Este 8 de abril de 2015, escribe David Gistau en ABC una columna titulada ‘El foco‘ en la que arranca diciendo:
Ciertas escenas de la vida interior de los partidos, como la junta del PP de ayer, ayudan a comprender por qué, tarde o temprano, los líderes se arrogan una presunción de infalibilidad por la que terminan fijando su residencia mental en una dimensión paralela como la del show de Truman. Los partidos potencian el comportamiento gregario, esto ustedes ya lo sabían.
Añade que:
La intervención de Rajoy ante su partido fue un ejemplo de lo dicho. Agarró la realidad, la prohibió e impuso otra que podría haber sido repartida en cuartillas mecanografiadas a doble espacio y con membrete oficial.
Y concluye que:
Rajoy pide la mudanza colectiva al show de Truman que le han armado los tramoyistas de la propaganda, para que allí podamos cobijarnos en su infalibilidad fingiendo creer que en verdad éste es el mejor de los mundos posibles. Hasta que cae un foco del cielo, momento en que a Truman le fue inseminada la duda como rara vez confiesa que le sucede un espíritu gregario acomodado en la verticalidad partidista, siempre que ésta suministre ínfimas cuotas de poder.
