El malestar con los políticos sigue dando espacio al populismo antisistema

La irresistible ascensión de ‘Podemos’ y lo que traen escondido en la mochila Pablo Iglesias y sus coletudos

Se sitúa ya como tercera fuera política, mientras el PP amplía a 8,8 puntos su distancia sobre el PSOE

El voto creciente de Podemos no es el del simple descontento. Es un voto contra el régimen. Un voto de ruptura.

Ya no están bajo radar: el que no los vea venir es porque no quiere verlos. La irrupción de Podemos en las europeas sorprendió hasta a sus propios promotores, pero ahora están creciendo a la vista de todo el mundo menos de los que prefieren taparse los ojos.

Tan sólo 198 días después de nacer y 146 días desde que se registró como partido político para las elecciones europeas, en las que logró cinco escaños, Podemos ya se ha convertido en la tercera fuerza política del país, según el último barómetro del CIS.

Los datos de la encuesta indican que el partido de Pablo Iglesias lograría un 15,3% de los sufragios si hoy se celebrasen elecciones, por detrás del PSOE (21,2%) y del PP (30%).

Pero la intención directa de voto muestra que Podemos superaría a los socialistas con un 11,9% frente al 10,6%, por detrás del 12,8% del PP.

CONCLUSIONES PRECIPITADAS

Sería imprudente sacar conclusiones precipitadas de este sondeo.

No solo queda mucho tiempo para las próximas elecciones, lo que permite a los encuestados jugar más alegremente con sus intenciones de voto, sino que fue realizado cuando el Partido Socialista se encontraba aún sin líder ni proyecto.

Después de unas elecciones la formación ganadora refuerza sus resultados cuando al poco tiempo se les pregunta a los ciudadanos.

En este caso, el beneficio de la opinión se lo lleva Podemos al haber sido la sorpresa de esos comicios que, en efecto, trastocó todo el panorama político.

IZQUIERDA UNIDA DEVORADA POR LOS ROJOS

La encuesta del CIS coloca a Izquierda Unida en una mala situación, al desplazarla al cuarto puesto, con un 8,2% de los votos.

En las urnas, el partido de Pablo Iglesias obtuvo un 7,94%, -1,2 millones de votos y cinco eurodiputados- en tanto que IU cosechó el 9,99% y seis representantes. A UPyD también le va mal en este estudio.

El pasado 25 de mayo le votó el 6,5% de los ciudadanos y la encuesta apunta que ahora bajaría hasta el 5,9%. Ese recorte ha beneficiado a Podemos y al PP. Los planteamientos rupturistas con la dinámica tradicional de los partidos defendidos por UPyD coinciden en cierta medida con el mensaje de Iglesias.

Por ahí ha habido fugas, pero también las hubo hacia el PP. Un dirigente de UPyD da por supuesto que la irrupción de Podemos motiva que el votante conservador que saltó del PP al grupo de Rosa Díez vuelva ahora al primero.

Los socialistas se quedan con el resultado más bajo de su historia, aunque nadie da credibilidad a este dato por las fechas en las que se realizó el sondeo: a principios de julio, es decir, antes de que la militancia eligiera a Pedro Sánchez como su líder.

La preocupación por el paro sigue a la cabeza, seguida por la desafección y la desconfianza de los ciudadanos hacia la política y los políticos.

Los ciudadanos que fueron preguntados por su intención de voto en esa primera semana de julio mostraron un gran desapego hacia el PSOE. En esos días, los socialistas estaban haciendo frente a su crisis interna, tras la renuncia del anterior secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, y tres aspirantes en pugna por hacerse con el liderazgo.

En ese contexto de desconcierto se elaboró el último Barómetro del CIS. Los estudios demoscópicos que están en marcha en estos momentos para evaluar el impacto que ha producido en la sociedad la elección de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE y seguro aspirante a la presidencia del Gobierno, ofrecen unos datos optimistas para sus siglas, según información de distintos institutos, entre ellos Metroscopia.

¿EL FIN DEL BIPARTIDISMO?

Es pronto, por tanto, para hablar del fin del bipartidismo. Como máximo, podría aludirse hoy a la incursión en el mapa electoral de un nuevo y peculiar actor, lo que complica las posibilidades futuras de obtener cómodas mayorías.

Se trata, además, si se confirma la presencia de Podemos, de actores con muchas dificultades para pactar entre sí, lo que, a su vez, puede aumentar el riesgo de ingobernabilidad.

Falta mucho para que estas dudas puedan resolverse y para comprobar si los resultados de las elecciones europeas pueden repetirse en unas generales.

Pero, en todo caso, los datos que aporta el CIS deben de ser motivo de preocupación y reflexión sobre la continua erosión de la credibilidad de los partidos tradicionales. Pese a que Rajoy ya da por casi superada la crisis, y por establecidas las bases para la recuperación del empleo, su partido sigue, con un 30%, lejos del 44,6% que alcanzó en las legislativas de noviembre de 2011.

Y los socialistas ni siquiera mantienen el 23% de las europeas. La encuesta, insistimos, se realizó antes de la elección de Pedro Sánchez.

Cabe decir que la renovación del liderazgo era condición necesaria para detener el derrumbe, aunque no suficiente para despegar.

EL PELIGRO POPULISTA

Uno de los riesgos de este sondeo es que el éxito de Podemos (la mitad de cuyos votantes de 2014 lo fueron en 2011 del PSOE o de IU) anime a otros a imitar su radicalismo populista.

La renovación que necesita el PSOE debe de mantener un anclaje en la socialdemocracia, variable de la política de izquierdas caracterizada por rasgos como la moderación, el reformismo, el respeto a las reglas de la democracia representativa y del Estado de derecho y el rechazo de los extremismos.

Si Sánchez precisa de ejemplos a los que imitar, los tiene mejores en algunos países de la Europa más próxima que dentro de nuestras fronteras.

El CIS recuerda que la preocupación por el paro viene creciendo en paralelo a la pérdida de confianza en los políticos; más concretamente, en su falta de eficacia para hacer frente al deterioro de la economía, por un lado, y a la corrupción, por otro.

Aunque el paro sigue siendo la primera inquietud de los ciudadanos, la provocada por la corrupción y el fraude vuelve a subir tres puntos, los mismos que ya había aumentado en la anterior encuesta.

NO SE CONTABILIZA EL ESCÁNDALO PUJOL

Y eso sin contar el efecto del escándalo Pujol, conocido con posterioridad a la recogida de datos del sondeo.

Hay razones para que el desempleo siga inquietando a los ciudadanos. Es cierto que el paro registrado sigue bajando y que la Encuesta de Población Activa muestra mejoras en el mercado laboral.

Pero examinada con detalle, esa mejora no se traduce por el momento en bienestar social. En primer lugar, porque una parte de la reducción del paro es estacional (de hecho, el desempleo subió en julio en términos desestacionalizados).

Existe además una percepción colectiva muy aguda de que la mejora estadística convive con situaciones dramáticas enquistadas, como el paro de larga duración.

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