La Marea de Pérez Henares

Encierros sin toros

Hay por ahí gente ya pensando en prohibir los encierros. Es más, el diario “El Mundo” vino a proponer algo así ,y lo exigió con gran titular y editorial admonitoria, como unos Sanfermines seguros. Que no hubiera peligro O sea, que habría que quitar los toros . Porque esta claro que el “problema” de los encierros es que hay toros y los toros son sencillamente toros con cuernos. Incluso los cabestros, los mansos, son unas moles enormes que te pueden aplastar, como le ha sucedido a ese chaval. El toro es el peligro y el peligro es la esencia para jugar con el miedo. Eliminar una parte es eliminar el todo.

Pero estamos en tiempos de prohibir. Aquí siempre hay alguien dispuesto a prohibir algo que a alguien no le gusta. Bastaría con que el que no les gusta simplemente no lo hiciera, pues nadie le obliga. Pero no. Si a mí no me gusta tampoco te puede gustar a tí. Y si te empeñas, pues te lo prohibo. Porque no hay más gusto que prohibir a los demás lo que nos disgusta a nosotros. Es un placer doble. Imponer gusto y voluntad contra el gusto y la voluntad contrarios.

La inquisición de lo políticamente correcto y el ejercito de salvación progre nos quieren salvar de todos los pecados y extirparnos todos nuestros vicios. Ellos , y nosotros, que tragamos mansamente y cada día nos vemos reducidos a la sumisión más absoluta y, en ocasiones, hasta vejatoria, no nos damos del todo cuenta de la gravedad del asunto. Pero , so pretexto de “por nuestro bien” “o por seguridad” “o por salud” o por lo que venga en gana y excusa la intromisión e imposición sobre los hábitos y la libertad privada de las personas es un tsunami ante el que nadie rechista siquiera. En esto no hay oposición. Al ciudadano lo aplastan siempre con el beneplácito palamentario porque nadie osa oponerse por el que dirán o por el que votarán.

Lo que está ocurriendo en la vigilada y prohibicionista sociedad actual (permisiva hasta el delirio en otros considerados “modernos” o “progresistas” o “majo ) tiene en realidad e mucho que ver con el esquema mental más reaccionario, “teocrático”, aunque sea laico (podemos estar asistiendo al comienzo de la “teocracia lacia”) y en suma la tendencia al pensamiento único admitido y permitido, castrador de cualquier asunto o elemento que lo incomoda.

Han muerto cinco personas en los festejos taurinos este año. Como todos los años porque el toro es un animal muy peligroso. Y correr ante él entraña un riesgo. Y ahí está la cuestión: el riesgo se asuma personal e individualmente. Como lo hace un alpinista, o un corredor de motos. Como lo asume cualquier automovilista que cada vez que sale a la carretera sabe que cada semana un buen puñado va a dejarse la vida en el asfalto.

Otra cosa es establecer las normas. Y la primera es la de la edad de poder tomar esa decisión de ponerse a correr delante de un toro. Ahí si que debe establecerse, lo está, la edad mínima y el debate establecido pues en principio se permite desde los 16 años. Y uno mismo reconoce el haberse escapado antes de esa edad de la vigilancia paterna para tentar al miedo. La mayoría de edad está en 18 y deberíamos aclararnos en este aspecto de una vez por todas y para todas las cosas.

Junto a la edad mínima está la seguridad mínima exigible. En este sentido se está avanzando realmente mucho. Como también en ir eliminando comportamientos verdaderamente repulsivos contra los animales. A cuerpo limpio o a caballo, si es por el campo, es la manera de ir a un encierro y aquí también debería ponerse aun más coto a esa invasión motorizada que en algunos lugares se produce.

Pero lo dicho. La pretensión de “encierro seguro” sólo puede conseguirse eficazmente quitando el toro. O sea, prohibiendo el encierro. Vamos que por esta regla de tres
Había que prohibir, por ejemplo, el baño. Porque el agua no es de fiar. ¿Cuántos docenas de ahogados llevamos este año? Solo en las piscinas ya unos cuantos y no digamos en río y mar. Habría pues que empezar a pensar en prohibir el baño. O mejor, establecer el baño sin agua. Como el encierro sin toros.

P.D. De lo de la Trini, con la crisis y la gripe A , y queriéndonos encima quitar ya del todo de “jodio fumeque” (algo que no pudo la monja alférez de su jefe Salgado) será la nueva carga contra la libertad individual. Por el bien nuestro, por nuestra salud ya se sabe. Que como somos como somos no queda mas remedio que mano dura y prohibirnos cosas . Y coño ¿no me suena esto a lo que decía Franco? Que no se nos podía dejar sueltos. Ni libres, claro.

PD2 Enhorabuena a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de estado por la detención de los etarras. Si entre ellos está uno de los asesinos de Palma, mejor que mejor.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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