Recordará el lector que poco antes de las elecciones del 2004, Mariano Rajoy (entonces seguro vencedor) fue recibido en Downing Street por el lider laborista Tony Blair. Ello provocó que José Bono llamara al británico «cretino» y otros epítetos de escasa naturaleza.
Ignoro lo que esa visita de cortesía en busca de foto le dijo el entonces premier Blair al aspirante Rajoy. Estoy leyendo las Memorias del ex primer ministro, interesantísimas por cierto y me encuentro las reflexiones del marido de Chérie realizadas ya desde el «retiro» político doméstico que cuadran como anillo al dedo al aspirante conservador a la Moncloa.
Escribe Blair que la primera regla en política es que no hay reglas.
«Si uno tiene las políticas adecuadas y la estrategia adecuada, siempre tiene la posibilidad de ganar, siempre que se conecte con el pueblo. Sin ellas, se puede perder por muy segura que parezca la victoria»
«Fingir que se podía perder fue clave. Que todo pendía de un hilo contribuyó a motivar y galvanizar el partido y a mantener la disciplina entre la militancia y los simpatizantes…Ganamos al Partido Conservador, porque se había escorado hacia posturas duras, de derecha pura y a lo largo de los tres años en la oposición yo había aprendido cómo enfrentar a un líder tan dotado como John Major…»
Major en una campaña larga y dura buscó que el lider incuestionado en todas las encuestas perdiera la cabeza…»Eso no sucedió…»
Salvando todas las circunstancias distintas, obviamente España no es el Reino Unido ni tiene su «seny» democrático, se puede afirmar con justeza que esa es precisamente la situación hoy del jefe del PP.
Pérez Rubalcaba pretende que pierda la cabeza. Será difícil porque ese es el predio más específico de Mariano.
OJO A LA DERECHA DURA
Rajoy conoce mejor que nadie el enorme y complejo tejido político, sociológico e ideología que nutre al Partido Popular. Dentro de la más formidable formación políticaq de Europa hay un sector reaccionario, profundamente conservador, ultraderechista, que puede y hasta debe existir teniendo en cuenta que en nuestro país no hay un partido de esas características «estrictu sensu».
Pero será un error histórico si Rajoy cede a la tentación de que ese grupúsculo dicte su política principal. No lo creo porque Mariano es antes que nada y por encima de todo un moderado, pero tendrá muchas presiones como las que ha padecido a lo largo de estos casi ocho difícilísimos años al frente de la alternativa popular.
En efecto. Major sepultó en 1997 a los «tories» porque en ese legendario partido británico triunfaron las tesis más duras frente al Nuevo Laborismo que se sitúa justamente en el centro político, en la sensatez y en las reformas.
Tengo para mi que ese es el camino elegido por el gallego de Pontevedra. Y es, justamente, en este momento donde esa vitola debe lucir con más esplendor. No sólo en él sino en el resto del estado mayor político que le acompaña en esa longa caminata hacia el poder. Si cometen el más mínimo error terminarán por pagarlo caro aunque el PSOE de Zapatero/Rubalcaba haya colocado al país no en el abismo sino en el abismo mismo.
Subraya también Blair que no hay derrotas inevitables y tampoco victorias inevitables.
Creo que se me habrá entendido todo. O no.
