Por supuesto que se benefició Pedro Sánchez de las saunas-prostíbulo que explotaba su suegro y en las que Begoña, a veces sola y en ocasiones con su ayuda, hacía de administrativa.
¿O de dónde se creen ustedes que salió el dinero con el que la pareja, por aquel entonces a dos velas, pagó primero el piso de Somosaguas Park, se trasladó después al Prado de Somosaguas y terminó adquiriendo un apartamento en Mojacar?
No tiene nada de malo que te ayude la familia a abrirte paso en la vida, todo lo contrario, pero coincidirán conmigo en que es chocante, incoherente hasta chistoso que lo haga con la turbia pasta que generan media docena de burdeles y clubs de alterne, cuando tu te dedicas a despotricar contra la explotación sexual y tu parienta es la primera que aferra la pancarta en favor de abolir la prostitución, cuando llegan las manifestaciones del 8-M.
La maniobra de los atribulados gurús de La Moncloa y sus acólitos de la ‘Brunete Pedrete‘ consiste ahora en presentar a Sánchez como una víctima y repetir como loros que somos unos estrechos, moralistas pacatos, intentando censurar el amor libre y el disfrute del cuerpo.
Se lo escuché ayer por casualidad ayer a Ana Pardo de Vera en ‘Todo es mentira’, el programa de Risto, donde le dieron un masaje.
La directora de Público que de tonta no tiene un pelo pero desborda soberbia, viene a decir que todo este embrollo carece de interés periodístico y que no es de recibo que a estas alturas nos pongamos en España a fiscalizar la jodienda.
No paisana, no. Para empezar porque la Sauna Adán, la Azul, la Princesa y resto de antros no han sido nunca más que burdeles maquillados, repletos de meretrices y de chaperos, casi siempre emigrantes jovencitos.
Y segundo, porque tanto tu amado Pedro como tu querida Begoña, así como como la podrida empresa política que regentan, han hecho del feminismo un arma arrojadiza.
Ampliando el espectro, esto es como lo de Ábalos, Koldo, Tito Berni y camaradas puteros.
Yo no consumo ese producto, pero me niego a condenar a quien lo hace, excepto si -como ha ocurrido sistemáticamente con estos del PSOE-, tienen la caradura de pasarnos la cuenta a los sufridos contribuyentes.
En este asunto, Feijóo y los populares han mordido y no precisamente en hueso.
Harían bien en no soltar bocado.