Gracias a Alfonso Ussía sabemos que esta ministra cursó sus estudios en un colegio religioso de elite y muy caro, y lo hizo con aprovechamiento. De donde se infiere que cuando habla lo hace con conocimiento.
Dijo esta ministra que Marlasca es maricón y a éste, que también es ministro, le pareció bien. Conviene anotarlo, por si alguien se encuentra con una querella por utilizar este término.
También ha dicho esta ministra cosas de Vox y de otros partidos que no son ciertas. Y no se trata de mentiras piadosas. De todos los partidos actuales, el de Abascal y Ortega Lara, dos personajes que jamás abrazarán a Otegui, es el que más respeta la Constitución. Entre los demás, los hay que la atacan, la violan o se la pasan por el forro y esto último lo hace hasta el partido que más influyó en su redacción, que es el PSOE.
Vox quiere cambiar cosas de la Constitución, como el título VIII, y yo también querría. Pero lo quiere hacer siguiendo los cauces legales previstos y respetando el procedimiento. A mí me parece una gran idea la del Estado de las Autonomías, lo que no me gusta nada es su desarrollo. El Estado debe facilitar la vida al ciudadano, no complicársela; en la situación actual el ciudadano es esclavo de los poderes autonómicos; que a muchos les agrade esto es una cuestión sobre la que ya alertó Étienne de la Boétie.
También ha pedido Abascal que el Estado recupere dos competencias y a mí me parece urgente que se haga. Habría añadido una tercera, la de la Policía.
La Constitución podría haberse hecho mejor y así habría sido si Felipe González se hubiera aliado al efecto con Adolfo Suárez, en lugar de querer agasajar a Pujol y Arzalluz. Todos los males de España provienen de las ventajas que se dieron a los nacionalistas.

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