Fermín Bocos – Un sindicalista raro


MADRID, 14 (OTR/PRESS)

José María Alvarez, nacido en Asturias, residente en Cataluña y recién elegido secretario general de la UGT, es la prueba andante de que el buey es de donde pace no de donde nace. Tan profunda es la mimetización con el paisaje político de su entorno que en relación con el llamado «proceso de desconexión» planteado por los políticos secesionistas catalanes se declara partidario del «derecho a decidir». Es decir, que pese a su condición de socialista vinculado con una ideología que proclama la igualdad entre los ciudadanos, opta por hacer suya un instrumento político ajeno a nuestra Constitución y reservado por los tratados internacionales para los territorios por descolonizar. Lo que a todas luces no sucede en Cataluña, región que forma parte del Reino de España desde la unión hace más de quinientos años entre los reinos de Castilla y Aragón.
¿Cabría pensar que el señor Alvarez desconoce la Historia de España? Me inclino a pensar que no. Más bien creo que estamos ante un caso -por lo demás frecuente- de abducción por cuenta del manipulado relato histórico que despachan los partidarios de la secesión. ¿Qué es lo que hace que un sindicalista socialista haga suyo el discurso de una formación tan de derechas como Convergencia Democrática de Cataluña? La respuesta es patética pero comprensible: el deseo de respetabilidad social. En la Cataluña de Pujol que todos los 11 de Septiembre desfilaba frente a la estatua de Rafael Casanova para rendir homenaje al político austracista presentado como héroe de la resistencia frente a las tropas borbónicas en la caída de Barcelona en 1714, estaban todos los estamentos sociales. También los sindicatos. Durante años nadie se atrevió a discrepar del clima de unanimidad inducida por los medios de comunicación en relación con la «realidad nacional de Cataluña». Hacerlo, proclamando la adhesión a la Constitución y por lo tanto a España, habría sido exponerse a ser tildado de «lerrouxista» cerrando al sindicato las vías para obtener más de una subvención en forma de «cursos de formación».
No juzgo a Josep Alvarez Suárez (nacido José). Es fruto de una época y la renuncia de ser valiente frente a los dogmas del régimen político creado en Cataluña por Jordi Pujol (el mismo farsante que durante 23 años «olvidó» su obligaciones con Hacienda). Ahora que ha llegado a la dirección de UGT cabe esperar que recuerde que un sindicato que se proclama de clase debería defender los intereses de los trabajadores y no distraerse apoyando el «derecho a decidir», mantra desarrollado por el partido que en Cataluña mejor ha servido los intereses de la burguesía. El mismo partido (CiU) que votó junto al PP la Reforma Laboral. Reforma que, entre otros derechos, laminó el papel de los sindicatos en los procesos de negociación colectiva. Vivir para ver.

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