Un diálogo honesto, sereno y respetuoso, social y político, sin exclusiones entre todas las partes implicadas, como vía de resolución del conflicto
Los colectivos de sacerdotes y laicos cristianos que subscribimos esta declaración, nos sentimos solidarios con las angustias y tristezas, con los gozos y esperanzas de hombres y mujeres de Euskal Herria y de todos los pueblos. Desde hace años venimos compartiendo anhelos y esfuerzos en la construcción de un mundo más humano en la justicia y en la paz, movidos y motivados por el Evangelio liberador, en la línea del concilio Vaticano II.
La situación creada a partir de la declaración de ETA del cese de su violencia es una nueva oportunidad para afrontar todas las dimensiones y causas del conflicto histórico y poder así superar los efectos desoladores de enfrentamientos y violencias generadores de tantas víctimas y sufrimientos a lo largo de prolongados periodos.
Queremos, como ciudadanos y ciudadanas, mirar con esperanza y determinación crecientes al futuro para restañar las rupturas sociales producidas, impulsar un proceso de pacificación y de reconciliación y llegar a una sociedad normalizada en justicia y paz.
Como cristianos, estamos urgidos a impulsar esta reconciliación que forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia que se considera a sí misma «instrumento de unidad, de concordia y de paz». Por tanto nos sentimos implicados, juntamente con todos los demás miembros de la sociedad, en la búsqueda de un proceso reconciliador riguroso, paciente y esperanzado.
Para ello creemos que es preciso partir del reconocimiento, por todas las partes implicadas, de las injusticias cometidas en el todavía irresuelto conflicto político lo cual exige la memoria, la verdad y la justicia asumiendo las respectivas responsabilidades.
En este proceso todas las víctimas, cada una según su gravedad, han de ser tenidas en cuenta: asesinados y muertos, heridos, secuestrados, torturados, procesados por razones políticas, también sus familiares y amigos; todos merecen un reconocimiento social, una solidaridad fundada y una reparación en justicia.
Este complejo proceso exige también el necesario respeto de los derechos y el cumplimiento de la legalidad vigente de los presos y presas. La posibilidad de una amnistía significaría el comienzo de un tiempo nuevo para este Pueblo, en la tarea permanente de la construcción de paz.
Pensamos, por fin, que entre todas y todos debemos buscar las mejores condiciones para poder llegar al ideal humano y cristiano de ofrecer y pedir perdón, en la medida que sea posible, siempre desde el reconocimiento del daño causado por las diferentes partes.
Por tanto y en consecuencia, subrayamos aquellas actitudes y compromisos que nos parecen urgentes en este proceso de resolución del conflicto y de reconciliación:
– Un rechazo de la violencia como medio político, apoyando y fomentando la estrategia no violenta que respete los derechos de todas las personas y pueblos en una democracia plena.
– Una autocrítica honesta ante el conflicto mantenido y la descalificación ética de todo intento y actitud provocativa de cualquier parte, tendente a perpetuar situaciones de ruptura y enfrentamiento sociales que imposibilitan una verdadera convivencia en paz.
– El reconocimiento y la reparación de todas las partes afectadas por las diversas violencias y enfrentamientos, donde cada parte asuma su propia responsabilidad.
– Un diálogo honesto, sereno y respetuoso, social y político, sin exclusiones entre todas las partes implicadas, como vía de resolución del conflicto, de forma que todos los sujetos sean agentes activos de resolución.
– La primacía de la vida, el respeto a las personas en su dignidad inviolable, la aceptación sincera del pluralismo y de las diferencias y derechos culturales y políticos como base de una auténtica democracia.
Queremos dar nuestro apoyo decidido y nuestra colaboración a todos aquellos colectivos sociales y políticos que trabajen con honestidad y sinceridad para ir construyendo un futuro de convivencia, de paz y reconciliación. Igualmente nos alegramos de todos los pasos y acuerdos institucionales que supongan un avance positivo y necesario en el proceso de total pacificación y conciliación.
Fieles a la praxis liberadora de Jesús de Nazaret, deseamos que nuestra Iglesia en Euskal Herria fomente una auténtica espiritualidad reconciliadora y ofrezca su sincera colaboración para clarificar la verdad histórica y conseguir el reconocimiento y reparación de todas las víctimas con compromisos eficaces y solidarios a fin de construir la paz desde la justicia.
«Curso de Teología para laicos y sacerdotes de Pamplona»
y en su nombre: Jesús Equiza; Vicente San Martín; Victorino Aranguren;
Se adhieren a esta declaración:
Foro Religioso Popular de Gasteiz; Grupo de Curas Rurales de Alaba; Herria 200 Eliza; Comunidades Cristianas Populares de Euskal Herria; Coordinadora de Sacerdotes de Euskal Herria.
«Curso de Teología para laicos y sacerdotes de Pamplona»
El «Curso de Teología» es una sencilla organización, autogestionada por un grupo de unos 70 sacerdotes navarros y algunos laicos con el objetivo de actualizar la teología y la pastoral a la luz del Concilio Vaticano II. Se desarrolla en sesión de una mañana cada mes, en locales de las Reparadoras de Pamplona y este año cumple su 47 edición. Viene funcionando por tanto durante el servicio episcopal de los seis últimos Obispos de la Iglesia de Navarra, que hasta ahora han respetado nuestra autonomía de grupo.
En nuestros programas a lo largo de tantos años se han tratado los principales problemas de la sociedad y de la iglesia y sus implicaciones entre nosotros. Conducidos cada mes por la reflexión de un experto, hemos buscado iluminar el tema escogido a la luz del Evangelio y del Concilio Vaticano II, siempre en clima de diálogo y participación para llegar a conclusiones operativas para la pastoral.
Al programar el presente curso 2011-2012, hubo unanimidad del colectivo de participantes en dedicar los tres primeros meses al tema de la Pacificación-Reconciliación en Euskal Herria.
La primera sesión en Octubre la dirigió Ana Elvira, miembro de la Comisión de coordinación de «Lokarri». Nos expuso los pasos importantes que se estaban dando hacia el fin de la violencia y que fundamentan la esperanza de paz. Dialogamos sobre las gestiones de personas que estaban contribuyendo a este nuevo tiempo y de las dificultades y de los pasos pendientes todavía para una auténtica paz.
En Noviembre intervino Jonan Fernández, Director de «Baketik» (Centro por la Paz en Aránzazu) que expuso «Presupuestos éticos para el futuro de la convivencia». Para el conferenciante la reconciliación es un proceso complejo, difícil y gradual, pero necesario para recuperar una convivencia basada en la aceptación y el respeto mutuo.
Un proceso de reconciliación combina distintos objetivos : la reparación a las víctimas, el cierre del conflicto político y la conciliación de la convivencia, objetivos todos ellos entrelazados, pero con ámbitos de incidencia diferente. Urge impulsar un gran acuerdo social para promover esta reconciliación con la prioridad que se merece.
En la ultima sesión del Ciclo, en Enero, se abordó el tema más específico nuestro como agentes de pastoral : «Nuestra contribución como ciudadanos y como hombres de iglesia a la reconciliación y a la pacificación de Euskal Herria». Dirigió la reflexión Félix Placer Ugalde, sacerdote alavés , que ha sido Profesor en la Facultad de Teología de Vitoria-Gasteiz.
Se refirió al peso de un largo tiempo de irreconciliación, pero resaltó que la búsqueda de reconciliación forma parte de la evangelización. Por tanto entra dentro de la misión de la Iglesia, siguiendo la praxis de Jesús, de las comunidades cristianas primitivas y del Espíritu del Concilio Vaticano II.
Desarrolló unas claves para un proceso reconciliador de la Iglesia en Euskal Herria hoy: esclarecimiento de la verdad desde el honesto análisis crítico, lectura creyente desde el Dios de Jesús que reconoce la dignidad de todas las víctimas sin exclusiones y nos propone la actitud de compasión para superar posiciones enfrentadas; finalmente el compromiso transformador de las personas y de las estructuras que hagan posible la justicia y la auténtica reconciliación.
Como seguidores de Jesús, no podemos olvidar que el perdón es el acto más costoso pero más profundamente regenerador y cristiano. Defendió que la Iglesia en Euskal Herria debe fomentar una espiritualidad de la reconciliación y dar pasos ofreciendo mediaciones reconciliadoras
El ponente hizo referencia a que al final del franquismo y en la transición, sacerdotes de la iglesia de Navarra llevaron adelante iniciativas pioneras de reconciliación tras las heridas de la guerra civil del 36. Fué la delegación navarra en la Asamblea Conjunta obispos-sacerdotes en Madrid en 1971 la que presentó una propuesta que decía : «….reconocemos humildemente y pedimos perdón porque nosotros no supimos a su tiempo ser verdaderos ministros de reconciliación en el seno de nuestro pueblo, dividido por una guerra entre hermanos» Aunque la propuesta no prosperó como conclusión de la Asamblea al no llegar a los 2/3 de los votos afirmativos, obtuvo la aprobación de más del 65 % de los 276 participantes.
Igualmente el Consejo del Presbiterio de Navarra y sacerdotes vinculados a este Curso de Teología impulsaron entre 1975-78 un auténtico proceso de rehabilitación de los fusilados en la guerra civil, colaborando con familiares y otros miembros de las comisiones en la recuperación de los restos de los fusilados y celebrando 175 funerales en otros tantos pueblos de Navarra y de la Rioja.
Continuando esta trayectoria, los participantes hoy en este Curso de Teologia, queremos implicarnos como ciudadanos y hombres de iglesia en este proceso de la pacificación y reconciliación en este nuevo tiempo después del cese de la violencia de ETA.
Ojalá nuestra iglesia navarra a nivel institucional se comprometa esta tarea como hemos conocido en estos días que lo ha hecho la Iglesia de Vizcaya cuyo Consejo del Presbiterio de Vizcaya ha tratado el tema y ha creado una Comisión. Nosotros como sacerdotes y agentes de pastoral queremos sumar nuestra colaboración a mediaciones reconciliadoras que surgan con el mismo objetivo en Navarra o en el resto de Euskal Herria.