El destino del último barco de guerra estadounidense hundido durante la Segunda Guerra Mundial fue un misterio que duró casi 75 años

Así fue el hallazgo submarino de la Segunda Guerra Mundial que ha resuelto un misterio de hace casi 75 años

Así fue el hallazgo submarino de la Segunda Guerra Mundial que ha resuelto un misterio de hace casi 75 años
Un buzo apunta a una marca de la marina estadounidense en los restos de USS Eagle PE-56 Smithsonian Channel

La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945 según wp. En este se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, de hecho en el momento de la caída del Reich alemán solo ocho Estados del mundo eran oficialmente neutrales (Afganistán, España, Irlanda, Mongolia, Nepal, Portugal, Suecia y Suiza)​, incluidas todas las grandes potencias, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los aliados de la Segunda Guerra Mundial y las potencias del eje. Fue la mayor contienda bélica de la historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares. Marcada por hechos de enorme repercusión que incluyeron la muerte masiva de civiles, el Holocausto, los bombardeos intensivos sobre ciudades y el uso, por única vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue el más mortífero en la historia con un resultado de entre 50 y 70 millones de víctimas, el 2,5% de la población mundial.​

Fue en junio de 2018 cuando el barco fue localizado a unos ocho kilómetros de las costas de Maine, a 91 metros de profundidad.

Un misterio que solo se terminó de resolver cuando un equipo privado de buzos finalmente pudo localizar los restos del USS Eagle PE-56, cerca de la costa este de Estados Unidos, según recoge la autora original de este artículo Holly Honderich en BBC News, Washington y comparte Manuel Trujillo para Periodista Digital.

Y lo que los buzos encontraron en el lecho del océano Atlántico permitió descartar definitivamente la versión de que un accidente había acabado con el Eagle y con la vida de 49 de sus 62 tripulantes.

«Este naufragio en particular era una de esas conversaciones ‘¿no sería genial si pudiéramos…?'», cuenta Ryan King, uno de los miembros del equipo, de ocho miembros.

«Es uno de esos naufragios que se te meten debajo de la piel. Te preguntas: si no eres tú, ¿quién más lo está buscando?», dice, para explicar por qué sintió que tenía que hacerlo.

Junto a otros siete buzos King estuvo peinando el suelo marino cerca de las costas de Maine durante cuatro años hasta encontrar al Eagle, hundido desde abril de 1945.

Para entonces ya habían hecho equipo con Gary Kozak, un especialista en búsquedas submarinas que les proporcionó las coordenadas GPS de posibles ubicaciones del naufragio.

Y durante un descenso realizado en junio del año pasado, uno de los buzos se tropezó con «una gran pared de acero» en el fondo del océano.

«Ese muro resultó ser el Eagle PE-56», dice King, recordando el momento de «admiración absoluta» de lo que calificó como un triunfo del trabajo en equipo.

Durante el resto del verano boreal el grupo realizó alrededor de 20 inmersiones adicionales hasta el lugar del naufragio y reunió las pruebas necesarias para demostrar que el barco hundido era el USS Eagle PE-56.

Para eso trabajaron en estrecha colaboración con Robert Neyland, director de la rama de arqueología subacuática del Mando de Historia Naval y Patrimonio de la Marina de EE.UU.

Neyland y su equipo tienen a su cargo aproximadamente 3.000 naufragios estadounidenses en todo el mundo.

El equipo de buzos tardaba menos de cuatro minutos en llegar hasta el naufragio, con el agua a temperaturas por debajo de los 4°C.

Y sus ascensos duraban hasta tres horas, para evitar problemas de descompresión.

Diseñado por Henry Ford para la Primera Guerra Mundial, el USS Eagle PE-56 fue el único barco de su tipo que se perdió en combate.

Su hundimiento fue inicialmente atribuido a la explosión de una caldera, a pesar de los relatos de los tripulantes sobrevivientes, quienes dijeron haber visto un submarino alemán antes de que su barco se hundiera.

En 2001, sin embargo, la Marina hizo algo bastante inusual: anuló su fallo inicial luego de que documentos alemanes desclasificados confirmaran que la embarcación había sido golpeada por un torpedo.

El hundimiento fue reclasificado como pérdida de combate y todos los miembros de la tripulación del Eagle recibieron póstumamente un Corazón Púrpura por su servicio.

«La historia fue reescrita», dijo Leyland.

Y el descubrimiento de los restos de la embarcación terminó de ponerle fin al misterio de su paradero.

Por lo demás, este otoño boreal, el canal Smithsonian emitirá el documental Hunt for Eagle 56 («Buscando al Eagle 56»), que narra el descubrimiento de los buzos.

«Tan pronto como encontramos los restos realmente queríamos que se contara esta historia», explicó King. «No nuestra historia, la historia del Eagle».

«Nuestra esperanza era simplemente ponerlo de regreso en el mapa. Para ponerlo a descansar», dijo.

 

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Autor

Manuel Trujillo

Periodista apasionado por todo lo que le rodea es, informativamente, un todoterreno

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