El ministro para la Transformación Digital, Óscar López, ha acudido este viernes al Senado para responder sobre las fiestas que habría realizado el ex ministro de Transportes, José Luis Ábalos, durante la pandemia.
La estrategia del dirigente del PSOE madrileño fue clara, echar balones fuera, repetir tres frases hechas, atacar a los senadores que hacen las preguntas y lanzar directas e indirectas contra la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
En especial cuando fue el turno de palabra del popular Alfonso Serrano, momento en el que se puso el traje de opositor y encendió la máquina del fango. A tal nivel que el senador señaló que lo del socialista es como dice la canción: “no es amor, es obsesión”.
Ante la falta de respuestas y explicaciones claras, Serrano fue tajante sobre la razón de su convocatoria por parte de la Comisión:
“Usted está aquí porque forma parte de un Gobierno, y en su etapa de presidente de Paradores, en la que los principales responsables de esta trama, utilizando dinero público contrataban personas, recibían comisiones y posiblemente lo celebraban en dependencias públicas como era Paradores”.
López reconoció que la periodista Kety Garat le preguntó sobre la fiesta en el hotel, que él indagó con su equipo pero le dijeron que no hubo un hecho como ese “ni en Teruel ni en ninguno otro Parador”. También admitió que no le preguntó al propio Ábalos sobre la supuesta juerga y que tenía poco contacto con quien era secretario de organización del PSOE. Además, afirmó que intercambió mensajes con Koldo pero que no tuvo una relación cercana.
Hizo referencia sobre la denuncia de los trabajadores sobre presiones por parte de la cúpula de Paradores para que no hablen con los medios sobre el tema.
“Los trabajadores han denunciado los comportamientos y se han encontrado con amenazas”. Sobre la carta que ha trascendido, afirmó que si bien “jamás” hubiese enviado la misiva entendía que era “para preservar el buen nombre” de la cadena.
El popular también resaltó el hecho de que la actual directora de Paradores, Raquel Sánchez, que sustituyó a Ábalos en Transportes, y el segundo al mando, fue jefe de gabinete de Ábalos, por lo que resta credibilidad a la versión oficial.
Pese a su ‘defensa de la verdad’, López se limitó a despreciar las informaciones publicadas por distintos medios a lo que definió de «chascarrillos».
De antisanchista a escudero de Sánchez
Su meteórico ascenso es un tema espinoso de acuerdo a sus reacciones, especialmente por su pasado antisanchista.
El nerviosismo del socialista fue evidente: saltó desde el primer momento cuando la senadora del PP, María Mar Caballero, le preguntó sobre el cambio de presidente de Paradores a director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. En lugar de responder, se dirigió al presidente de la Comisión para preguntar si se iba a hablar de su gestión y la presunta juerga de Ábalos en Teruel o de algo “más amplio”.
“De apoyar a Patxi López porque consideraba a Sánchez casi como un peligro público, a ser su jefe de Gabinete, luego ministro y ahora a liderar el PSOE de Madrid, tras cargarse a un compañero. ¿Cómo se pasa de supuestamente reunirse con Villarejo para encontrar trapos sucios de Pedro Sánchez y los negocios con saunas de su familia a presidente de Paradores?”, inquirió Serrano.
El socialista respondió haciendo una referencia a la imagen del encuentro entre el senador y la pareja de Ayuso: “Buenos, días Coca-Cola para todos y algo de comer, ¿no?”.
La respuesta del popular neutralizó y devolvió el golpe: “Por supuesto, nos tomamos una si quiere después, no tengo ningún problema. Mientras no me invite usted a ‘sobrinas’, Coca-Colas las que quiera”.