Dolor crónico: ¿vivir o sobrevivir?

Espalda
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El dolor es el motivo más frecuente de las consultas médicas, nos explican desde Dolifaes. Existen varios tipos de dolor y, en todos ellos, la percepción puede variar de un paciente a otro.
El estado anímico influye en la manera de afrontar el dolor, especialmente si hablamos de dolores crónicos. Aunque el dolor sea siempre real, el paciente puede elegir hasta qué punto interfiere en su vida, una vez se le proporcionan determinadas herramientas o tratamientos.

No nos duele igual a todos

Tal vez te has fijado en que las lesiones que uno sufre mientras practica deporte parecen no doler hasta que cesa el entrenamiento. Existe una explicación fisiológica para este hecho y otra bioquímica, relacionada con la liberación de endorfinas.

Del mismo modo, hay gente que parece soportar mejor el dolor que otra, o que lo exterioriza menos. ¿Es una cuestión de estoicismo? No siempre.

Cada persona tiene lo que se denomina umbral del dolor, algo así como la sensación a partir de la cual sí sentimos dolor frente a un estímulo o un daño. Este umbral del dolor puede verse modificado por la exposición controlada al mismo, lo que se trabaja en algunas unidades del dolor con ejercicios adaptados a cada paciente y su estado físico, o por el estado anímico. Cuando uno se siente estresado, deprimido o abrumado pueden percibir un mismo dolor con mayor intensidad.

El dolor es una respuesta neurológica que avisa de un daño en los tejidos o de una exposición peligrosa, por ejemplo, sentimos dolor si acercamos mucho un dedo a una llama aunque seamos lo suficientemente rápidos en retirarnos como para no sufrir una quemadura. Pero el sistema nervioso, a la hora de manejar el dolor crónico, no siempre es tan certero.

Se habla de dolor crónico cuando los síntomas persisten durante un mínimo de 3 meses, con independencia de si se ha resuelto la causa del dolor o no. Y es que, por paradójico que parezca, a veces el cuerpo se cura, pero el cerebro continúa enviando señales de alarma. No obstante, en la mayoría de casos de dolor crónico sí existe algún tipo de daño visible con pruebas diagnósticas, y es un empeoramiento lo que causa que el dolor repita o se acentúe. Pongamos el caso de la artritis, enfermedad degenerativa que cursa con periodos de mayor o de menor dolor y se ve influenciada por el modo de vida y las condiciones ambientales.

Hable del dolor con su médico

La cuestión no es si uno tiene más o menos motivos para expresar dolor, sino el grado en que interfiere en su calidad de vida. No tema en consultar con su médico su problema con el dolor, tanto si se trata de un dolor agudo y pasajero como si sufre de dolor crónico.

No dude en hacerlo porque, en la mayoría de los casos, se puede vivir con el dolor sin que interfiera de forma significativa en el día a día, con la ayuda de una serie de recursos. Estos salvavidas frente al dolor son diferentes dependiendo de qué daño ha originado la sensación dolorosa y del paciente en concreto.

Así, frente al dolor crónico se suelen probar diferentes terapias porque no hay una solución válida para todo el mundo. Desde ejercicios para tonificar la musculatura hasta la exposición paulatina y controlada al dolor, pasando por la meditación o técnicas de relajación y, si se precisa, el uso controlado de analgésicos.

Los analgésicos, a su vez,  pueden ser de diferentes tipos:

  • Analgésicos orales y analgésicos de empleo tópico.
  • Antiinflamatorios u opiáceos.
  • Medicamentos que, combinados con ciertos analgésicos, potencian el efecto de estos últimos en determinadas patologías: son los llamados co-analgésicos.

Ante problemas de dolor crónico no es recomendable hacer uso continuado de algunos analgésicos orales por riesgo a dependencia. En su lugar, se prueba con dosis de rescate mientras se recurren a alguna de las terapias para el control del dolor y a la analgesia por vía tópica.

La efectividad de la analgesia tópica está íntimamente ligada con la capacidad del producto para penetrar en la piel, de manera que no siempre es una cuestión de concentración sino más bien de formulación del conjunto.

Pero el inconveniente que aparece cuando un analgésico debe penetrar hasta un músculo poco próximo a la piel se ve compensado por la posibilidad de utilizar los mismos u otros principios activos sin riesgo de efectos secundarios.

Es el caso del CDB o cannabidiol, cuyo uso interno debe ser supervisado con cuidado y no está exento de algunos efectos secundarios mientras es completamente seguro si se aplica a través de la piel.

Del mismo modo, otros principios activos como el diclofenaco se pueden administrar por vía local en algunos casos, reduciendo efectos secundarios habituales en la ingesta oral como puede ser la gastritis.

La conclusión es que, si sufre dolor, hable con su médico. Cuando su dolor sea crónico, lo acostumbrado es ir probando una serie de terapias para controlarlo y no todas van a funcionar. No se desanime. Una vez sepa cuáles son sus armas para encarar el dolor, podrá llevar una vida con pocas limitaciones y alejar los peligros para la salud mental que supone un dolor crónico mal gestionado.

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Autor

Manuel Trujillo

Periodista apasionado por todo lo que le rodea es, informativamente, un todoterreno

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