2004 es una de esas fechas inolvidables para todos. No hay ningún español que no sepa que estaba haciendo exactamente ese día y a esa maldita hora en que saltaron por los aires muchas vidas y quedaron rotas demasiadas esperanzas.
Yo esa mañana gris y lluviosa amanecí muy temprano. Teníamos previsto entrevistar al líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero en los desayunos de TVE. Cogí el coche e hice el mismo recorrido que hacia una vez por semana desde mi casa en Madrid, cerca de la Ciudad Universitaria hasta Prado del Rey. Puse la radio, como todos lo días, e hice mecánicamente el trayecto. Iba cambiando de emisora y pensando en la entrevista que me había preparado la noche anterior. En un momento dado, sin darme cuenta, me desvíe por una salida diferente de la M-30 y me perdí por las cercanías la casa de campo donde todavía algunas prostitutas ofrecían sus servicios y una de ellas me indicó la salida correcta.
Miré al reloj y empecé a inquietarme porque se me hacia tarde. Cuando llegué a la sala de maquillaje estaba allí Pilar Cernuda, que era otra de las tertulianas, y el Director y presentador del programa Luis Mariñas. Comentamos el formato de la entrevista y poco tiempo después entró un redactor del programa con un «Urgente» en la mano en el que se decía que había producido una fuerte explosión, al parecer en un tren de cercanías.
Cuando nos quisimos dar cuenta empezaron a llegar noticias de que había varios muertos y heridos muy graves. Estábamos en una pequeña sala de espera y ya había llegado Zapatero acompañado de Alfredo Pérez Rubalcaba. La hora del arranque del programa se echaba encima y el número de víctimas no paraba de aumentar. El director nos pidió opinión sobre si debíamos suspender la tertulia y modificar completamente el formato de la entrevista electoral, que no daría comienzo hasta que hubiera datos más precisos de los que estaba ocurriendo… Había varias explosiones en distintos lugares de Madrid: Santa Eugenia, El Pozo, Atocha, pero sólo empezamos a hacernos una ligera idea de la magnitud de la tragedia cuando la cifra de muertos empezó a superar la veintena. Recuerdo vagamente que llame a varios colegas de El Mundo para ver si alguien podía confirmar la autoría y también que Rubalcaba llamó a la Moncloa para que Zapatero pudiera hablar con el presidente Aznar. Todo era confusión y las informaciones contradictorias que daban las distintas emisoras no ayudaban.
Al final se decidió hacer una entrevista de menos duración de lo estipulado y sin tertulianos en el plató, sólo el director y el candidato. Mientras en la sala dábamos por hecho que Aznar llamaría a todas las fuerza políticas y se aplazarían las elecciones que debían celebrarse tres días después, especulábamos con la hipótesis de ETA y aunque en los últimos tiempos había una tensión latente con el tema de Irak, nadie se atrevía en ese momento a hablar de terrorismo islamista.
Rodríguez Zapatero ha contado estos días que cuando regresó de aquella entrevista en TVE a la sede de su partido en la calle Ferraz consiguió hablar con Aznar desde del coche, pero a nosotros Rubalcaba nos dijo que se lo había pasado al móvil antes de entrar en el plató y que este quedo en llamarle en cuanto pudiera darle los primeros datos fiables. Rubalcaba nos contó que Aznar estaba muy afectado por la noticia pero Zapatero dice que le noto frío y distante. Aunque los recuerdos de esos primeros momentos del atentado más grave de la historia de España sean diferentes según la versión que escuches, lo que vino después fue un auténtico shock y en eso coincidimos todos.
Nunca antes un atentado había costado la vida a tanta gente, ni causado tantos y tan graves heridos. Esas 192 víctimas son nuestros muertos y todos los españoles vimos en vivo y en directo aquella matanza horrible, que quedará para siempre. En nuestras retinas. Ese día otro colega Manuel Antonio Rico recordó, por casualidad, que yo había estudiado psicología y pensó que mi perfil era el idóneo para cubrir la noticia desde la morgue instalada en IFEMA. ¡En que maldita hora¡ No hay palabras para describir aquellas escenas de dolor, las autopsias, identificaciones, los llantos, la rabia. Me pasé el día entero tiritando y no de frío precisamente, sino de impotencia. Era incapaz de contener las lágrimas cuando intentaba entrevistar a los familiares y estuve varios días después sin poder probar bocado con un nudo en el estómago que no me dejaba comer ni dormir.. El silencio ensordecedor, la tristeza profunda que te encoge las entrañas, la indignación ante la matanza de inocentes, el miedo, el desconcierto y sobre todo el ¿por qué?, ese ¿por qué? que no tiene respuestas. En los días siguientes al 11-M, la instrumentalización política, los graves errores del Gobierno no tendiendo la mano a sus adversarios para afrontar juntos la masacre y la falta de grandeza de la oposición rodeando las sedes del PP y propiciando que llamaran «asesino» al inquilino de la Moncloa terminaron por emponzoñarlo todo. La sociedad estuvo muy por encima de su clase política en aquellos terribles Idus de Marzo y las víctimas una vez más nos marcaron con su dignidad el camino a seguir. Descansen en paz nuestros muertos y los vivos celebremos ¡por fin¡ la unidad aunque haya sido después de una década.

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