Platonov, mitad héroe, mitad villano, por J.C.Deus

Platonov es un dramón ruso decimonónico para amantes del teatro burgués de siempre, de las viudas casaderas, de los prestamistas crueles, de las infidelidades conyugales, de las cogorzas cotidianas, del mundo como fue hace un siglo largo. Un enorme folletín bien adaptado, dirigido, interpretado y escenificado a lo largo de tres horas, con veinte personajes. Un gran trabajo cuyo clasicismo deslumbrará a los jóvenes espectadores, por su magnífico texto, sus dilemas existenciales, sus recovecos psicológicos, sus enormes pasiones, todo lo que ya casi ha perdido el mundo de hoy.

Tenía veinte años Anton Chéjov cuando escribió lo que titularía provisionalmente ‘Pieza inacabada para un piano mecánico’, un texto apasionado y romántico, considerado fallido por el propio autor, que estuvo durmiento el sueño de los justos hasta aparecer en una caja fuerte de un banco de Moscú, 18 años después de morir su autor, y a los 41 años de ser escrito, con la duración imposible entonces de seis horas.

La historia de la pieza explica sus debilidades. Chejov no consigue personajes de una pieza, y la adaptación tampoco ha podido llegar donde se perdía la creatividad desbocada de aquel joven romántico. Los problemas empiezan por el mismo protagonista, este amargado Mijail Platonov, provocador de salón, mimado por los que zahiere y perseguido por todas las mujeres. Normalmente y en todas las épocas, la inteligencia despierta envidia y los rebeldes verdaderos, rechazo y condena. Aquí, admiración. Cosas de la ficción escrita.

Gerardo Vera cree que Platonov es un héroe rabiosamente contemporáneo: «Le falta preparación para la vida y posee un descomunal egocentrismo, es un espejo perverso que saca todo lo malo y turbio de los demás». Mayorga por el contrario lo ve como «un hombre que tiene una mirada severamente crítica hacia cuanto le rodea, pero finalmente dirige contra sí mismo esa mirada, sólo destructora, no hay alternativa ni utopía posible; él es el testigo lúcido del viaje hacia la muerte de una sociedad que cree ser eterna, cuando en realidad está mortalmente enferma, desenmascara a una sociedad podrida, pero esa lucidez va a hacer más dolorosa su propia caída». Más breve y certera la primera visión que la segunda.

Pero ciertamente este hombre se debate entre héroe superficial, farsante social -y en ese sentido sí es contemporáneo- y lúcido crítico de si mismo, y en este sentido, nada representativo de nuestro tiempo, devorado por una pulsión interior, un descontento visceral, una furia inacabable que afecta a muy pocos valientes entre tanta tibieza presente. Aún presentada de forma imperfecta, ésta es la fuerza y la originalidad del personaje: un adulto consciente de su falsedad e inconsecuencia, que aspira a cambiar cambiando sólo lo más fácil, sus circunstancias, sin cambiar su yo interior, que está ya tan podrido como el de aquellos que fustiga. Pere Arquillué es un buen actor, pero no es el atractivo y cínico, cruel y débil Platonov que necesitábamos.

Un poco parecido es el caso del resto del reparto. Hacen todos un gran trabajo, pero examinados uno a uno con atención, sus personajes no están redondos, en parte probablemente debido a la inmadurez del autor, en parte quizás también a la dificultad del embite: muchos personajes en escena, laberinto de pasiones más complejo que los triángulos o dúos al uso, algo nada habitual en el teatro actual, encajonado entre el presupuesto y la comodidad. Quizás la pareja Sergei-Sofía, son los personajes más logrados, mientras que a Ana Petrovna, la viuda del general Voinitzev, y otros personajes, como los novios Nikolai Ivánovich y María Yefímovna, no terminas de entenderlos del todo. Pero en todo caso, qué plantel de tipos humanos, qué riqueza de personajes, incluidos un banquero, un lumpen, y unos judíos -padre e hijo- odiosa representación del antisemitismo imperante. El personaje redondo es Sasha, la buena esposa de Platonov, ni que pintada para el arquetipo que está construyendo Carmen Machi.

Ésta es la obra que ha elegido Gerardo Vera como aportación al 150º aniversario de su nacimiento en coproducción con el Teatro Chejov de Moscú y la aportación del gobierno ruso, y con la importante colaboración de Juan Mayorga. Ellos ven así la obra: ‘Platonov es una obra sobre la caída de un hombre y sobre la extinción de un mundo. Pieza primeriza y ya magistral, Chéjov descubre en ella personajes, espacios, atmósferas y tensiones que dominarán sus obras de madurez. Pero Platonov está atravesada por una línea de fiebre, de locura, de vértigo, que le da un carácter singular frente al posterior teatro chejoviano. La fiebre de un hombre que viaja hacia el abismo y que arrastra con él a cuantos
se cruzan en su camino. Platonov es un fresco apasionante donde los personajes sienten el dolor de vivir como en las grandes obras posteriores. Un gran teatro del mundo donde aparecen todos y cada
uno de los prototipos sociales y culturales de la sociedad rusa de finales del XIX. Un mundo en el que, bajo los barnices de la buena sociedad, los seres humanos se devoran los unos a los otros. Un mundo que sueña con durar para siempre pero que está mortalmente herido,
mortalmente enfermo y que tendrá que desaparecer violentamente’.

Para nosotros, sería un melodrama cualquiera si no contuviera en su interior -desdibujado, incoherente- un perspicaz vistazo a la sociedad de todos los tiempos, donde ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos, donde los humanos nos movemos al son del azar y del destino, y nos especializamos inevitablemente en fabricar coartadas para nuestras infinitas y comprensibles cobardías. Por esos fogonazos de intuición, por las chispas emocionantes que aquí y allá desprende, bien merece la pena esta desmesurada obra rusa, esta medida versión española, que Mayorga ha jusitificado con que ‘era menos leal al texto tachar una frase de cada dos, que unir esas dos y buscar una tercera que compendiara el mensaje de unos personajes que para mí son antecedentes de los de Thomas Bernhardt’.

Valery Shadrín, director del Festival de Teatro Chéjov, asegura que «esta pieza de nuestro dramaturgo más importante, misteriosamente habla de los rusos de hoy a los que retrata fielmente». De los rusos, y de los españoles. Anton Pavlovich Chéjov (1860‐1904) es autor de obras esenciales de la literatura dramática desde finales del XIX y está considerado como un maestro del relato corto. Se graduó como en médico en 1884. En 1886 se había convertido ya en un escritor de renombre.
Cosechó un gran éxito con el estreno de su obra La gaviota (1896); representada por el Teatro de Arte de Moscú (dirigido por Constantin Stanivlaski). Para esa misma compañía escribió tres obras más: Tío Vania (1897), Las tres hermanas (1901) y El jardín de los cerezos (1904), todas
ellas con gran éxito. Otras obras teatrales suyas son Platonov (1881); Sobre el daño que hace el tabaco (1886‐1902); Ivanov (1887); El oso (1888); Una propuesta de matrimonio (1888‐1889); El demonio de madera (1889).

Gerardo Vera, es director del Centro Dramático Nacional desde junio de 2004 y miembro del Patronato del Teatro de la Abadía de Madrid desde su fundación. Desde 1970 trabaja como escenógrafo, figurinista, director artístico y director de escena. En su etapa como director del CDN ha dirigido Divinas palabras, de Valle‐Inclán (2006), Un enemigo del pueblo, de Ibsen (2007), Rey Lear, de Shakespeare y ahora Platonov de Chéjov. Hizo un Macbeth, de Verdi para el Teatro Real en 2004.

Juan Mayorga, el autor de esta versión, nació en Madrid en 1965. En 2007 le fue concedido el Premio Nacional de Teatro. Sus últimas obras teatrales son La tortuga de Darwin (dir. Ernesto Caballero 2008), y La paz perpetua (dir. José Luis Gómez 2008), con la que acaba de ganar el último Valle Inclán.

Max Glaenzel y Estel Cristià son los autores de esta escenografía y de otras producciones del Centro Dramático Nacional como Tío Vania, de Ibsen, con dirección de Carles Alfaro, y de Après moi le déluge, de Lluïsa Cunillé (coproducción con el Teatre Lliure, dir. Carlota Subirós).

Alejandro Andújar recientemente ha diseñado también el vestuario de la ópera Simón Boccanegra, (dir. José Luis Gómez, Teatro del Liceo de Barcelona), Sí, pero no lo soy (texto y dirección de Alfredo Sanzol), y Rey Lear, de Shakespeare, (dir. Gerardo Vera), ambas producciones del CDN.

Juan Gómez‐Cornejo (Iluminación) es habitual en el Centro Dramático Nacional: La taberna fantástica, de Alfonso Sastre (dir. Gerardo Malla); Rey Lear, de Shakespeare (dir. Gerardo Vera); Delirio a dúo, de Ionesco (dir. Salva Bolta); Presas, de Verónica Fernández e Ignacio del Moral (dir. Ernesto Caballero); Un enemigo del pueblo, de Ibsen (dir. Gerardo Vera); Divinas palabras, de Valle‐Inclán (dir. Gerardo Vera); La buena persona de Sezuan (dir. Luis Blat)… Ha realizado además, entre muchos otros títulos, la iluminación de espectáculos
como Hamlet y Barroco (dirigidas por Tomâz Pandur); y La comedia nueva o el café (dir. Ernesto Caballero, CNTC).

Luis Delgado (Música) ya realizó composiciones musicales para Rey Lear, de Shakespeare; Un enemigo del pueblo, de Ibsen (Max a la Mejor composición musical 2008) y Divinas palabras, de Valle‐Inclán, las tres dirigidas por Gerardo Vera en el CDN, así como Lope de Aguirre, traidor, de José Sanchis Sinisterra; El retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, de Valle‐Inclán; y los Entremeses de Cervantes, con dirección de José Luis Gómez. Ha publicado 20 discos como solista, 22 como miembro de distintos grupos, ha producido más de 50 trabajos y ha colaborado en más de 100 grabaciones. En todas estas producciones ha utilizado instrumentos originales pertenecientes a su colección privada de más un millar de piezas.

Si quiere leer Platonov, de Anton Chejov, con traducción de Manuel Puente y G. Poddgusky.

Si quiere ver el VideoblogPLATONOV, una mirada al interior del montaje.

PLATONOV
De Anton Chéjov
Dirección de Gerardo Vera
Versión de Juan Mayorga
Coproducción: Centro Dramático Nacional y Festival Internacional Chéjov de Moscú
Funciones

Escenografía Max Glaenzel y Estel Cristià
Vestuario Alejandro Andújar
Iluminación Juan Gómez Cornejo
Música Luis Delgado
Audiovisuales Álvaro Luna
Diseño de sonido y efectos Pepe Bel
Coreografía Michelle Man
Caracterización Romana González
Movimiento Mar Navarro
Voz Vicente Fuentes

Reparto por orden alfabético
Glagoliev 2 Toni Agustí
Mijail Platonov Pere Arquillué
Katia Sonsoles Benedicto
Petrin Jesús Berenguer
Venguerovich 1 Pep Cortés
Nikolai Triletski Gonzalo Cunill
Glagoliev 1 Jordi Dauder
Venguerovich 2 Raúl Fernández
Iakov/Marko Antonio de la Fuente
Sofía Egorovna Elisabet Gelabert
Anna Petrovna Mónica López
Serguei Voinitsev David Luque
Sacha Carmen Machi
Iván Ivánovich Antonio Medina
Pavel Cherbuk Paco Obregón
María Grékova María Pastor
Vasili Andrés Ruiz
Osip Roberto San Martín
Músico/Criado Yuri Sídar

Con el apoyo del Gobierno de Rusia y del Gobierno de Moscú
EN EL 150 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE CHÉJOV

Del 19 de marzo al 24 de mayo de 2009
De martes a sábados, a las 20.30 h
Domingos, a las 19.30 h
Teatro María Guerrero
Tamayo y Baus, 4
28004 Madrid
Centro Dramático Nacional
http://cdn.mcu.es/

————————————————————————
(NOTA: Si desea recibir un aviso diario de las informaciones nuevas que publicamos, introduzca su dirección de correo en el recuadro ‘Suscribirse a Infordeus-Blog’ de la columna de la izquierda de las páginas de Infordeus. Gracias por su interés).
————————————————————————

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

Lo más leído