Conocida por décadas como emplazamiento de la prostitución, la Alameda de Hércules es un barrio popular, pleno de historia, arte e idiosincrasia sevillana.
Hace unos años el Ayto. acometió la peatonalización del gran espacio público que es su eje, con el fin de recuperarlo para la ciudad.
Una vez concluida esta obra, la prostitución fue languideciendo, se rehabilitaron y construyeron muchas viviendas, y lo más notorio, comenzaron a abrirse más y más bares y restaurantes por toda la Alameda y alrededores.
A día de hoy la zona se ha convertido en un auténtico «parque temático» de bares y restauración, que abarrotan el espacio con mesas, sillas, veladores, expositores, etc.; con lo que un montón de negocios, básicos como infraestructura de barrio, han desaparecido: librerías, videoclub, confitería, papelería, hostal, agencias de viajes, de seguros, etc., todos sustituidos por nuevos bares.
A la par continuamente se celebran ahí eventos, ferias, conciertos… y también el Ayto. permite las botellonas en medio de la plaza, con consumo generalizado de alcohol y drogas.
Todo esto conlleva grandes molestias y problemas a los residentes: ruido continuo excesivo, charcos de orines y vidrios rotos por doquier, vomitonas en aceras y portales, etc…
Los vecinos antiguos, que alguno queda aún, dicen que, con diferencia, ésta es la peor época de la Alameda, para habitar ahí.
Y como colofón el Ayto. ni siquiera la tiene declarada «Zona saturada de ruidos», que sería lo lógico e impediría la apertura de más bares.
Así, actualmente, vivimos la auténtica prostitución de la Alameda, mercantilizada en aras del beneficio económico de unos cuantos y, lo que es más deplorable, del propio Ayuntamiento de Sevilla.