LA SEGUNDA DOSIS

Alfonso Rojo: «Ceuta, PP, VOX y el que asó la manteca»

A medida que pasan los días y los hechos, se reafirma en mi interior la tesis de que VOX no es la versión dura y combativa del PP, que se irá diluyendo a medida que se acerquen las elecciones generales, porque los españoles, pensando en el ‘voto útil’, apostarán por los populares para echar Pedro Sánchez de La Moncloa.

Mi impresión es que VOX ha llegado para quedarse y que todas las opciones que tenga la derecha para gobernar, en el conjunto de España y en cada autonomía, pasan por la alianza entre el PP y el partido de Santiago Abascal.

Y justamente por eso, me ha parecido singularmente torpe el comportamiento del Partido Popular en Ceuta, permitiendo que se declarara ‘persona non grata’ a, líder de VOX.

No está afectado en absoluto Santiago Abascal. Ni siquiera está enfadado.

Lo que deja caer el presidente de VOX, es que el tancredismo del PP en Ceuta, facilitando que el PSOE y sus turbios aliados locales le declararán ‘non grato‘, huele a ‘ensayo‘ de un futuro pacto PP-PSOE, tras la próximas generales, en las que todo indica y no sólo los sondeos, que el centroderecha español se alzará con la mayoría absoluta.

Parece ser que no le ha llamado ni un solo dirigente popular. Ni un mensaje por Whatsapp y eso no es irrelevante.

El error, la pifia, la torpeza del PP, al avalar con su abstención que la izquierda y los musulmanes de la Asamblea de Ceuta lograran su propósito de estigmatizar a Abascal, son de aurora boreal.

De hoz y coz se metieron los populares en la estrategia del socialcomunismo y eso pone en evidencia que son más pardillos de lo que parecen o que siguen tan acomplejados como antaño, aceptando sumisos la supuesta superioridad moral de la izquierda.

Desde el pasado viernes, ha opinado sobre el espinoso asunto bastante gente en el PP y de forma diversa, pero la ciudadanía, el electorado, la gente, sigue esperando que se pronuncie Pablo Casado.

No ha hablado tampoco Isabel Díaz Ayuso, porque todavía nadie le ha preguntado o por prudencia, aunque muchos imaginan que su opinión estará más cerca de la de Cayetana Alvarez de Toledo, quien ha calificado la jugada de «disparate estratégico», que de la de Juan Jesús Vivas, presidente de la ciudad autónoma con los votos de socialistas y compinches, que se ha reafirmado en la abstención anti-Abascal y ahora dice que la decisión fue suya y no de la Dirección Nacional.

A propósito de la conducta de Vivas y los suyos, el presidente de VOX la ha calificado de ‘cooperación necesaria’.

Salta a la vista que la desdichada abstención ha abierto una brecha en el Partido Popular, desde la cumbre a la base, y que los de la sede de la calle Génova se han metido en un jardín innecesario. Han picado en la trampa de la izquierda.

Si es verdad que el presidente de Ceuta tomó la decisión sin contar con la dirección del PP, los CasadoTeodoro y compañía sólo tienen dos opciones.

Una es avalar a Vivas. Otra es desautorizar a Vivas.

Lo que no pueden hacer, en ningún caso, es ponerse de canto.

Si la abstención fue un error, no enmendarlo lo hace todavía mayor.

Manda huevos que en estos momentos, cuando las encuestas confirman que el viento sopla a favor y que los días en La Moncloa del socialista Sánchez parecen contados, el PP otorgue al PSOE y sus colegas una baza como esta.

Ni el que asó la manteca.

ALFONSO ROJO

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