Los cambistas de Marinus, restaurados, en el Prado

Por José María Arévalo

(Dos versiones de “Los cambistas” de Marinus)

Aunque muchos de sus óleos son muy populares hoy en día – por ejemplo su cuadro “Los cambistas”- a través de manuales y textos financieros, la vida y la obra de Marinus van Reymerswale (hacia 1489 – activo hasta 1546) han sido poco estudiadas. El Museo Nacional del Prado le dedica una primera exposición individual – que se puede ver hasta el próximo 13 de junio- que reúne 10 pinturas, dos de ellas inéditas en España –dos versiones de Recaudadores de impuestos procedentes del Hermitage y del Louvre–, que se complementan con libros, grabados y monedas de las ricas colecciones de la Biblioteca Nacional y del Museo Arqueológico Nacional y revelan su práctica de trabajo.

El Prado posee cinco pinturas atribuidas a Marinus – que se completan con otras cinco obras procedentes del Louvre, el Hermitage, el Thyssen-Bornemisza o el Museo de Bellas Artes de Gante-, lo que le convierte en el Museo que atesora un mayor número de sus obras. Estos cinco óleos han sido restaurados para la ocasión y se presentan juntos por primera vez al público, con el patrocinio de Mitsubishi Corporation y de la Fundación Amigos del Museo del Prado.

«Después de la restauración -destaca la comisaria de la exposición-, los cuadros del Prado vuelven a brillar con un nuevo esplendor. Las nuevas investigaciones técnicas han aportado importantes datos para conocer las condiciones y los métodos de producción de sus pinturas en el emergente mercado de arte de Amberes y en el contexto de la cultura material de su tiempo».

Hasta ahora, sus obras solo se habían mostrado en colectivas sobre el arte y el desarrollo de la pintura de género en la primera mitad del siglo XVI en Europa y en los Países Bajos, a pesar de que este artista fue precisamente uno de sus autores más destacados. Marinus centró su producción en la repetición de un número reducido de escenas: recaudadores de impuestos, los llamados cambistas, varias versiones de san Jerónimo en su estudio, algunas escenas del Nuevo Testamento y una Virgen con el Niño. En ocasiones estas composiciones pudieron inspirarse en modelos de otros artistas como Quentin Massys o Alberto Durero, pero él las transformó y creó sus propios diseños, de gran originalidad. Estas variantes sobre un mismo tema plantean una serie de cuestiones en lo relativo a las prácticas y los recursos empleados por el pintor con el fin de agilizar el trabajo y ha provocado cierta incertidumbre sobre su atribución dando lugar a una amalgama de calificativos como «taller de», «círculo de» y «discípulo de».

Complemento de ricas colecciones

Las encuadernaciones de los muchos libros o las monedas que aparecen en sus obras muestran su genialidad técnica a la hora de reproducir los elementos materiales, llenando sus interiores con objetos que realmente existían en su entorno. En sus obras se pueden identificar monedas de oro y plata en circulación en ese momento, como el Vlieger de Carlos V o los excelentes de los Reyes Católicos, presentes en la exposición, y libros con encuadernaciones de biblioteca, en las pinturas de San Jerónimo, y llamadas de archivo en las de contadores en sus oficinas. Por otro lado, la excéntrica indumentaria de los personajes aleja los cuadros del mundo de sus contemporáneos y les da un carácter teatral.

La muestra, comisariada por Christine Seidel, conservadora de Pintura hasta 1800 en la Staatsgalerie Stuttgart y becaria de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson en el Prado en 2018, propone una mirada distinta sobre su obra, al contextualizar las pinturas del Prado que hace algo más de 150 años fueron el punto de partida del redescubrimiento del artista. Se ofrece así al visitante la oportunidad de una nueva apreciación de la imaginería del pintor y de sus logros artísticos.

En la producción de Marinus se encuentran numerosas versiones de un mismo tema cambiando pequeños detalles, quizá para lograr la exclusividad que buscaría el comprador. Para mostrar esas diferencias el Prado ha desarrollado el Interactivo. Marinus: Variaciones de un tema y sus posibles significados.

Centro mercantil

Marinus – señala Hoyesarte.com- inició su carrera en Amberes. A principios del siglo XVI la ciudad se convirtió en un floreciente centro mercantil que atrajo a viajeros, comerciantes y artesanos de toda Europa. Sus redes comerciales se desarrollaron rápidamente, y los artistas desempeñaron un importante papel en ese emergente mercado internacional. Nuevos temas pictóricos, junto a innovadores métodos de producción y colaboración entre pintores, convirtieron la metrópoli del norte en un productivo foco artístico. Marinus, el pintor de la cercana Reymerswale, a donde regresó antes de 1531, fue uno de los primeros en adaptarse a esa creciente demanda de pinturas con asuntos a la vez novedosos y populares.

Este pintor se especializó en una reducida variedad de temas. Sus imágenes de san Jerónimo, abundantes en su producción, se inspiran en obras de Alberto Durero, quien había visitado Amberes en 1521, y sus cuadros sobre la Vocación de san Mateo se encuentran entre los primeros de este asunto en el siglo XVI. Por otro lado, sus escenas de género, relacionadas principalmente con el comercio del dinero, se han entendido a menudo como la representación de comportamientos humanos pecaminosos vinculados a la usura. Sin embargo, el pintor introduce en ellas elementos contemporáneos que reflejan los cambios económicos de la época y que parecen cuestionar la visión negativa que tradicionalmente se ha tenido de los personajes representados.

Marinus, el pintor de la avaricia

El enigmático pintor flamenco, que se dedicó a retratar el efervescente mundo capitalista de Amberes en el siglo XVI, protagoniza esta su primera exposición en el Museo del Prado con una decena de cuadros protagonizados por abogados, recaudadores de impuestos, cambistas, banqueros y otros personajes que fueron retratados en enigmáticas escenas por este desconocido autor.

El cambista y su mujer es una de sus obras más reconocibles y famosas de la muestra. En ella, una mujer y su marido cuentan dinero ante una mesa repleta de monedas de oro, plata y libros de contabilidad. Los personajes aparecen vestidos con ropajes excéntricos, grandes sombreros coloridos y enigmáticos gestos caricaturescos.

Las escenas, muy teatrales, han sido tradicionalmente consideradas una «representación de la codicia» o un reflejo de la ambición, pero las investigaciones recientes pretenden ampliar esa concepción, según palabras de Christine Seidel, comisaria de la muestra. Ella cree que este conjunto de obras puede ayudar al gran público a conocer al autor y su obra, el ambiente financiero de la época, pero también la cultura material de su tiempo.

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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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