La Marea de Pérez Henares

El golpe del mayor Trapero

Es una inmensa mentira, engordada durante años, falaz de principio a fin, perpetrada con absoluta alevosía por el nacionalismo contra la Constitución y la democracia españolas. Su conclusión final es lo que estamos padeciendo ahora. La definitiva farsa vivida estos últimos días. Tras la violación de toda ley y norma, las propias incluidas, y el aplastamiento del más leve rastro de limpieza y parámetro democrático si llegó al día señalado donde ya se violó ya el último vestigio de legitimidad y validez. Sin censo, era «universal», o sea del mundo mundial y de listin telefonico, sin mesas electorales, sustituidas por voluntarios secesionistas, pudiéndose votar en cualquier parte, lugar y las veces que placiera, e incluso a puñados, sin control alguno y sin otro recuento que el que presuntamente realizaban los propios golpistas.
Es mentira todo. Los millones de papeletas. Los ¡mil! (ya irán por ellos) heridos, que en realidad tan solo dos de consideración (un infarto y un manifestante alcanzado por una pelota de goma en un ojo) y el resto una forma de propaganda donde un picor de nariz o la ruptura de una uña puntuaba y sumaba. Esos son los hechos pero de la jornada, el Estado de Derecho, nuestra Constitución, nuestras Instituciones, España en suma, ha salido con una gravísima herida. Nuestra imagen mundial ha quedado manchada, nuestro gobierno señalado y nuestra propia percepción sobre nuestro presente y futuro como Nación teñida de los peores presagios. Amenazas que con total seguridad se van a concretar mañana.

Porque en efecto no puede decirse, nadie que no sea un fanático de la causa al menos, que esto haya sido un referéndum y mucho menos válido. Pero ha sido un golpe de Estado que ha dado un paso decisivo para lograr su propósito. Un Golpe cuya ejecución ha sido obra de la policía de la Generalitat y del Mayor Trapero. Y que quienes debieron previamente de prevenir y neutralizar, fueron incapaces de ello. Cuando Trapero, actuando con doblez, felonía pero perversa eficacia, ordenó a sus agentes que no actuaran en los colegios y desobedecieran las ordenes judiciales la suerte estuvo echada. La Guardia Civil y la Policía Nacional hubieron de intervenir solos y a cara de perro y el plató propagandístico quedó perfectamente decorado para rodar la película. Los golpistas eran los buenos, los que defendían la ley, los malos. Y esa es la imagen, retransmitida urbi et orbe que ha quedado. El Gobierno, el presidente Rajoy, la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría el ministro del Interior salen muy dañados del envite. Negar las evidencias es cosa mas bien de políticos.
Por delante queda el vértigo y la zozobra. Ahora ya con proclamación de Independencia inminente. Hoy ante ella España está mas débil de lo que ayer estaba.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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