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¿Sabías que una ‘burbuja de carbono’ podría costar billones a la economía global?

¿Sabías que una 'burbuja de carbono' podría costar billones a la economía global?
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El impulso detrás del cambio tecnológico en los sectores de la energía y el transporte mundial llevará a una disminución dramática en la demanda de combustibles fósiles en el futuro cercano.

Un nuevo estudio, publicado en Nature Climate Change, indica que esto sucederá ahora independientemente de la aparente certeza del mercado o de la adopción de políticas climáticas –o la falta de ellas– por parte de las principales naciones. Las simulaciones detalladas producidas por un equipo internacional de economistas y expertos en políticas muestran que esta caída en la demanda tiene el potencial de dejar vastas reservas de combustibles fósiles como «activos varados»: abruptamente cambiando de alto a bajo valor en algún momento antes de 2035.

Una caída tan fuerte en el precio de los combustibles fósiles podría hacer explotar una enorme ‘burbuja de carbono’ basada en inversiones a largo plazo. Según el estudio, podría eliminarse de la economía mundial el equivalente a entre uno y cuatro billones de dólares solo en activos de combustibles fósiles. Para comparar, una pérdida de 0,25 billones de dólares provocó la caída de 2008.

En un artículo con sus hallazgos publicado este lunes en la revista ‘Nature Climate Change’, investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), Radboud University (Países Bajos), Open University (Reino Unido), la Universidad de Macao (China) y ‘Cambridge Econometrics’ (Reino Unido), argumentan que habrá claros ganadores y perdedores económicos como consecuencia.

Japón, China y muchas naciones de la Unión Europea dependen actualmente de las importaciones de combustibles fósiles de alto costo para satisfacer las necesidades energéticas. Podrían ver caer el gasto nacional y, con la inversión correcta en tecnologías bajas en carbono, impulsar el Producto Interno Bruto (PIB) y elevar el empleo en industrias sostenibles.

Sin embargo, los principales exportadores de carbono con costos de producción relativamente altos, como Canadá, Estados Unidos y Rusia, colapsarían las industrias domésticas de combustibles fósiles. Los científicos advierten que las pérdidas solo se verán exacerbadas si los gobiernos existentes continúan descuidando las energías renovables en favor de las economías intensivas en carbono.

El estudio realizó repetidamente simulaciones para medir los resultados de numerosas combinaciones de cambios económicos y ambientales globales. Los autores señalan que es la primera vez que se ha mapeado la evolución de las tecnologías con baja emisión de carbono a partir de datos históricos y se ha incorporado en «modelos de evaluación integrados».

«Hasta ahora, los observadores prestaron mayor atención a la eficacia probable de las políticas climáticas, pero no a la transición tecnológica actual y efectivamente irreversible», afirma el doctor Jean-Francois Mercure, autor principal del estudio de la Universidad Radboud y del Centro de Medio Ambiente, Energía y Gobernanza de los recursos naturales (C-EENRG).

UN POSIBLE ABANDONO DE LOS COMBUSTIBLES FOSILES SIN POLITICAS NUEVAS

El profesor Jorge Viñuales, coautor del estudio de la Universidad de Cambridge y fundador de C-EENRG, apunta: «Nuestro análisis sugiere que, contrariamente a las expectativas de los inversores, el abandono de los activos de los combustibles fósiles puede ocurrir incluso sin nuevas políticas climáticas. Esto sugiere que se está formando una burbuja de carbono y es probable que estalle».

«Las naciones individuales no pueden evitar la situación ignorando el Acuerdo de París o enterrándose la cabeza en el carbón y las arenas alquitranadas –dice–. Durante demasiado tiempo, la política climática global se ha visto como un juego de dilema del prisionero, donde algunas naciones no pueden hacer nada y obtener un ‘acompañamiento gratuito’ para los esfuerzos de los demás. Nuestros resultados demuestran que ya no es el caso».

Sin embargo, una de las posibilidades económicas más alarmantes sugeridas por el estudio viene con un impulso repentino para las políticas climáticas –un escenario de «objetivos de dos grados»– combinado con descensos en la demanda de combustibles fósiles, pero niveles continuos de producción. Esto podría significar que desaparece de los balances una cantidad inicial de 4 billones de dólares de activos de combustibles fósiles.

«Si vamos a desactivar esta bomba de tiempo en la economía global, tenemos que actuar con rapidez, pero con precaución –aconseja Héctor Pollitt, coautor del estudio de ‘Cambridge Econometric’s y C-EENRG–. La burbuja de carbono debe desinflarse antes de que sea demasiado grande, pero el progreso también debe administrarse cuidadosamente».

Uno de los factores que pueden contribuir al tumulto creado por el vaciamiento de activos de combustibles fósiles es lo que se conoce como un «agotamiento» por naciones de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) en el Medio Oriente.

«Si las naciones de la OPEP mantienen los niveles de producción a medida que caen los precios, desplazarán al mercado –dice Pollitt–. Las naciones de la OPEP serán las únicas capaces de producir combustibles fósiles a los bajos costos requeridos, y los exportadores como Estados Unidos y Canadá no podrán competir».

Viñuales observa que China está a punto de obtener la mayor parte del varamiento de combustibles fósiles. «China ya es líder mundial en tecnologías de energía renovable, y necesita implementarlas a nivel nacional para hacer frente a los niveles peligrosos de contaminación. Además, el abandono tendrá un mayor impacto en algunos de sus principales geocompetidores políticos. China tiene un fuerte incentivo para impulsar políticas climáticas».

Los autores del estudio sugieren que el daño económico por la adherencia a los combustibles fósiles puede conducir a una agitación política como la que ya estamos viendo. «El desempleo masivo de las industrias basadas en el carbono podría alimentar el desencanto público y políticas populistas», afirma Viñuales.

Los autores argumentan que las acciones iniciales deberían incluir la diversificación de los suministros de energía, así como las carteras de inversión. «La desinversión de los combustibles fósiles es una medida prudencial y necesaria –explica Mercure–. Los fondos de inversiones y pensiones deben evaluar qué parte de su dinero está en activos de combustibles fósiles y reevaluar el riesgo que están tomando».

«Un paso útil sería ampliar los requisitos de divulgación financiera, haciendo que las compañías y los administradores financieros revelen activos en riesgo por el declive de combustibles fósiles, por lo que se refleje en los precios de los activos», agrega Mercure.

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