MADRID, 15 (OTR/PRESS)
Los precios de la vivienda llevan cayendo en España 26 trimestres seguidos y según datos de Fomento en el segundo trimestre de este año se ha producido la primera subida. Es por tanto el primer ascenso de los precios desde el tercer trimestre de 2008. Aún así desde los máximos antes de la crisis, los precios acumulan una caída cercana al 30 por ciento. Cierto que no se produce de igual manera por Comunidades Autónomas, ni por localidades ni siquiera por barrios, pero parece ya evidente que el sector recobra el pulso. De hecho, la compraventa de viviendas creció en julio un 10,7 por ciento con respecto al mismo mes de 2014 y el número de préstamos hipotecarios un 27 por ciento hasta los 17.450. Los analistas del sector ya venían pronosticando desde hace meses que 2015 sería el año de la recuperación del sector que comenzaría con una estabilización de los precios y un aumento de la demanda. Sin duda, la creación de empleo, el aumento del crédito y los bajos tipos de interés están detrás de esta mejora que como ha quedado claro no será homogénea en todo el territorio español.
La indiscutible incorporación del sector a la actividad económica y a la generación de empleo sigue siendo, en todo caso, motivo de controversia. Ya se oyen voces, las mismas, que demonizan a este sector. El mensaje de que volver a la construcción es volver a lo mismo, que no hemos logrado cambiar el modelo productivo siguen lanzándose. Sin embargo, la realidad es bien distinta. Primero, la construcción es un sector necesario. Hay demanda que cubrir y genera actividad y mano de obra en muchos otros subsectores de la economía: electrodomésticos, muebles, fontanería, carpintería y otros muchos. Segundo, las empresas españolas han sido capaces de salir al exterior, de internacionalizarse, lo hacen además en mayor número y en sectores muy diversos, produciendo ingresos y valor añadido y su contribución al aumento de la actividad está siendo notable. No es cierto que la economía española no haya cambiado su perfil de crecimiento. Lo que sí se debe evitar y parece que no hay peligro es de generar otra burbuja. Pero no como parece que están empeñados algunos políticos nuevos e indocumentados por la vía de mayores impuestos o de aumentar las restricciones legales.