ANIVERSARIO DE UNO DE LOS GRANDES CLÁSICOS DEL SPAGHETTI WESTERN

‘La muerte tenía un precio’: 60 años del western que revolucionó el cine

El segundo título de la 'Trilogía del dólar' de Sergio Leone cumple seis décadas desde su rodaje, consolidando a Clint Eastwood como icono del género

'La muerte tenía un precio': 60 años del western que revolucionó el cine

Hace exactamente 60 años, en 1965, Sergio Leone revolucionaba el género western con el rodaje de La muerte tenía un precio (Per qualche dollaro in più), la segunda entrega de su mítica «Trilogía del dólar» que terminaría de catapultar a Clint Eastwood al estrellato internacional. Esta obra maestra del spaghetti western, que celebra su aniversario en 2025, no solo consolidó un nuevo estilo cinematográfico, sino que transformó para siempre la percepción del cine del Oeste.

La película, estrenada en cines el 10 de mayo de 1967, reunió a Eastwood con Lee Van Cleef en una historia de dos cazarrecompensas que unen fuerzas para capturar al despiadado bandido «El Indio», interpretado magistralmente por Gian Maria Volontè. Lo que comenzó como una producción europea de presupuesto moderado se convertiría en uno de los títulos más influyentes de la historia del cine.

El nacimiento de un clásico

Tras el éxito de Por un puñado de dólares (1964), Leone buscaba expandir su visión del western con una historia más compleja y personajes más desarrollados. Para el papel del experimentado coronel Mortimer, el director italiano tenía grandes aspiraciones: soñaba con formar un dúo estelar entre Eastwood y Lee Marvin. Sin embargo, el destino tenía otros planes.

Marvin, que había dado su palabra para participar en el proyecto, decidió abandonarlo pocos días antes del inicio del rodaje para protagonizar La ingenua explosiva junto a Jane Fonda, decisión que le valió un Oscar y lo catapultó definitivamente al estrellato. Otras opciones que se barajaron para acompañar a Eastwood incluían a Charles Bronson, Henry Fonda e incluso Robert Ryan.

Finalmente, el papel recayó en Lee Van Cleef, un actor hasta entonces de perfil bajo que gracias a su peculiar rostro y su interpretación del coronel Mortimer alcanzaría fama mundial, abriéndole las puertas para protagonizar numerosos spaghetti westerns durante la época dorada del subgénero.

Curiosidades que marcaron un hito cinematográfico

El rodaje de La muerte tenía un precio está repleto de anécdotas fascinantes que revelan el ingenio y las dificultades que enfrentó Leone para crear su obra maestra:

  • A diferencia de la tensión que se percibe entre sus personajes en pantalla, la relación entre Eastwood y Van Cleef fuera del set era sorprendentemente cálida y cordial.
  • Eastwood mantuvo el mismo vestuario icónico de la primera película: el mismo sombrero, revólver, botas y el característico poncho que definirían para siempre la imagen del «Hombre sin nombre».
  • La película forma parte de la llamada «Trilogía del dólar», aunque curiosamente, si se ordenaran cronológicamente según las armas utilizadas, el orden sería: El bueno, el feo y el malo (ambientada en 1862 durante la Guerra Civil Americana), La muerte tenía un precio (con revólveres Colt posteriores a 1873) y Por un puñado de dólares (con ametralladoras automáticas de finales de 1890).
  • Klaus Kinski, quien hace una breve pero impactante aparición en la película, vio cómo las ofertas del cine europeo comenzaron a lloverle tras su participación en este film.
  • La banda sonora de Ennio Morricone se integra magistralmente en la narrativa, especialmente en las secuencias de flashback, marcando un hito en la forma de utilizar la música como elemento narrativo en el cine.

Cuando España se convirtió en el Salvaje Oeste

Uno de los aspectos más fascinantes de La muerte tenía un precio fue su rodaje en localizaciones españolas, principalmente en Almería, que se transformó en el escenario perfecto para recrear los paisajes del Oeste americano. Los desiertos almerienses, con su luz única y sus formaciones rocosas, proporcionaron el telón de fondo ideal para la visión estilizada de Leone.

El director italiano encontró en estas tierras áridas el escenario perfecto para su particular visión del western, más cruda y realista que la de Hollywood. El desierto de Tabernas se convirtió en el epicentro de esta revolución cinematográfica, atrayendo posteriormente a numerosas producciones internacionales que buscaban capturar esa misma esencia.

Los poblados del Oeste construidos en Almería para estas producciones, como Mini Hollywood (hoy conocido como Oasys), se han convertido en destinos turísticos que mantienen vivo el legado de aquella época dorada del spaghetti western en España.

El impacto cultural y cinematográfico

La muerte tenía un precio no solo consolidó el spaghetti western como un subgénero respetable, sino que estableció nuevos estándares en la narrativa cinematográfica. Leone perfeccionó su característico estilo visual con primeros planos extremos, ritmo pausado y explosiones de violencia coreografiada que influirían en generaciones de cineastas.

La película profundizó en la complejidad de sus personajes, especialmente en el conflicto interno entre el coronel Mortimer y El Indio. Leone exploró temas como la venganza, la redención y la justicia de una manera que trascendía las convenciones del género.

El éxito de la película confirmó a Eastwood como una estrella internacional y sentó las bases para la culminación de la trilogía con El bueno, el feo y el malo (1966), considerada por muchos como la obra maestra definitiva de Leone.

El legado seis décadas después

A 60 años de su rodaje, La muerte tenía un precio sigue siendo considerada una obra maestra del cine. Con una puntuación sobresaliente en plataformas de crítica cinematográfica como Rotten Tomatoes, donde se destaca la dirección estilizada de Leone, la interpretación de Eastwood y la inolvidable banda sonora de Morricone.

El impacto de la película se extiende mucho más allá del género western. Su influencia puede rastrearse en el trabajo de directores contemporáneos como Quentin Tarantino, Robert Rodriguez o Guillermo del Toro, quienes han reconocido abiertamente su deuda con el estilo visual y narrativo de Leone.

Los homenajes a esta obra maestra continúan apareciendo en la cultura popular. Recientemente, se han realizado tributos por el 60 aniversario del rodaje que demuestran la vigencia y el cariño que el público sigue teniendo por esta joya del cine.

La muerte tenía un precio no solo revolucionó el western, sino que redefinió lo que el cine europeo podía lograr en un género tradicionalmente dominado por Hollywood. Seis décadas después, su legado sigue tan vivo como los primeros disparos de aquellos inolvidables duelos bajo el sol abrasador de Almería.

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