Al margen – Las maletas del PP


MADRID, 23 (OTR/PRESS)

Todo lo que podía decirse y analizarse sobre los resultados de las elecciones andaluzas está ya dicho y analizado, pero hay algo sobre lo que se podría insistir sin pecar de cansino: es la primera maleta que los españoles, las personas que viven en Andalucía en éste caso, obligan a hacer al PP. La primera de las tres o cuatro que se llevará, cargadas de reproche social y pésimos resultados electorales, cuando, en noviembre si no antes, se marche sin gloria pero dejando una paz alucinante. Una paz pobre, pero alucinante.
Más que con la historia del bipartidismo, al que se volverá, si es que se ha ido, pues se trata de un elemento esencial y deplorable de toda restauración monárquica, con lo que se ha acabado es con el crédito a un partido minado por la corrupción y de un feroz anacronismo, pues en su acción de gobierno, llamemosla así, no ha hecho sino intentar regresar a los españoles al ominoso pasado mediante el ahondamiento de la desigualdad. Eso en lo que respecta al primer pilar básico de la democracia, la Igualdad, pues con la Libertad, el segundo, no ha ido la cosa mucho mejor: La Ley Mordaza, las tasas judiciales o los zarpazos a la educación, han querido dejarla maltrecha. De la Fraternidad, el tercero, qué decir, si empobreciendo y desamparando a un tercio de la población se ha practicado el cainismo más despiadado.
Los españoles necesitan recuperar la alegría de vivir, y parece que tienen muy claro quienes se la han venido robando, esos que ahora intentan vender una supuesta recuperación económica, como si ese paliativo curara la gran depresión moral, vital, que el Gobierno del PP, atento sólo al confort de las clases privilegiadas, ha provocado en la sociedad. Así pues, lo sustancial de los resultados andaluces no es el renacimiento del PSOE, que, por otra parte, no podía seguir muriéndose eternamente, ni el descalabro de IU, devorada por Podemos, ni la ascensión de éste, muy pobre para las ínfulas que llevaba, ni la irrupción de Ciudadanos, que es el PP sin el PP, sin éste PP al que el electorado ha invitado a ir haciendo las maletas.
Andalucía no es España, dicen, pero por decir algo, pues, obviamente, sí lo es. O, cuando menos, en esa decisión que se respira en todas partes de decir adiós a quienes tanto la han hecho sufrir.

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