Este 20 de noviembre de 2014, escribe Ignacio Camacho en ABC una columna titulada ‘Feudalismo judicial‘ en la que arranca diciendo:
Si a los fiscales de Cataluña les ha faltado convicción o testosterona jurídica para querellarse contra Artur Mas, no parece muy complicado imaginar a dónde va a ir a parar la denuncia cuando la presente el fiscal general del Estado.
Añade que:
A los fiscales del TSJC se les transparentan los titubeos y el encogimiento reverencial hasta en la prosa con que interpretan el estado de ánimo -«convicción limitada», dicen- de los magistrados del Constitucional al prohibir, según ellos de boquilla, el referéndum de cartón del 9-N. A esto se le llama en los latines leguleyos una valoración pro domo sua, aunque en realidad acabe siendo más bien pro domo del señorito de la masía.
Y concluye que:
Estar solo no es mala cosa en un cargo que exige la libertad determinante de la separación de poderes, y un cinéfilo experto en western como él [Torres-Dulce] sabe que está condenado a ejercer el simbólico papel de Gary Cooper en la estación o de Jimmy Stewart en el pueblo de Liberty Valance. Pero le queda poca munición en su cartuchera y el John Wayne que lo podía sacar del apuro se ha ido a otro bar a tomarse una cerveza.