¿Saben ustedes cómo se denomina “asamblea” en ruso?
Pues asamblea en ruso es “soviet”. ¿Les suena, verdad? Pues sí.
De ahí lo de aquella Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (Asamblearias), y su triste herencia cifrada en casi cien de millones de muertos, solo en Rusia y sus colonias colindantes. A nivel mundial, bastantes más.
El truco
En mi época universitaria, a principios de los setenta, aprendí cómo cinco personas pueden llegar a manipular a mil. El sistema consistía en convocar anónimamente, vía “panfletada”, una asamblea de estudiantes, y una vez la masa de alumnos estaba concentrada, situarse estratégicamente cubriendo las cuatro esquinas, más el centro, del local, o plaza. De esta manera, y con solo cinco “compañeros”, se podía movilizar y manipular a una masa de mil personas.
Uno chillaba desde la esquina derecha trasera: – ¡Huelga! – A lo que era rápidamente respondido por el “compañero” situado, diagonalmente, en la esquina delantera izquierda: – ¡HUELGA!
En seguida se repetía la jugada por los “compañeros” camuflados en la diagonal opuesta: – ¡Huelga! -… – ¡HUELGA! –
Finalmente se unía el situado en el centro de la masa: – ¡HUELGA!– Y ya estaba liada. A los pocos segundos la masa estudiantil se dejaba arrastrar, borreguilmente, por lo que aparentaba ser la opinión mayoritaria, montándose – acto seguido – una esperpéntica competición de haber quién gritaba – “¡Huelga!” – más fuerte y con más ganas.
Los subvencionados y controlados chiringuitos vecinales
Este ladino sistema igual servía para manipular estudiantes que obreros, y por supuesto – ¡cómo no! -para manejar las asambleas de barrio… ¿Les suena la música?
Se dará marchamo democrático a lo que no es más que una premeditada y estudiada manipulación de la masa. Una vieja técnica muy empleada por los “peces” (comunistas) durante los años 70, tanto en barrios, como en fábricas y universidades, y que ahora, al calor de la crisis, retorna promovida por aquellas minorías (las de siempre) que pretenden conseguir directamente el poder, sin pasar por las urnas.
Habría que remontarse a los acontecimientos habidos en Rusia, a partir del 18 de abril de 1917, para descubrir quién inventó este ingenioso y perverso sistema “asambleario”, es decir “soviético”. Un sistema que permitió a los bolcheviques, con tan solo doscientos mil miembros, apoderarse de un país de más de ciento setenta millones de habitantes, y, tras ejecutar a toda la oposición civil, política, y religiosa, tenerlos bajo su férrea bota, policial y militar, durante más de setenta años.
Porque estas minorías chillonas, una vez “okupan” el poder ya no lo sueltan. No tienen más que mirar a los Castro, Maduros, Ortegas, y demás beneficiarios de lujo del sistema asambleario, para darse cuenta por dónde se pasan las urnas y la democracia, cuando ellos alcanzan el poder.