30 por ciento de los españoles duerme menos de siete horas al día.

Expertos advierten que se puede morir antes por falta de sueño que por falta de comida

Dormir menos de siete horas al día tiene efectos desastrosos sobre la salud. Especialistas de la Sociedad Española del Sueño (SES), han alertado sobre la importancia del sueño para los procesos biológicos y han explicado las terribles consecuencias que derivan no dormir lo suficiente

Expertos advierten que se puede morir antes por falta de sueño que por falta de comida

Mientras estamos despiertos las neuronas establecen conexiones entre ellas como resultado de nuestras experiencias.

Durante el sueño, nuestro cerebro se dedica a ‘podar’ estas conexiones, eliminando aquellas que no son importantes, y reforzando las que sí lo son.

Es así como los sueños parecen ser parte del proceso, una especie de simulador en el que se ensayan distintas respuestas, especialmente emocionales, a las experiencias adquiridas.

Especialistas indican que además se produce un proceso de «lavado» durante la noche en el que el cerebro elimina subproductos neurotóxicos que se acumulan durante las horas de vigilia.

«El sueño es el número uno de la salud. No se puede vivir más de seis días durmiendo menos de cuatro horas», ha dicho el presidente de la SES, Joaquín Terán Santos.

No obstante, y pese a la importancia que tiene un buen descanso, se calcula que el 30 por ciento de los españoles duerme menos de siete horas al día.

Una falta de sueño que puede aumentar el riesgo cardiovascular, la mortalidad e, incluso, la aparición de algunos tipos de cáncer como, por ejemplo, el de mama.

Diferentes estudios han demostrado que dormir menos de cuatro o cinco horas al día aumenta un 12 por ciento el riesgo de muerte, si bien el porcentaje es similar en los casos en los que se duerme más de 9 o 10 horas.

Aunque las apneas, insomnios o síndromes de piernas inquietas son los responsables de que el 45 por ciento de la población a nivel mundial tenga problemas de sueño, Terán Santos ha alertado de que la falta de sueño suele estar también provocada por la poca conciencia que hay sobre la importancia que tiene para la salud.

«Dormir bien es un derecho que suele estar violentado. El tiempo de sueño se suele atacar, hipotecar y reducir para hacer otras tareas, como por ejemplo trabajar o realizar actividades ociosas, pero al día siguiente se produce un impacto en la salud cardiometabólica y neurocognitiva», ha recalcado el presidente de la SES.

¿Por cuánto tiempo debemos dormir?

La cantidad de sueño recomendado para adultos está entre siete y nueve horas al día, pero pocas personas lo cumplen.

Según los datos recopilados por la app de control del sueño Sleep Cycle, la media en España es de 6:47, peor incluso que en EEUU (6:55) y mucho peor que en el Reino Unido (7:13). Si esas son las medias, quiere decir que hay gente que duerme mucho menos.

Estos datos también coinciden con los del Comité Español de Acreditación Medicina del Sueño (CEAMS), que afirma que los españoles duermen de media una hora menos que el resto de ciudadanos europeos, y un tercio padece algún tipo de trastorno del sueño, en buena parte porque España está en la zona horaria equivocada.

Dormir menos de siete horas no solo es un problema de cansancio. deriva en consecuencias físicas y hasta psicológicas.

 

La pérdida de sueño «no se recupera»

La especialista de la Unidad Multidisciplinar de Medicina del Sueño de la Clínica Vistahermosa de Alicante, Paula Giménez, ha alertado que las consecuencias de la pérdida de sueño «no se recuperan».

Ahora bien, en situaciones normales, el reloj biológico es el que marca las horas de sueño que se necesitan, lo que explica que los niños necesiten dormir muchas más horas que las personas mayores, quienes, además, suelen echarse una siesta para compensar la falta de sueño durante la noche.

A este respecto, los expertos también hablan cobre la importancia de las siestas, el doctor del Instituto Universitario Quirón Dexeus y del Hospital General de Catalunya en Barcelona, Francisco Javier Segarra, ha advertido que, a nivel general, las siestas «nunca» deben ser un mecanismos compensar del sueño que se roba durante la noche. «Las siestas son recomendables siempre y cuando se hagan en el momento adecuado y no se prolonguen mucho», ha enfatizado.

Impacto de los trastornos del sueño

El sueño tiene un impacto en la salud y en la prevalencia de diversas enfermedades. Las investigaciones sugieren que el ictus es más frecuente en las personas que sufren apnea obstructiva del sueño (AOS).

La insuficiencia cardíaca es también un 12-16% más prevalente en pacientes con AOS.

Impacto del sueño en los trastornos psicológicos

Diferentes estudios han demostrado que las personas con insomnio sufren de más síntomas de ansiedad y depresión que las personas sin insomnio.

Registrando el flujo de aire nasal, el esfuerzo respiratorio, la frecuencia cardiaca, la saturación de oxígeno y la posición del cuerpo durante el sueño, se ha descubierto que los individuos con trastorno depresivo mayor (MDD) experimentaron un sueño de menor calidad que aquellos sin historial de depresión.

De hecho, continuan las investigaciones para comprender mejor el vínculo entre la calidad del sueño y la salud mental.

Pérdida de sueño, energía y apetito

El sueño saludable es una función esencial y uno de los pilares fundamentales de la salud.

Cuando el sueño falla, la salud disminuye y baja la calidad de vida.

Tener un buen balance entre sueño y desgaste energético es elemental para la salud.

Durante el sueño, la energía se conserva debido a la suspensión de la actividad, el movimiento y las respuestas sensoriales, y se redirige para restaurar y reponer las proteínas y sus ensamblajes en las estructuras celulares.

Durante la vigilia, algunas actividades que precisan de energía hacen que tengamos hambre. Un número creciente de estudios muestran una asociación entre la duración del sueño corto, los trastornos del sueño y la desincronización circadiana del sueño con rasgos metabólicos adversos, en particular, la obesidad y la diabetes tipo 2.

Los cambios en la actividad de los sistemas neuroendocrinos, incluido el sistema de estrés, parecen ser los mediadores principales de los efectos metabólicos perjudiciales de un sueño insuficiente, favoreciendo resultados como el aumento del apetito y una mayor sensibilidad a los estímulos alimentarios.

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Autor

Yéssica Salazar

Licenciada en Comunicación Social, mención Periodismo. Con Máster en Gerencia y Tecnologías de la Información. Con infinito amor por el periodismo y los medios audiovisuales que me han permitido conocer nuevos senderos, diferentes y desconocidos.

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