El Congreso de los Diputados se ha convertido en un coso en el que se dirime quien la tiene más dura. La cara, lógicamente. Un rufián ignorante y lleno de odio habla de Blas Piñar sin mostrar ningún signo de respeto, sin tener ni idea que este señor era el notario que más facturaba en Madrid y uno de los oradores más elocuentes que ha habido en ese mismo congreso en el que él rebuzna.
Gracias al PSOE y a la bobería del PP hay muchos diputados y diputadas que no deberían ser, pero así están las cosas. Una de las que sienten avidez por el dinero español, y ansias por hacer el ridículo, ya consustancial a su persona, dijo: «mientras siga habiendo exiliados y no pase nada». Esos exiliados de los que habla son más bien prófugos que en cuanto caiga Sánchez no van a saber en donde meterse. ¿Y cuándo va a caer Sánchez? Pues si Feijóo se apartara para Ayuso pudiera ocupar su lugar, el presidente no duraría nada. Es que él mismo al verla actuar como Jefa de la Oposición tendría enseguida un ataque de celos y otro de furia. Pero es que ella, además, le cantaría las cuarenta una y otra vez y él vería el entusiasmo del público siguiéndola. Bien, pero eso no va a suceder, porque Feijóo no se va a apartar. Quiere desengañar a los españoles que sueñan con milagros. Pues también caerá el Felón, aunque seguramente tardará un poco más en hacerlo. Es demasiado melón para gobernar de la manera que lo está haciendo, sus votantes se le van, diga lo que diga Tezanos y sus socios se inquietan, porque su irrelevancia cada vez es menor. Quedan los nacionalistas, pero esos se están peleando también entre ellos, Bildu con el PNV en el País Vasco, y todos con todos en Cataluña.
