ESTA HUMANIDAD ESTÁ A PUNTO DE DEJAR DE EXISTIR PARA DAR PASO AL HOMBRE DEL TRANSHUMANISMO

Hacia una dictadura de seres robotizados, sin alma y sin voluntad

Hacia una dictadura de seres robotizados, sin alma y sin voluntad

La revista Encounter publicaba hace unas décadas un artículo del escritor Des Griffin en el que citaba las palabras del que fue consejero de Seguridad nacional del gobierno de Jimmy Carter, miembro de la Trilateral y del Consejo de Relaciones exteriores (CFR), Zbigniew Brzezinski:

“La Era Tecnocrática está dando lugar a una sociedad cada vez más controlada. Esta sociedad será dominada por una élite formada por personas libres de valores tradicionales […] que no dudará en realizar sus objetivos mediante técnicas depuradas con las que influirá en el comportamiento del pueblo y controlará y vigilará con todo detalle a la sociedad […] llegará a ser posible ejercer una vigilancia casi permanente sobre cada uno de los ciudadanos del mundo”.

¿Controlar y vigilar a los ciudadanos del mundo en todo momento? Parece que está hablando del internet de las cosas. Sorprendentemente, estas palabras tienen más de cincuenta años y, sin embargo, están describiendo la situación actual, prueba de que el plan de quienes diseñan y dirigen el mundo se está siguiendo implacablemente. Lo mismo que el anuncio de Bill Gates hace un tiempo, cuando habló de virus, pandemias, chips y vacunas de puntos cuánticos, o tantas otras voces que adelantaron lo que se estaba gestando para la sociedad de un futuro muy próximo en las cloacas del sistema.

Pero las élites han dado un paso más en cuanto a la utilización de la tecnología y ellas mismas reconocen a través de sus portavoces que esta humanidad está a punto de dejar de existir para dar paso al hombre del transhumanismo. Por eso se habla de la Industria 4.0 o la Cuarta revolución industrial, que no se refiere exclusivamente a las máquinas sino a los seres humanos. Ahora no solo se trata de manipular la conducta humana, sino de cambiar su esencia evolutiva introduciendo tecnología y nanotecnología en sus cuerpos para crear zombis transhumanos, con códigos MAC y fecha de caducidad; dirigidos por la inteligencia artificial y estimulados por campos electromagnéticos a través de nanopartículas y chips regulados desde el exterior: amplificando los estímulos cerebrales, implantando falsas memorias, borrando historias vividas y propiciando cambios de ánimo a voluntad para crear frecuencias de baja vibración o incluso suicidios individuales o colectivos. Entiendo que esto es escalofriante, pero es la realidad y, cuanto antes lo admitamos, antes empezaremos a poner remedio. Mi consigna es que, a pesar de todo y pase lo que pase, nunca debemos olvidar nuestra parte espiritual ni nuestro poder cuando vibramos en la frecuencia del Amor incondicional. Hoy, más que nunca, debemos poner en práctica los valores que nos ennoblecen.

Estos tiempos de miedo y de incertidumbre, que quizá nunca habíamos pensado vivir, son muy interesantes e iluminadores a la vez. Son situaciones de lucha, pero muy propicias para indagar en el eterno enigma de quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Hablamos desde la perspectiva de la evolución humana en este plano material, prisioneros de la dualidad e inmersos en lo que parece ser un gran sueño que se expresa en una suerte de holograma gigante que no llegamos a comprender. Posiblemente estemos aquí, en este oportuno momento, por algo que se nos escapa: quizá lo hayamos elegido, quizá por mandato, por sorteo o quién sabe la auténtica causa. Toda la existencia es un gran misterio, sobre el cual el ser humano no ha dejado de hacerse preguntas desde que tiene conciencia de sí mismo. Sin embargo, nunca el hombre como especie tuvo tanta responsabilidad como ahora, en esta encrucijada que nos obliga a elegir entre desmarcarnos del rebaño y ser libres, o continuar en la manada, donde solo cabe la estabulación y la aniquilación de nuestra esencia. En una palabra: la separación de lo divino.

Como en casi todos mis artículos, redundo en la idea de dominio y control, eje y objetivo último del gran complot mundial, así como el aspecto multifactorial de esta distopía. Control, no solo de cuerpos y mentes, sino de almas. Así pues, las reiteraciones son intencionadas. No hago más que utilizar su misma táctica, asentado en sus protocolos bajo epígrafes tan sustanciosos como: “controlar el mensaje” e “inundar la zona”. Y eso solo se consigue con la reiteración sistemática, de acuerdo a la dinámica del márquetin para manipular conciencias. Además, afortunadamente, siempre hay lectores que se acercan, por primera vez, a estas ideas alejadas de los bulos oficiales.

Marzo de 2020 marca oficialmente el fin de un ciclo y el comienzo de otro: podemos llamarlo Apocalipsis, según nuestra tradición judeocristiana, Kaliyuga si nos atenemos a la nomenclatura oriental, o la Cuarta revolución industrial, en un lenguaje más acorde con los tiempos, empleando el término de Klaus M. Schwab, cara visible de la multicolor Agenda 2030.

En cualquier caso, no es un problema de virus, sean estos naturales o de laboratorio, las llamadas quimeras. Lo que se esconde tras la cortina del gran teatro covidiano es mucho más complejo. Las teorías víricas son solo estrategias para provocar el miedo a la muerte –la emoción más profunda del ser humano— y, consecuentemente, la obediencia ciega ante cualquier orden o imposición. Esto no quiere decir que no se esté experimentando en laboratorio desde hace décadas, y de ello tenemos un variado catálogo de esperpénticos ejemplos. La práctica del bioterrorismo por parte de los Estados es un secreto a voces, del que somos cómplices silentes.

Amigo lector: todo el montaje de la covid con los diversos flecos de la coloreada Agenda no es más que la estrategia para aniquilar a la humanidad del sapiens de la que formas parte. ¡Despierta y defiéndete!

Si algún youtuber desea reproducir este texto o parte de él para la locución de su vídeo o para cualquier otro uso, debe pedir autorización y citar la fuente al principio de la narración.

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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