Este 24 de septiembre de 2014, escribe David Torres en Público una columna titulada ‘Gallardón, un hombre de principios‘ en la que arranca diciendo:
Más que una dimisión, lo de Gallardón ha sido un portazo. Como llevaba tanto tiempo anunciándolo, nadie se pensaba que hablase en serio. Al fin y al cabo, Gallardón está amenazando con irse de la política prácticamente desde que empezó. «Yo me voy, ahí os quedáis» es su ‘leit motiv’ desde que en 1998 fracasó su moción de censura contra Leguina. El partido suele responderle: «A ver si es verdad».
Añade que:
Los analistas y psicoanalistas que intentan explicar esta carambola a toro pasado olvidan un precepto fundamental: al presidente no le interesa un pimiento la ley del aborto, el aborto ni la ley, lo que deseaba era abortar a Gallardón y le ha puesto la guillotina a huevo.
Y concluye que:
Sin embargo, para que no se diga, ahí están sus grandes logros: ha privatizado la justicia y la ha puesto en hora con la de 1977. Igual que Superman cuando descabaló la órbita terrestre a fuerza de chicuelinas para dar marcha atrás al reloj. Gallardón, ya lo dije antes, es un hombre de principios. Ojalá de verdad sea éste el final.