La fatal conjunción de una sequía sin precedentes y las dificultades de controlar las llamas en un bosque que se prolonga sin fin durante miles de hectáreas
Las estimaciones de la superficie calcinada debido al incendio forestal que ataca el núcleo del parque del Eume, el mayor bosque costero de Europa, se elevan ya a las 750 hectáreas, de las cuales 500 son de masa arbolada y 250 de monte raso, según fuentes de la Consejería de Medio Rural.
El fuego declarado a las 15.16 horas de ayer en la parroquia de A Capela, en el ayuntamiento homónimo, permanece activo con la declaración de nivel 1, como medida preventiva.
Tras incorporarse medios aéreos que se van sumando a lo largo de la mañana de este domingo, con la luz del día, trabajan en la extinción de este fuego dos técnicos, 13 agentes forestales, 20 brigadas, 12 motobombas, tres palas y 115 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que se fueron incorporando desde la tarde noche de este sábado 31 de marzo de 2012.
Hasta la pasada noche habían trabajado en la extinción del fuego cinco helicópteros y cuatro aviones. Además, permanece activo otro fuego forestal en este mismo ayuntamiento, en la parroquia de Cabalar, también ubicada en este parque natural.
Comenzó sobre las 17.57 horas de este sábado y en su extinción trabajan dos agentes forestales, cinco brigadas y cinco motobombas.
De hecho, a lo largo del sábado fueron localizados focos secundarios, que pudieron originarse por el fuerte viento que complicó las tareas de extinción, pero aún este extremo es una hipótesis y no se ha confirmado por el momento, según las fuentes consultadas por Europa Press.
«Va a arder todo»
«Por aquí no se ve más que humo», explicaba uno de los vecinos de la zona, en la parroquia de Santa María de Ombre (Pontedeume). Esta parroquia es la última que atraviesan los visitantes cuando se entra en el parque natural desde la costa, en la desembocadura del Eume.
Durante la tarde, avionetas atravesaban el cielo, gris y opaco por el humo.
«Hasta que llueva, va a arder todo», se lamentaba una vecina ante la fatal conjunción de una sequía sin precedentes y las dificultades de controlar las llamas en un bosque que se prolonga sin fin durante miles de hectáreas.