Los dirigentes de Podemos han dejado claro que eso de los principios es algo que está ahí para cambiarlo cuando convenga. Y da igual que sea un tema en el que ellos (y ellas) se muestran tan sensibles como el feminismo.
Irene Montero, portavoz de la formación morada en el Congreso de los Diputados, se ha retratado (y nunca mejor dicho) en la revista Fashion&Arts en la que no sólo habla de su relación con Pablo Iglesias, sino que además viene a reconocer que le encantan las canciones de temática machista.
Confiesa la ‘Yoko novia’ que:
Me pongo canciones de estas que son machistas, infames y todo lo malo, como de Daddy Yankee, o Carlos Baute, o Despacito… pues me lo pongo. Bueno, claro, y Silvio Rodríguez y todo eso que nos gusta y que ya sabe todo el mundo.
Y hace una surrealista reflexión sobre el amor:
Aunque tengas muy claro que el mito del amor romántico es algo opresor, patriarcal y tóxico, nuestra educación de forma implícita nos construye. Es verdad que una no se construye de una vez y para siempre, puede reflexionar, por ejemplo, cuando siente celos. Que lo sientas no lo dota de legitimidad.
La propia publicación quedó rendida a los pies de Irene Montero a la que no tuvo problemas en definir como «la jefa de la tribu»:
Su imagen de joven airada y elocuente enfrentada a un gris registrador de la propiedad, un sexagenario de verbo alfonsino, fue la foto para la historia que regaló la moción de censura de Pablo Iglesias. Pudorosa, concienzuda y locuaz, Montero, psicóloga de expediente ejemplar en la educación pública, se trascendió a sí misma y se convirtió en resumen y propuesta de una España distinta: femenina, joven, osada y dispuesta a pelear por una generación y un país que ya no se reconoce en las corbata.