Diario de un NO nacionalista

ERC: ¿metafísica o democracia?

con una participación en la consulta del 50% más 1 voto, con un resultado de un 40% (o menos) a favor de la independencia (un 20%-25% del censo) es más que suficiente como para que el separatismo declare la independencia de Cataluña (¿recuerdan qué participación hubo en las consultas “populares” por la independencia?: fue del 18,92% con un 91,74% de votos favorables… ¡qué casualidad! ¿O no?)

ERC (Esquerra Republicana de Cataluña) practica un discurso preñado de la palabra (que no el concepto) “democracia”, pero, como dice un buen amigo, siempre viene acompañada de un adjetivo, es una democracia adjetivada, nunca hablan de una democracia en sí y para sí, no, siempre se valen de una muletilla con la que instrumentalizar (y banalizar) el concepto.

Hago hincapié en esto para tratar de deconstruir el relato de un partido cuyas siglas dicen ser de izquierdas pero que su praxis está más cercana al nacionalismo conservador y a los partidos populistas antieuropeos surgidos gracias a la crisis económica, la diferencia la encontramos en el chivo expiatorio, si para el conservadurismo inglés y el populismo continental la bestia negra se denomina Europa, para CiU (perdón para CDC) y ERC ésta es España.

Dicha banalización de la democracia pasa por denominarla, “radical”, “participativa”, “popular”, “asamblearia”, “directa”, etc. Esta perversión del lenguaje empobrece la ya lamentable cultura política de nuestro país, porque centra el debate político en lo banal y accesorio, aquello que precisamente sirve para ocultar el auténtico espíritu esencialista y dogmático de ERC.


Los dirigentes de este partido parecen practicar aquél dicho que dice: “dime de qué presumes y te diré de qué careces”, porque se llenan la boca de democracia, de igualdad, de legitimidad, de libertad, de mayorías, de “pueblo (catalán)”, pero, si miramos las hemerotecas ¿el objetivo de ERC es la democracia misma o usan la democracia para sus objetivos políticos?

Giovanni Sartori afirmaba que la democracia era “el gobierno de la mayoría con respeto a la minoría” y John Stuart Mill alertaba de una de las peores formas de perversión de las democracias era lo que denominaba “la tiranía de la mayoría”.

Pues bien, si aceptamos estos dos principios vemos cómo Oriol Junqueras apostaba por aceptar los resultados de un referéndum con una participación del 36%, para él no haría falta ningún tipo de quórum, con que vayan a votar los que están a favor de la independencia es suficiente.

Pero no solo eso, si por el Sr. Junqueras fuese, el Parlamento catalán ya habría hecho una Declaración Unilateral de Independencia para después y solo después fuese ratificada en referéndum

Marta Rovira, secretaria general de ERC, declaraba recientemente que para legitimar la independencia bastaba con la mitad del censo más un voto, y que de las tres opciones de la multipregunta del referéndum secesionista, ganaba la que tuviese más votos, y para rizar el rizo, los que voten no a la pregunta y se atrevan a poner no a la segunda se considerará voto nulo.

Es decir, con una participación en la consulta del 50% más 1 voto, con un resultado de un 40% (o menos) a favor de la independencia (un 20%-25% del censo) es más que suficiente como para que el separatismo declare la independencia de Cataluña (¿recuerdan qué participación hubo en las consultas “populares” por la independencia?: fue del 18,92% con un 91,74% de votos favorables… ¡qué casualidad! ¿O no?), esta es una parodia de consulta, una pantomima institucionalizada que solo busca justificar un resultado (el Resultado) bajo formas escasamente democráticas…

Quizás a los lectores del resto de España les sorprenda, pero los catalanes soportamos –con mayor o menor resignación- una democracia basada en la mentira y la manipulación, hacemos méritos para superar la perversión de la que alertaba Mill, aquí se apuesta por la tiranía de una minoría ideologizada sobre una mayoría tan silenciada como denostada.

Básicamente porque, como decía más arriba, para el soberanismo la democracia no es más que la excusa, el instrumento, la razón necesaria, con la que alcanzar y justificar un objetivo ideológico, si nos detenemos en los datos expresados en este artículo vemos cómo el concepto de ciudadanía, igualdad y representación es algo prescindible, parece que partan de una especie de monismo metafísico (todos los catalanes somos partícipes de una esencia de catalanidad aunque no lo sepamos, aunque no lo queramos, aunque no lo aceptemos) que destruye la pluralidad democrática…

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