ANALISIS

Rafael López Charques: Submarino amarillo

Rafael López Charques: Submarino amarillo
El lazo amarillo en el Ayuntamiento de Barcelona TW

Analizando el separatismo catalán, posiblemente habría que recomendarles que adaptasen sus símbolos, himno, bandera, logo, etc. a la realidad de su proceder. Un submarino amarillo los resumiría con gran fidelidad.

Los submarinos son unos barcos muy apreciados en las marinas militares, por el hecho de poder navegar sumergidos y silenciosamente, lo que los hace difíciles de detectar y en consecuencia de destruir, al tiempo que ellos pueden atacar desde la profundidad de las aguas, lo que les da una posición inicialmente ventajosa en las contiendas.

Este ha sido y es el proceder de los separatistas. En su contienda con España, llamemos a las cosas por su nombre, han actuado como dichos barcos. Aprovechándose de la voluntad de concordia y entendimiento de nuestro país, le dan el zarpazo siempre que pueden, para a continuación difuminarse momentáneamente (es decir, hasta que pase el temporal), en declaraciones victimitas, mientras traman otro ataque.

En medio de todo no es de extrañar. Personas poco sospechosas de autoritarismo y tenidas por grandes demócratas, hace tiempo que avisaron del problema. Juan Negrín ya dijo «No estoy haciendo la guerra para que nos retoñe en Barcelona un nacionalismo estúpido y pueblerino». Por su parte Manuel Azaña comentó «Una persona de mi conocimiento asegura que es una ley de la historia de España la necesidad de bombardear Barcelona cada dos años. El sistema de Felipe V era injusto y duro, pero sólido y cómodo. Ha valido para dos siglos» Recientemente Felipe González advirtió «El terrorismo del País Vasco es una cuestión de orden público, pero el verdadero peligro es el hecho diferencial catalán».

Los separatistas han elegido como logo un lazo amarillo. Debemos que suponer que son unos ignorantes, pues de lo contrario ellos mismos se están autodefiniendo como lo peor de la sociedad. Tal emblema ha sido en la historia europea un signo de prostitución, herejía y traición.

Las crónicas enseñan que en 1470, en Hamburgo, se hacía llevar a los herejes y prostitutas lazos amarillos. Por otra parte, en la antigüedad, el izar en los barcos o pueblos una bandera amarilla, era un aviso de había peste o enfermedades, para que las personas no se acercasen.

Como los independentistas actúan como submarinos, llevan lazos amarillos y les gusta hacerse notar, deberían adoptar un único símbolo que resumiría a todos los que tienen y los refleja muy bien, un submarino amarillo. Además podrían declarar como himno nacional a la célebre composición de los Beatles del mismo nombre. Todo ello los pondría a la cabeza del mundo, como les gusta considerarse, al ser el primer pueblo que actuase así, al tiempo que evidenciaría su estupidez, ignorancia y falta del sentido del ridículo.

Dado que todo hay que decirlo, debemos reconocer que a ello les ayuda, la actuación de nuestros gobiernos, que parecen competir en cual es el más inepto para terminar de una vez por todas con el tinglado separatista. Como tanta ineptitud y falta de visión de la realidad parece sospechosa, cabe preguntarse si no será en verdad una táctica o precio que pagan para mantener a la ciudadanía entretenida, mientras campan a sus anchas y hacen todo tipo de desatinos que les convenga.

El anterior gobierno, teniendo durante una legislatura mayoría absoluta en ambas cámaras, responsabilizaba a su predecesor, pero no solucionó el problema, más bien actuaba como si fuese una rabieta de niños. El actual culpa al que sustituyó, pero lo único que hace es inundar al país de gestos teatrales y bonitas palabras.

¿Qué podemos esperar? Tan solo que el día menos pensado el submarino amarillo emerja a la superficie, con todo el poderío que por razones espurias le han dejado acumular, y destruya a su cacareado eterno enemigo, España.

Raloch

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